Cerebro

Descubren cómo podemos bloquear recuerdos

Un nuevo estudio parece haber identificado zonas del cerebro implicadas en la inhibición de recuerdos

Las neuronas, para funcionar correctamente, necesitan “comunicarse” entre sí
Las neuronas, para funcionar correctamente, necesitan “comunicarse” entre síLa RazónLa Razón

El cerebro es un órgano fabuloso y tremendamente interesante, capaz de poner a prueba todo lo que sabemos sobre el mundo y con la asombrosa habilidad de estudiarse a sí mismo. Ahora bien, las maravillas que esconde no suelen ser las que todos tenemos en mente cuando pensamos en él. Durante años nos han colado bulos que han repetido incluso personas presuntamente autorizadas y, entre todos ellos, uno de los más conflictivos es el psicoanálisis. Todavía hay mucha gente que piensa que el psicoanálisis es sinónimo de psicoterapia y que, por lo tanto, es la alternativa lítica al tratamiento con fármacos. Sin embargo, el psicoanálisis es una rama de la psicología fundada por Freud a final del siglo XIX y que, hasta la fecha, no ha conseguido demostrar empíricamente sus afirmaciones más características.

Entre las muchas afirmaciones sin base científica del psicoanálisis está la de los recuerdos reprimidos. Ésta habla de que nuestro cerebro es capaz de inhibir recuerdos traumáticos para que no los revivamos y, así, evitarnos sufrimiento. La idea suena relativamente cabal, a fin de cuentas, nos han vendido el cerebro como un órgano que vela por nosotros. En cualquier caso, por plausible o familiar que suene esta idea, es otro más de los engaños de esta pseudociencia, aunque en él toman partes unos detalles concretos sin los cuales podemos acabar confusos. ¿Por qué? Porque un nuevo estudio ha demostrado que sí podemos bloquear recuerdos y, ¿no significa eso que el psicoanálisis tiene razón?

Subconsciente

Un punto clave que debemos abordar es el del famoso subconsciente. Solemos pensar que parte de nosotros procesa información sin que nos demos cuenta, reflexionando, evaluando y protegiéndonos. Por supuesto, lo estamos simplificando mucho, pero esa frase es tan falsa como la versión extendida con la que se engañan los psicoanalistas. Ese subconsciente inaccesible no existe, no puede explicar traumas ni las ficticias personalidades múltiples (no confundir con el trastorno disociativo de la personalidad). Lo que sí existen son algunos procesos de lo que no somos conscientes, es una actividad inconsciente (que no subconsciente) que no “piensa”, no vela por nosotros, no tiene gran cosa en especial, salvo que no solemos darnos cuenta de lo que hace.

Procesamos más información de la que somos conscientes, eso es así, pero es muy importante entender los detalles y comprender que esos procesos inconscientes ya eran estudiados antes de que Freud presentara su subconsciente, no son sus herederos, sino sus antepasados antes de que Freud empezara a fantasear. De hecho, ni siquiera podemos decir que haya unas estructuras cerebrales que siempre procesen información de manera inconsciente, por lo que se hace muy complicado defender los detalles que propone el psicoanálisis. Sin embargo, tuvo un enorme predicamento entre los intelectuales (que no expertos en el cerebro) del siglo pasado. Sus raíces se extendieron tanto que hemos popularizado sus errores y, entre ellos, el que más destaca es el del subconsciente.

La memoria

Ahora bien, cuando el psicoanálisis habla de recuerdos reprimidos no se refiere a que conscientemente intentemos no pensar en determinadas cosas desagradables. Tampoco se habla de que nuestros mecanismos cerebrales más automáticos estén preparados para guardar los recuerdos que visitamos con más frecuencia, haciendo que algunos negativos terminen enterrándose, suavizándose, difuminándose (o recrudeciéndose, quién sabe).

Este nuevo estudio habla de eso, de que la actividad de algunas de nuestras neuronas se basa en silenciar a sus vecinas y, al parecer, cuando nos piden que voluntariamente intentemos dejar de pensar en un concepto, algunas estructuras de nuestro cerebro se “iluminan” denotando que, posiblemente, estén implicadas en esta inhibición que, lo que hace, es cortar ese recuerdo que estábamos evocando.

El estudio ha utilizado técnicas de electroencefalografía y de resonancia magnética funcional que, se basan en el registro de la actividad eléctrica del cerebro y su consumo de oxígeno. Los participantes tenían que memorizar parejas de palabras (ver “puerta”, pensar en un “tren”). Durante el ejercicio se les pidió que intentaran rememorar las parejas de palabras y, posteriormente, que evocaran solo una de las dos. En ambos casos hay una inhibición de otros recuerdos que no queremos verbalizar si nuestra meta es superar la prueba. En el estudio pudo verse que esta actividad inhibitoria ocurría durante los 500 primeros milisegundos de la prueba, lo que equivale a medio segundo.

Por ahora el área sospechada es el córtex prefrontal dorsolateral que, a su vez, inhibió los hipocampos, los cuales están implicados en la memoria a corto plazo. Veremos cómo avanzan estos estudios, pero estadística y teóricamente parece ofrecer resultados bastante plausibles.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La neurociencia no es necesariamente lo mismo que la psicología. Mientras que la neurociencia siempre estudia el cerebro dando mayor o menor importancia al comportamiento que muestre el sujeto de estudio, la psicología se ha de centrar siempre en la conducta y sus procesos mentales. Esta clasificación es muy simplista, porque lo normal es que acaben colaborando y preocupándose de todas esas dimensiones, pero ayuda a hacernos una idea de dónde ponen el énfasis cada una.

REFERENCIAS (MLA):