Congreso de los Diputados
Rufián llama rata a un diputado de Junts por acusarle de estar a favor de la okupación
Junts ha sacado adelante la tramitación de su ley antiokupación con el apoyo del PSOE
La proposición de ley de Junts para agilizar los desalojos de okupas en un plazo máximo de 48 horas ha superado su primer escollo en el Congreso con el apoyo del PSOE. La medida, que ha contado con el respaldo de PP, Vox, PNV y Coalición Canaria, ha sido duramente criticada por los partidos de izquierda, ya que supone la derogación del decreto antidesahucios que el Gobierno de coalición aprobó durante la pandemia. ERC, EH Bildu y Sumar han votado en contra, evidenciando una nueva fractura en la mayoría parlamentaria que sostiene al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
El diputado de Junts Josep Maria Cruset celebró en redes sociales la tramitación de la ley, aprovechando para lanzar un dardo a ERC por su voto en contra. Su mensaje en X no tardó en generar una reacción airada por parte de Gabriel Rufián, quien respondió con el emoticono de una rata, desatando una oleada de comentarios y críticas en la plataforma.
Más allá del rifirrafe en redes, la votación ha provocado un nuevo conflicto dentro del Gobierno. El PSOE, que necesita el apoyo de Junts para la estabilidad parlamentaria, se ha visto obligado a respaldar la tramitación del texto, lo que ha generado malestar entre sus socios habituales. Para tratar de calmar las tensiones, los socialistas han prometido introducir enmiendas que modifiquen algunos aspectos de la ley y suavicen su impacto.
ERC, en una situación delicada
La maniobra de Junts en Madrid se suma a una serie de reveses para ERC, que ve cómo su principal rival en el independentismo acumula victorias mientras sus propias estrategias fracasan. El reciente intento de conseguir el traspaso integral de Rodalies a la Generalitat se ha estancado tras las protestas de usuarios y sindicatos, lo que ha derivado en nuevas disrupciones en la red ferroviaria catalana.
Además, el partido de Oriol Junqueras sigue sin obtener resultados en su demanda de una financiación singular para Cataluña, un objetivo que el Gobierno central no parece dispuesto a conceder. Todo ello refuerza la percepción de que ERC está perdiendo peso político, mientras Junts capitaliza su influencia en Madrid.