Química
Apenas 1 gramo: eso es todo lo que hay en la Tierra de este elemento que podría curar tumores
Su nombre proviene de la palabra griega inestable y es tan raro que muchas de sus propiedades aún se desconocen.
Todo comenzó en 1869, cuando Dmitri Mendeléyev publicó su tabla periódica, un mapa de los elementos químicos en los que cada uno de ellos respetaba un orden en relación con sus características. Gracias a este método fue posible anticipar muchos de los elementos que se descubrirían más tarde: galio, germanio o escandio. Pero había otro elemento más que tardó décadas en aparecer. Su nombre es astato.
Antes de su descubrimiento oficial se le llamó “eka-yodo” (del sánscrito eka, "uno") para señalar que se encontraba un espacio bajo el yodo (al igual que el eka-silicio, el eka-boro y otros). Los científicos intentaron encontrarlo en la naturaleza, pero hubo que esperar casi 65 años para encontrarlo debido a su extrema escasez. Y no es raro (bueno, en realidad sí es muy raro): de forma natural, en nuestro planeta, apenas hay un gramo de astato.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature Communications, es el primero en medir en detalle la afinidad electrónica del astato, lo cual es relevante para el desarrollo de la terapia alfa dirigida. La terapia alfa dirigida es un método utilizado para tratar tejido canceroso de proximidad mediante radiación alfa radiactiva. El astato ya se ha utilizado en estudios, por ejemplo, para el tratamiento del cáncer de ovario. Esto se debe a que este elemento es puramente radiactivo. De hecho, todo el astato existente en el planeta se creó por desintegración radiactiva y cualquier muestra macroscópica se vaporizaría inmediatamente por el calor de su propia radiactividad.
Una pista para comprender lo raro que es está en su nombre, que proviene de la palabra griega para "inestable". Todo ello contribuye a que sepamos muy poco de él. El astato, cuyo símbolo químico es At y su número atómico 85… y poco más.
Muchas de sus propiedades se han estimado a partir de su posición en la tabla periódica como un análogo más pesado del flúor, el cloro, el bromo y el yodo, los cuatro halógenos estables. Sin embargo, el astato también se encuentra aproximadamente en la línea divisoria entre metales y no metales. Al mismo tiempo se le ha observado y predicho cierto comportamiento metálico.
Es probable que tenga una apariencia oscura o brillante y pueda ser un semiconductor. Químicamente, se conocen varias especies aniónicas de astato y la mayoría de sus compuestos se asemejan a los del yodo, pero a veces también presenta características metálicas y algunas similitudes con la plata. Es decir, es un enigma, pero uno que vale la pena desentrañar, sobre todo teniendo en cuenta su potencial farmacéutico.