Ciencia

El milagro de una batería de papel

Hablamos con Neus Sabaté Vizcarra, reciente Premio de Física, Innovación y Tecnología de la Fundación BBVA y la responsable de crear unas baterías biodegradables

A partir de un test de embarazo, Sabaté Vizcarra y su grupo de trabajo empezaron a darle vueltas a esta batería de papel
A partir de un test de embarazo, Sabaté Vizcarra y su grupo de trabajo empezaron a darle vueltas a esta batería de papelFueliumLa Razón

Hay niños, dice la leyenda, que vienen con un pan bajo el brazo. Del segundo hijo de Neus Sabaté Vizcarra se podría decir que allí escondía mucho más. Cuando esta profesora de investigación en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona (CNM-CSIC) se realizó el test de embarazo del que sería su segundo hijo, al leer las instrucciones se dio cuenta de que estos dispositivos llevaban una batería. «Pero casi nadie se molesta en leer las instrucciones de reciclado de dichos dispositivos – nos confiesa Sabaté Vizcarra en conversación telefónica –. Así fue como, en el grupo de trabajo de la universidad, se nos ocurrió que debía existir una alternativa más sostenible para este tipo de baterías. Y en el camino de crearla para test de embarazo, creamos mucho más».

Ayer, Sabaté Vizcarra obtuvo otro galardón en su carrera. Esta vez se trata del Premio de Física, Innovación y Tecnología que cada año otorga la Fundación BBVA. Pero ya en 2014 se hizo con el galardón de la Fundación Bill & Melinda Gates, que le permitió desarrollar la primera batería biodegradable del mundo, y un año más tarde obtuvo el proyecto Consolidator Grants del Consejo de Investigación Europeo, para crear pilas y baterías sostenibles en dispositivos de diagnóstico.

En ese momento pasó sus proyectos al área de transferencia tecnológica de la universidad y cofundó Fuelium SL, la primera empresa de baterías de papel para kits de diagnóstico.

«Una batería de papel es básicamente una batería minimalista –explica Sabaté Vizcarra– . Está desprovista de todos los ácidos corrosivos. El papel es el recipiente del electrolito y luego hay dos electrodos que empiezan a reaccionar cuando la pieza de papel se moja con un fluido. Y esa reacción es lo que genera la energía. Es un formato sencillo. Inicialmente, la desarrollamos para que sea compatible con los test de embarazo. Una batería para el móvil necesita recargarse frecuentemente, durar mucho tiempo, y para ello precisa elementos muy complejos. Nosotros dijimos “vamos a hacer una deconstrucción de la batería”, como hizo Ferrán Adriá con su tortilla de patatas, y así creamos la batería de papel. No es tan buena como la de los móviles, pero cumple su función».

Básicamente, el papel, al entrar en contacto con un líquido, crea una reacción que produce energía, no es mucha y por ello estamos muy lejos de llevar móviles con baterías de papel, pero sí la suficiente para realizar un test de embarazo o alimentar otros dispositivos médicos de un solo uso. Lo interesante es que estas baterías no poseen prácticamente fecha de caducidad (en su laboratorio tiene algunas desde hace años que siguen funcionando), siempre y cuando que no se mojen. Pero la detección del embarazo es apenas una de las aplicaciones en las que se puede utilizar.

Generar energía

«Es cierto –asegura Sabaté Vizcarra –. Este desarrollo se une a otro tipo de investigación que estamos desarrollando. Con esta batería solo se puede generar energía. Pero la pandemia nos obligó a adaptarnos y descubrimos que podíamos ir más allá. Ahora estamos desarrollando baterías que tienen sensores, por ejemplo, mediante el sudor. Así podemos medir diferentes constantes en el sudor, por ejemplo, de los deportistas. Al generar calor, la batería incluso podría alimentar tests de diagnóstico molecular, como los empleados para la detección del coronavirus. La batería se activa al entrar en contacto con el líquido que se desea analizar, como el agua o la saliva; se genera la reacción química necesaria para producir los 65ºC imprescindibles en este tipo de diagnóstico y tenemos un test sostenible y económico".

El equipo de Sabaté Vizcarra sigue trabajando con otros tipos de sensores, como un glucómetro que utilice la energía en una gota de sangre para medir el nivel de glucosa o un parche de un solo uso para diagnosticar fibrosis quística en bebés mediante el sudor.