Ciencia

En busca de la fuente del vidrio «extraterrestre» de Tutankamón

Además de una daga hecha de hierro de meteorito, este faraón tenía otros objetos de origen espacial.

Un colgante de Tutankamón con un escarabajo tallado en un tipo de vidrio llamado «cristal de Libia».
Un colgante de Tutankamón con un escarabajo tallado en un tipo de vidrio llamado «cristal de Libia».Jon Bodsworth/Wikimedia

A principios de este año hablamos sobre una daga que perteneció a Tutankamón cuya hoja está hecha con hierro de un meteorito metálico. Pero el faraón tenía más de un objeto confeccionado con material de procedencia más o menos extraterrestre, como un colgante con un escarabajo esculpido en un vidrio natural producido por el impacto de un meteorito.

Vidrio entre las dunas

En 1933, la revista Nature publicó un artículo en el que anunciaba el descubrimiento de unas masas de vidrio amarillento en las dunas del desierto de Libia. Esta sustancia se acabaría conociendo como «cristal de Libia». Por aquel entonces ya se habían encontrado materiales similares en otros lugares del mundo y la comunidad científica se refería a estos fragmentos vítreos como tectitas. Por ejemplo, en la República Checa es posible encontrar unas tectitas de color verde intenso llamadas moldavitas y en Australia están las australitas negras y opacas. Pero, además de su color y transparencia, el cristal de Libia se diferenciaba del resto de las tectitas conocidas en la época tanto por su abundancia como por el tamaño de los fragmentos individuales, que pueden alcanzar los 5 kilos.

Una muestra de cristal de Libia, un tipo de vidrio natural. Peso y longitud aproximados: 22 gramos y 55 milímetros.
Una muestra de cristal de Libia, un tipo de vidrio natural. Peso y longitud aproximados: 22 gramos y 55 milímetros.H. Raab/Wikimedia

La formación de vidrio requiere que un material rico en dióxido de silicio (cuarzo) se funda y luego se enfríe y solidifique deprisa. Un ejemplo de este tipo de condiciones son las que dan lugar a la obsidiana, un vidrio natural producido por enfriamiento rápido de un tipo de lava que tiene una composición muy concreta. Sin embargo, ese no parecía ser el origen del cristal de Libia, entre otras cosas porque no hay indicios de actividad volcánica en los miles de kilómetros cuadrados de desierto por los que está esparcido este material.

A lo largo de las siguientes décadas se propusieron varios mecanismos de formación del cristal de Libia. Hubo quién sugirió que se trataba del resultado de un complicado mecanismo hidrotermal, mientras que otros llegaron a proponer eran fragmentos de vidrio volcánico procedente de la Luna. Aunque esta idea pueda sonar extraña, algunos de los meteoritos que caen de vez en cuando a la Tierra provienen de la Luna y se encontraron fragmentos minúsculos de vidrio volcánico en las rocas lunares que trajeron de vuelta las misiones Apolo, así que no es un escenario tan descabellado como parece a primera vista.

Pero el análisis químico y petrográfico de este vidrio ha revelado la verdadera naturaleza del cristal de Libia es al menos parcialmente extraterrestre.

Vitrificando rocas

Ya en 1933 se había notado que las tectitas a menudo aparecen en regiones en los que hay algún cráter de impacto, por lo que la formación de algunos de estos vidrios se pudo asociar la colisión de los meteoritos. Dicho de otra manera: si una gran roca espacial choca con la superficie terrestre a una velocidad lo bastante alta, fundirá el material de las rocas con las que entre en contacto y esas gotas de material líquido saldrán despedidas por los aires. Si las rocas contienen suficiente cuarzo y se enfrían lo bastante deprisa, al solidificarse se convertirán en el vidrio natural que conocemos como tectitas.

El caso del cristal de Libia es particularmente intrigante porque tampoco se conoce la existencia de ningún cráter de impacto en la región, lo que llevó a plantear la hipótesis de que el meteorito que las formó no llegó a colisionar con el suelo, sino que, en su lugar, explotó en la atmósfera. En este escenario, el frente de altas presiones y temperaturas que generó la explosión habría logrado fundir la superficie del desierto de manera similar a la que las explosiones de las bombas atómicas «vitrifican» algunas rocas del terreno sobre el que explotan (como explicamos en otro artículo). Sin embargo, los últimos estudios parecen indicar que sí que hubo un impacto.

Varios fragmentos de cristal de Libia que presentan grados distintos de transparencia.
Varios fragmentos de cristal de Libia que presentan grados distintos de transparencia.Roland Unger/Wikimedia

Por un lado, varios estudios han encontrado que muchos fragmentos de cristal de Libia contienen capas de un material oscuro que contiene hierro de origen meteorítico. Esto sólo se puede explicar si, en lugar de explotar en el aire, el meteorito en cuestión llegó a colisionar con la superficie y su material se incorporó a la mezcla fundida que salió despedida, dando lugar al cristal de Libia.

Además, aunque en la la actualidad no hay ningún cráter visible en la región donde se encuentra el cristal de Libia, un estudio de 2019 encontró un afloramiento rocoso en la zona en el que los minerales presentan indicios de haber sido sometidos a altas presiones y temperaturas. Siendo más concretos, los granos de cuarzo de estas rocas están rotos y deformados en la manera en que cabría esperar si hubieran experimentado las condiciones extremas que se dan durante el impacto de un meteorito. Por tanto, parece que el cráter en el que se originó el cristal de Libia ha sido borrado del mapa por la erosión durante los 29 millones de años que se estima que han transcurrido desde entonces.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • No todas las masas vítreas naturales que parecen tectitas son realmente tectitas. Por ejemplo, ciertos tipos de obsidiana desgastada pueden confundirse con estos objetos, pese a formarse a partir de procesos puramente terrestres.

REFERENCIAS (MLA):