Geología

El “megaterremoto” que pudo contribuir a la extinción de los dinosaurios

Tras el asteroide tal vez tuvo lugar un terremoto que pudo haber durado entre semanas y meses.

Cráneo de un alosaurio
Cráneo de un alosaurio(WikiImágenes / Pixabay)Creative Commons

Decir que un asteroide acabó con los dinosaurios es una afirmación controvertida por varios motivos. Porque sí, efectivamente, un asteroide chocó con la tierra contribuyendo a una de las extinciones masivas más cruentas que la Tierra ha vivido, extinción que coincidió con el final de la era en que dominaban los dinosaurios. No obstante, hay detalles. La segunda afirmación sugiere que no fue la única causa, sino que “contribuyó”, y ciertamente, hace tiempo que sabemos que algunas familias de dinosaurios llevaban tiempo en declivey que, posiblemente, el asteroide fuera, más que otra cosa, un golpe de gracia. Por otro lado, la frase con la que empezamos nos hace pensar (por nuestros propios sesgos) que el impacto exterminó directamente una gran cantidad de formas de vida, lo cual, tampoco es del todo correcto, porque estamos, más bien, ante un cúmulo de desafortunadas circunstancias que se fueron encadenando.

La colisión levantó una nube de polvo que tardó muchísimo tiempo en depositarse y que, mientras estuvo en suspensión, bloqueó buena parte de la luz solar, afectando a las planta, a quienes se alimentaban de ellas y, por lo tanto, a sus predadores. De lo que no se suele hablar tanto es del terremoto que desencadenó el impacto. Con suerte nos hablarán del monstruoso tsunami que se extendió por los océanos, pero rara vez se habla del terremoto. Pues bien, un nuevo estudio liderado por Hermann Bermúdez ha estado estudiando la cuestión y sugiere que el terremoto pudo haber durado semanas o incluso meses.

Temblores en el pasado

¿Cómo se puede estudiar un terremoto que tuvo lugar hace 65 o 66 millones de años? ¿Qué pistas deja a su paso? ¿Y cuáles de esas pistas sobrevivirían hasta la actualidad? Bermúdez y su equipo estaban investigando en la Isla Gorgonilla, en Colombia, cuando dieron con la respuesta. La isla se encuentra a unos 3.000 kilómetros al suroeste del lugar donde impactó el asteroide de 10 kilometros de diámetro. Lo sabemos porque hemos localizado un cráter de 200 kilómetros de diámetro en la península de Yucatán y es altamente compatible con el impacto.

Pero, volviendo al terremoto, al estudiar los sedimentos marinos, a 2 kilómetros de profundidad, dio con deformaciones a 10 metros bajo el fondo. La deformación era tan grave que tenía que haber sido originada por un terremoto de 1023 julios, unas 50.000 veces más energía que la que se liberó durante el terremoto de Sumatra en 2004, el segundo terremoto más grande registrado desde la invención del sismógrafo, en 1875. No hay duda de que esto le vale el término de “megaterremoto” con el que los propios investigadores lo han presentado. La fuerza destructiva de un sismo alcanzaría unas escalas inimaginables.

Cuestión de tiempo

Pero, ¿cómo podemos saber cuánto duró el megaterremoto? La clave, en este caso, está en las tectitas, unas rocas de vidrio que se forman ante eventos de altísima energía, como la detonación de una bomba o el impacto de un asteroide. La energía de la colisión funde algunos materiales de la corteza terrestre que salen despedidos por los aires, enfriándose rápidamente en un proceso conocido como vitrificación. El tamaño de estas partículas, como podemos suponer, es bastante dispar y esa diferencia de calibre es muy interesante para estudiar determinados procesos. Ahora, Bermúdez y su equipo podían analizar qué estratos mostraban deformaciones debidas al terremoto y cómo iba cambiando la concentración de tecticas en ellos. Fue así como descubrieron que el terremoto tenía que haber durado entre unas semanas y meses, que es el tiempo que las tecticas más pequeñas tardan en llegar hasta el fondo del océano. Que los estratos deformados contuvieran tecticas era, por lo tanto, una pista bastante sólida de la duración del sismo.

Huelga decir que la coletilla clásica de todo estudio científico también es aplicable a este: hace falta investigar más para confirmar estos resultados. Se ha hablado muchísimo sobre el impacto del asteroide y el límite geológico que marcó entre el final del Cretácico y el principio del Paleógeno. Este estudio, aunque elegante en su metodología y espectacular en sus conclusiones, es solo uno más y tendrá que ser tratado como tal, con la cautela que merece el proceso de investigación científica.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Aunque solemos hablar de “la extinción de los dinosaurios”, en realidad, los dinosaurios sobrevivieron. Si somos estrictos (y los taxónomos lo son), las aves son dinosaurios. Lo correcto sería hablar de la extinción de los dinosaurios no avianos.

REFERENCIAS (MLA):