Opinión
Las ventajas de escribir a mano
Se aprende más y mejor escribiendo a mano y en papel que con los teclados y pantallas
Todavía en tiempos no muy lejanos (pero pronto ya «in illo tempore»), escribir era un acto que requería un cierto ritual: proveerse de pluma y papel (lo que se llamaba el recado de escribir), sentarse a la mesa y representar ordenadamente mediante signos gráficos los dictados del pensamiento.
Se trataba en general de un ejercicio lento y reposado, que exigía una atmósfera de recogimiento, para que ninguna intromisión externa molestara el discurrir de las ideas. Había que concentrarse, como nos decían en la escuela. Y pensar no solo lo que se iba a decir sino también la forma de decirlo, pues cada escrito tenía sus propias normas y convenciones que era necesario respetar, y por eso muchas veces se ensayaba antes, con lápiz. Y como también se cuidaba la presentación, y por descontado la buena letra, incluso se trazaban previamente con lápiz y una regla las líneas si el papel no era rayado, para que no salieran torcidos los renglones, y luego, una vez redactado el escrito con pluma o bolígrafo, se borraban hacendosamente con la goma.
Por lo demás, salvo los preparativos que con nostalgia imperdonable acabo de evocar, escribir a mano, antes y ahora, no precisa apenas atención, pues se hace de forma casi mecánica. De modo que la escritura a mano, al ser más pausada, permite acompasar mejor el pensamiento al ritmo de la frase, y buscar, mientras se van trazando los caracteres, las palabras que expresen mejor lo que queremos decir.
El teclado, en cambio, requiere estar pendiente de los dedos, que pulsen la tecla correcta, y de la pantalla, para continuamente supervisar. De ahí que, si trasladamos todo esto a la escuela, que es donde quería llegar, los expertos en la cuestión aseguren que al utilizar el lápiz o el bolígrafo se establece una conexión entre el cerebro y la mano, y que los movimientos específicos que conlleva la escritura manual permiten reconocer visualmente las letras y las palabras mucho mejor que pulsando un teclado. No solo eso: el cerebro, según un estudio llevado a cabo por investigadores noruegos en jóvenes y niños, es mucho más activo cuando se escribe a mano que cuando se hace en un teclado.
Parece asimismo demostrado que tomar notas o apuntes a mano es más efectivo y distrae menos que si se hace en teclado. Y, como señalan también muchos expertos en educación –cada vez más, y con más convencimiento–, hasta el punto de que parece ya una evidencia científica, se aprende más y mejor escribiendo a mano y en papel que con los teclados y pantallas. Por eso la prohibición de móviles en las aulas en muchos países europeos, el descrédito creciente de la tecnología digital como herramienta educativa y la vuelta, que no tardará en generalizarse, a los libros de texto.
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