
Opinión
Semana Santa: cuestión de fe
Tener Fe a veces se escoge y otras aflora por la educación o sencillamente por la influencia de alguien que te enseña ese camino

El ser humano busca racionalizarlo todo, pero lo cierto y cuanto más experiencia tienes más lo entiendes, es que hay muchas cosas y a veces las más importantes que escapan de la razón.
¿Qué sentido tiene creer que era el Hijo de Dios, alguien del que solo sabemos de su nacimiento, los últimos años de vida, y cuyo legado fue aquello que predicó? ¿Por qué creernos que resucitó entre los muertos y que devolvió a la vida a alguien que había fallecido? ¿Por qué asumimos que hizo ver a un ciego, multiplicó los panes y los peces o convirtió el agua en vino? ¿Qué sentido racional tiene todo esto?
Y, sin embargo, quienes creemos nos sentimos afortunados, no solo porque le damos un sentido trascendente a la vida más allá de nuestra existencia cotidiana, sino sobre todo porque sentimos y llevamos a nuestra alma aquello que hemos cantado de uniforme o sin él que «la muerte no es el final».
Cuando se nos muere alguien querido tenemos la esperanza o la convicción de que volveremos a verlo en la otra vida, aquello que precisamente nos enseñó ese hombre, Jesucristo, cuya lógica no encontramos.
Tener Fe a veces se escoge y otras aflora por la educación o sencillamente por la influencia de alguien que te enseña ese camino, luego el cómo seguirlo cada uno se lo aplica a su manera.
Servidor siempre se ha definido como católico imperfecto, tengo Fe, pero a veces mi forma de ver la vida en ocasiones se desvía de la que Jesucristo nos enseñó. En el fondo y seamos sinceros somos muchos los que vivimos una Fe acomodaticia y buscamos excusas para nuestros errores.
La Semana Santa ha sido tiempo para reflexionar, que por lo menos para mí resulta muy conveniente y por si acaso aunque me encuentro hecho un chaval, este año he cumplido mi sueño de ir a ver a los legionarios y al Cristo de la Buena Muerte. Miré al cielo y ratifiqué el nombramiento de mi abogado para el juicio final, el Padre Huidobro el Santo legionario que no tendrá tantos clientes como otros.
Luego, aproveché la ocasión y las procesiones para ante la imagen de Cristo dar las gracias por muchas cosas, especialmente por mi familia, mis amigos y mis ideales.
Ya ven, una Semana Santa que quizás no se parezca en nada a la suya, pero si tienen la fortuna de sentirla, reflexionen o si prefieren no lo hagan, sentir cerca a Jesús es cuestión de algo maravilloso que se llama Fe.
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