Ciencia

¿Por qué gira la Tierra?

El motivo hará que nos remontemos a los propios orígenes del sistema solar

Una imagen del 16 de enero de 2022 muestra la columna de ceniza de la erupción volcánica Hunga Tonga
Una imagen del 16 de enero de 2022 muestra la columna de ceniza de la erupción volcánica Hunga TongaNASANASA

Para entender por qué la Tierra gira en torno a sí misma, tenemos que empezar por el principio de todo. Hace más de 4.600 millones de años, nuestro planeta no era más que una nube de polvo y las partículas que la conformaban se movían de forma anárquica, en todas las direcciones, girando en torno al centro de la nube. No obstante, la gravedad fue atrayéndolas unas a otras, haciendo que chocaran entre sí. Para simplificarlo mucho, las partículas que giraban en sentidos contrarios, cuando chocaban, cancelaban su movimiento o, en algunos casos, primaba el de una partícula sobre el de otra.

Estas “motas” pronto se convirtieron en rocas y cada poco a poco, choque a choque, parecía ir emergiendo cierta coordinación, posiblemente porque, entre aquellas partículas anárquicas de las que partíamos, ya había una mayoría que giraban en el mismo sentido. Su dirección sería la que prevalecería.

El patinador cósmico

Tras las muchas colisiones que separaban esa nube de polvo de un planeta bien conformado, el giro resultante fuera realmente lento. Aquí es donde entra en juego una analogía realmente reveladora. Durante este proceso, la nube fue encogiéndose mientras rotaba, como un patinador que, tras empezar a girar, comienza a encoger sus brazos pegándolos mucho contra el cuerpo. Gracias a la conservación del momento angular y sin necesitar de ningún impulso extra, el patinador girará cada vez más rápido a medida que encoge sus brazos. Del mismo modo, el ligero giro de aquella nube de materia se potenciará durante su “transformación” en un planeta.

El registro más antiguo que tenemos sobre de la velocidad de rotación de nuestro planeta data de hace 620 millones de años e indica que cada día duraba unas 22 horas por aquel entonces. Extrapolando los datos con cautela, los expertos estiman que, hace 4.600 millones de años, cuando se formó la Tierra, los días duraban 4 veces menos que ahora, tan solo 6 u 8 horas. Sin embargo, desde entonces un gran número de causas han ido frenándonos.

Las fuerzas de marea

Entre las muchas causas de la reducción que hemos experimentado en nuestra velocidad de giro, una de las más significativas parece ser la fuerza gravitatoria que ejercen la Luna y el Sol sobre la Tierra. Estas influencias son conocidas como “fuerzas de marea” y se deben a que, aunque nos sorprenda, nuestro planeta no es un punto sin dimensiones en el espacio. Puede parecer complejo, pero esto solo significa que la Tierra tiene volumen, tres dimensiones que se extienden en el espacio y eso es muy relevante para entender cómo le afecta la gravedad de otro cuerpo.

Sabemos que la gravedad es una fuerza que atrae a los cuerpos con masa, pero resulta que esta es más intensa cuanto más cerca estén los cuerpos, de hecho, disminuye rápidamente a medida que nos alejamos, concretamente con el cuadrado de la distancia. Esto significa que la parte de la Tierra más cercana a la Luna experimentará una fuerza de atracción mayor que la más alejada. Esta es la causa de las mareas, por ejemplo.

Simplificándolo mucho, el agua de nuestro planeta se ve atraída con más fuerza en la zona más cercana a la Luna y, por lo tanto, va elevando el nivel del Mar a medida que la Luna gira a nuestro alrededor. Pues bien, este efecto no es exclusivo de los fluidos, ocurre algo parecido con el resto de las estructuras de nuestro planeta, se deforman como si tiráramos de cada uno de sus extremos. Por supuesto, hay muchos más movimientos y estamos hablando de un tema harto complicado. A la rotación se une la famosa traslación, que consiste en el viaje a lo largo de la órbita de un cuerpo, pero más allá de esos bien conocidos tenemos otros cuantos de extraños nombres. La Tierra también sigue el movimiento de precesión, precesión de perihelio, nutación y bamboleo de Chandler, pero eso es otra historia.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Aunque parezca mentira, estos “aplanamientos” de la superficie terrestre pueden llegar a tener un impacto notable en la velocidad a la que gira nuestro planeta. Un ejemplo paradigmático por su corta duración, pero gran influencia es el del terremoto de magnitud 8,9 que experimentó Japón en 2011. Este trasladó la isla de Honshu 3,6 metros hacia el este, y produjo el hundimiento de buena parte de la costa de Japón perdiendo 0,6 metros de altura. Todo esto desvió ligeramente el eje de rotación de la Tierra y aceleró nuestra rotación 1,8 microsegundos.

REFERENCIAS (MLA):