Investigación científica
¿Por qué la expresión “cagarse de miedo” es más descriptiva de lo que se suele pensar?
Esta relación entre el miedo y la defecación ha sido explorada extensamente en diversos estudios científicos
Existen quienes creen que esto de “cagarse de miedo” no es más que una leyenda urbana… pero de leyenda no tiene nada. Que perder temporalmente el control del esfínter es una posible respuesta ante una situación de pánico es algo tan universalmente conocido, que la misma expresión tiene una traducción aproximada en casi todos los idiomas.
En alemán viene a ser algo así como “scheißt sich vor Angst in die Hose”, en bisaya o cebuano se traduce como “makaigit man sad ta ani uy”, en inglés también existe la expresión ‘scared shitless’, (…) existe -incluso- una expresión similar en náhuatl. El término que utilizaban los aztecas era “mauhcaaxixa”.
Aunque también existe otro término nahuatl que se podría utilizar de forma indistinta para referirse al miedo extremo, que es “mauhcazonequi”, que significa “mearse de miedo”. Y es que, al parecer, los mexicas fueron muy conscientes de la literalidad de ambos términos, porque era algo que ocurría con frecuencia durante los sacrificios rituales o los ajusticiamientos de criminales.
Esta relación entre el miedo y la defecación ha sido explorada extensamente y se ha intentado ofrecer una explicación científica y evolutiva a por qué los humanos y otros mamíferos reaccionan de esta forma. Al fin y al cabo, no es lo más conveniente que te puede suceder en una situación similar.
Evacuar frente al peligro
En el libro The Psychology of Fear and Stress, el psicólogo británico Jeffrey Alan Gray recopiló varios experimentos de mediados del siglo XX en los que se inducía miedo a ratas de laboratorio de diferentes formas, como exponerlas al bombardeo de luces estroboscópicas y sonidos fuertes, simular caídas repentinas, colocarlas cerca de sus depredadores, (...) y se comparaban los resultados con otras ratas que no estaban expuestas a estas situaciones. Y sí, por si alguien no lo había adivinado… los resultado demostraron que -efectivamente- los ratones defecaban más de lo normal cuando eran expuestos al pánico extremo.
Un experimento algo más reciente (en el 2001) comparó las respuestas de ratas de laboratorio entrenadas para pasar miedo cuando se exponen a estos estímulos (mediante una práctica llamada condicionamiento del miedo) y ratas sin entrenamiento debido a daños en su amígdala. En ambos casos, se observó que los animales reaccionaban de manera similar ante el miedo: quedándose paralizados, moviéndose frenéticamente y yéndose por la pata abajo.
Y es que, el miedo es una emoción natural que nos prepara para lidiar con situaciones de peligro inminente o amenaza. Esta emoción se genera cuando nuestro cerebro recibe una señal de peligro y activa el sistema nervioso simpático para prepararnos para huir o luchar. Esto provoca una serie de respuestas fisiológicas, como el aumento de la frecuencia cardiaca, la presión arterial, el metabolismo, entre otros. Sin embargo, en situaciones de mucho miedo o estrés, nuestro sistema nervioso puede reaccionar de forma inadecuada.
En lugar de prepararnos para huir o luchar, el sistema nervioso parasimpático toma el control y nos hace quedarnos inmóviles, relajando los esfínteres anal y uretral y permitiendo la salida de heces y orina. Esta respuesta errónea puede deberse a que el cerebro se colapsa por la cantidad de información con la que trabaja y no puede reaccionar de forma adecuada. Por lo tanto, nos cagamos de miedo cuando el sistema nervioso parasimpático se activa de forma excesiva, lo que resulta en la relajación de los esfínteres.
Desde un punto de vista evolutivo, se plantean dos posibles explicaciones. La primera es que el olor de la orina y las heces de un animal pueden servir para repeler o desincentivar a los depredadores, evitando así ser cazados. La segunda es que esta es una forma rápida de “soltar la carga” y permitir al animal moverse con más agilidad.
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