
Astrogeología
En apenas unos minutos un asteroide hizo un cañón de 2.500 km de largo
La energía que despidió el impacto equivale a 130 veces la de todo el arsenal nuclear de la Tierra.

La superficie de la Luna está marcada por muchas cuencas y cráteres. “Cuanto más recientes son, su tamaño también es más pequeño – explica Jacob Bleacher, científico jefe de exploración de una dirección de la NASA que ayuda a planificar las futuras misiones lunares de Artemis -. Esta tendencia refleja la desaparición de los asteroides gigantescos que alguna vez pasaron por nuestro sistema solar primitivo, chocando con planetas jóvenes y tal vez extinguiendo periódicamente la vida naciente en la Tierra. A medida que disminuyó la cantidad de estas enormes rocas en nuestro sistema solar, la vida en la Tierra finalmente tuvo la oportunidad prosperar”.
Por ello es importante conocer nuestro pasado. Cuando un asteroide masivo se estrelló contra la región sur de la Luna hace 3.800 millones de años, arrojó escombros que, con una energía 130 veces mayor que todo el arsenal nuclear de la Tierra, excavaron fisuras lunares de tamaño comparable al Gran Cañón en cuestión de minutos. El hallazgo, publicado en Nature Communications, no solo arroja luz sobre un fragmento cataclísmico de la historia lunar, sino que puede haber aclarado una inquietud para futuras misiones de la NASA.
Los resultados indican que la lluvia de escombros levantada por el asteroide probablemente salvó la zona de exploración donde los astronautas planean recolectar y datar fragmentos de escombros de un impacto aún más antiguo. Tales misiones podrían responder preguntas sobre la historia más temprana de la Luna y tal vez incluso la historia de cómo se arraigó la vida en la Tierra.
“El hallazgo es muy importante - añade Georgiana Kramer, científica planetaria del Instituto de Ciencias Planetarias -. Esto proporciona cierta tranquilidad a los astronautas de la misión Artemis de la NASA de que su colección de muestras no se contaminará con los restos del impacto de asteroides más jóvenes”.
Los astronautas de Artemis tienen previsto despegar hacia la superficie de la Luna en 2027. La NASA planea enviarlos al polo sur, donde recogerán rocas de la cuenca del Polo Sur-Aitken, la cuenca visible más grande y antigua de la Luna. La cuenca de 2500 kilómetros de ancho es poco profunda pero inmensa, y la zona de exploración del equipo de Artemis estará llena de rocas dragadas durante su formación a partir de un impacto masivo de asteroides.
En teoría, la cuenca del Polo Sur-Aitken representa el registro más antiguo de los impactos más masivos en el sistema Tierra-Luna. Determinar la edad de la cuenca les diría a los científicos cuánto tiempo hace que los planetas del sistema solar todavía experimentaban impactos de asteroides que extinguían la vida. En resumen, su edad probablemente reflejaría un límite superior de cuándo la vida en la Tierra comenzó a volverse sostenible.
“La superficie lunar es básicamente como un reloj que cuenta las primeras horas de nuestro sistema solar”, dice la coautora del estudio Danielle Kallenborn, científica planetaria del Imperial College de Londres.
El equipo de Kallenborn recreó los minutos posteriores a que un asteroide de 25 kilómetros de ancho formara la Cuenca de Schrödinger. Los científicos analizaron fotografías y mediciones de la altura de la superficie recopiladas por el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA, lanzado en 2009. Determinaron dónde exactamente debe haber caído el asteroide y su ángulo de descenso para que los escombros expulsados excavaran dos cañones que corren en línea recta desde el borde de la Cuenca de Schrödinger, haciendo que la depresión parezca una mano formando el signo de la paz.
Con esta información, los autores pudieron calcular el tamaño y la velocidad de los fragmentos de escombros que excavaron los cráteres individuales de los cañones. Los cálculos del equipo sugieren que el asteroide pasó por encima del polo sur en un ángulo poco pronunciado antes de tocar el suelo, avanzando hacia el norte y esparciendo escombros por delante, lejos de la zona de exploración prevista para Artemis.
El problema es que el asteroide que excavó la Cuenca Schrödinger podría haber esparcido escombros sobre la zona de exploración de Artemis, complicando los esfuerzos para datar la roca subyacente de la Cuenca Aitken del Polo Sur.
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