Historia

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¿Es el vuelo de Ingenuity pura propaganda antisoviética?

En los 80, la Unión Soviética hizo volar un enjambre de globos en Venus. Entonces, ¿por qué tanto revuelo con la Ingenuity?

Representación artística de uno de los globos que volaron en Venus como parte de la misión soviética Vega, en 1985
Representación artística de uno de los globos que volaron en Venus como parte de la misión soviética Vega, en 1985AnónimoCreative Commons

Esta semana, por primera vez en la historia, la humanidad ha volado en otro planeta. O al menos ese es el titular que ha acompañado a la noticia espacial de la temporada. Ingenuity, un helicóptero en miniatura que viajaba bajo el vientre del rover Perseverance, se ha desacoplado y, con un tremendo impulso de sus rotores, se ha elevado 3 metros sobre el oxidado suelo de Marte.

Son muchas las voces que presentan esto como un hito sin precedentes, una hazaña a la altura de la que los hermanos Wright llevaron a cabo en 1903. Así lo dijeron algunos de los expertos de la NASA durante la retransmisión del evento. Sin embargo, ha habido mensajes discordantes en las redes. ¿Y si estuviéramos ante pura propaganda? ¿Y si la Unión Soviética ya hubiera volado sobre otro planeta hace más de 30 años?

Quien escribe la historia

Tras estos comentarios se esconde cierto resquemor por cómo se cuenta la historia de la carrear espacial. Más allá de una duda hiperbólica y cuasi-conspiranoica, es cierto que solemos dar por vencedores de aquella carrera a los Estados Unidos, pero no todos los historiadores de la ciencia están de acuerdo. Si somos estrictos, para muchos expertos la carrera espacial no terminó hasta la primera misión conjunta entre la URSS y los EE. UU. (la Apolo-Soyuz), en 1975. Otros la extienden hasta bien entrados los 80, pero, en cualquier caso, si sumamos los hitos de uno y otro bando, veremos que en la amplia mayoría fueron logrados por los soviéticos.

Estados Unidos se recuperó de su retraso milagrosamente, justo a tiempo para convertirse en los primeros en poner un hombre en la Luna en 1969, pero reducir toda la carrera a aquello, por glorioso que fuera, es una negligencia histórica y una interpretación demasiado teleológica, desde el presente y desarraigada de su tiempo. Visto así, puede entenderse la desconfianza. Ya no vivimos una carrera espacial, al menos no al uso, pero siguen construyéndose narrativas y es cierto que, más allá de toda duda, la Unión Soviética hizo volar aerostatos en Venus durante los años 80. Así pues, cabe preguntarse qué implicaciones tiene esto. ¿Estamos cayendo en la propaganda? ¿O realmente podemos decir que no habíamos volado sobre un planeta extraterrestre hasta el 17 de diciembre de 2021?

La olvidada misión Vega

El 15 de diciembre de 1984 los soviéticos lanzaron al espacio la primera de las dos misiones Vega. Cinco días después enviaron la segunda. Aquellas misiones eran polifacéticas como pocas, entre sus cometidos estaba aterrizar en Venus en 1985 y, por otro lado, explorar “de cerca” el cometa Halley (1986). Sin embargo, lo que a nosotros nos interesa en este caso son los globos aerostáticos. Los soviéticos cargaron la misión con balones, listos para llenarse con gas de bombonas que, hasta entonces, lo habían mantenido a altísimas presiones.

No era una misión sencilla, la presión cambia de forma muy brusca en la atmósfera de Venus y, para que los globos se hincharan correctamente, había que inyectarles el gas en el momento preciso. Demasiado alto y la baja presión haría que los globos estallaran, muy bajo y les costaría inflarse o, lo que es peor, quedarían inservibles abrasados por las altas temperaturas de la superficie venusiana (hasta 452ºC).

La misión fue un éxito y los globos volaron a lo largo de un tercio del perímetro de Venus a unos 48 kilómetros de la superficie y registraron los cambios de altitud provocados por las agresivas turbulencias de Venus. Estaban cruzando un mundo de aterradores huracanes y nubes de ácido sulfúrico, y sin embargo lo lograron. Al lado de esto, que 30 años después un helicóptero se eleve 3 metros sobre el suelo del “calmado” Marte, puede parecer una nimiedad, sin embargo, nos estamos olvidando del detalle más importante.

¿Quién conoce a Bartolomeu Lourenço de Gusmão?

A muy grandes rasgos, podemos diferenciar dos tipos de aeronaves. Por un lado, tenemos aquellas que se elevan por ser menos densas que el aire que las rodea. Se trata de los llamados aerostatos, como los zepelines o los globos aerostáticos. Por otro lado, tenemos los aerodinos, que, siendo más densos, consiguen elevarse debido a la fuerza de sustentación que hacen al alterar la presión del aire que les rodea. Podríamos decir que se “empujan” alejándose la tierra mientras tiran de sí mismos hacia arriba.

Comparando aerostatos y aerodinos, diseñar los primeros es relativamente sencillo y, de hecho, se puso en práctica con el globo de Bartolomeu Lourenço de Gusmão en 1706, casi 80 años antes de que lo hicieran los hermanos Montgolfier (1783) a quienes normalmente se atribuye el logro. Para el primer aerodino funcional tuvimos que esperar hasta 1803, cuando Sir George Cayley probó unos cuantos planeadores capaces de llevar pasajeros. En 1890, Clément Ader creó el primer avión con motores, pero voló 50 metros. Solo entonces llegaron los hermanos Wright para, en 1903, lograr el primer vuelo prolongado con motor.

Cuando hablamos de volar solemos referirnos a hacerlo de forma activa, no solo flotar dejándose mecer por las corrientes, como hacen los aerostatos más básicos y, por lo tanto, los globos venusianos. Ese es el verdadero reto, el salto que marca un verdadero antes y después en la exploración de los cielos de otros planetas. Las misiones Vega son una parte injustamente olvidada de nuestra historia, pero la complejidad tecnológica que entrañaban aquellos balones dista mucho del trabajo de ingeniería que la NASA ha hecho con Ingenuity. Si nos quedamos más tranquilos podemos referirnos a la Ingenuity como “el primer dispositivo que hacemos volar activamente sobre otro mundo”. Sea como sea, lo que no tiene cabida es comparar los globos de las misiones Vega con lo que ha conseguido Ingenuity.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Otras voces críticas apuntan que es incorrecto decir que la humanidad haya volado en Marte (o en Venus) porque a bordo del Ingenuity no viajaba ningún ser humano. Según cómo de estrictos queramos ser con nuestras palabras, esto puede tener tanto sentido como decir que el ser humano ya no cocina sus alimentos, sino que lo hace el calor de sus vitrocerámicas. Hay que tener en cuenta que hablar de la humanidad es algo más amplio que hablar de humanos. Ningún ser humano ha volado en Marte, pero hemos conseguido crear un dispositivo capaz de hacerlo, una máquina que participa de la humanidad como producto que es de nuestra naturaleza humana.

REFERENCIAS (MLA):