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¿Qué es la nieve que cae en El Eternauta y por qué cambia el planeta?

El estreno de Netflix es la historia de un apocalipsis en el planeta que comienza en apenas unos minutos. ¿Cómo ocurrió?

El eternauta
Partículas radiactivas asesinasNetflixNetflix

La historia de El Eternauta se remonta a 1957, cuando el guionista Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López (ambos argentinos) crean una historia en episodios vinculada a (cuidado: adelanto de la trama) una invasión alienígena al planeta.

Esta comienza con una extraña nieve capaz de matar mientras está flotando en el aire, pero una vez en el suelo va perdiendo su capacidad letal. Uno de los personajes, el Tano (interpretado por César Troncoso) le explica al protagonista, Juan Salvo (Ricardo Darín) que se trata de partículas radiactivas que caen del cinturón de Van Allen debido a que los polos magnéticos del planeta “se han apagado”. ¿Qué significa esto? Y, más importante aún: ¿puede ocurrir?

Vamos por partes. El campo magnético de la Tierra, generado por el núcleo metálico fundido de nuestro planeta y su rotación, crea la magnetosfera, una burbuja magnética que rodea el planeta. El tamaño y la forma de la magnetosfera cambian en respuesta al viento solar, el flujo constante de partículas cargadas que fluyen desde el Sol. La magnetosfera es crucial para la vida en la Tierra: protege la atmósfera y la vida en el planeta de los daños causados ​​por el viento solar y por rayos cósmicos aún más energéticos.

Estos “escudos” están formados por dos regiones de partículas atrapadas y agitadas y conforman los cinturones de Van Allen. Tienen forma de dos anillos concéntricos: el cinturón interior se extiende desde una altitud de unos 1.000 a 6.000 kilómetros sobre la Tierra, mientras que el cinturón exterior se extiende desde unos 13.000 a 60.000 kilómetros.

De acuerdo con el Tano, esta nieve son en realidad las partículas radiactivas que caen debido a la ruptura de estos escudos. La primera consecuencia es que todas las comunicaciones (satélites, GPS, instrumental eléctrico, etc.) se interrumpen debido a una mayor exposición a la radiación solar. Esta misma radiación provocaría la extinción de la vida en el planeta, pero a largo plazo, no de forma tan instantánea, como relata la historia creada por Oesterheld y Solano López. Sin la protección de estos escudos, nuestro planeta se convertiría en Marte: yermo, seco y sin vida.