Evolución
Revelan un episodio oculto de la evolución humana
Un reciente estudio ha deducido la desconocida historia de separación y reencuentro que vivieron nuestros antepasados durante 1 millón de años
Solemos imaginar la evolución del ser humano como un camino recto. Una vía de la que han ido divergiendo senderos secundarios, pero que lleva hasta nosotros sin curvas ni vericuetos. Y, aunque sabemos que esto no es del todo realista, un nuevo estudio nos ha hecho entender cómo de problemática es esta idea. Se trata de una investigación de la Universidad de Cambridge publicada en la revista científica Nature Genetics. En ella, un grupo de investigadores han creado un modelo computacional a partir de una amplia muestra de genomas de humanos contemporáneos y han descubierto, a partir de nuestros parecidos y diferencias, un capítulo hasta ahora desconocido de nuestro pasado.
Se trata de un episodio que empezó hace 1,5 millones de años y que duró hasta hace apenas 300.000, poco antes de la aparición del Homo sapiens. Según la investigación, no somos descendientes de una única población, sino que nuestra especie es la consecuencia del reencuentro de dos poblaciones de homininos que se separaron y permanecieron relativamente aisladas algo más de un millón de años para, finalmente, volver a mezclarse. Una historia de separación y reencuentro que no termina aquí, porque cada una de ellas vivió peripecias diferentes durante el tiempo que estuvieron separadas y, lógicamente, nos han dejado aportaciones muy distintas.
No somos un árbol
Hay que reconocer que hemos avanzado mucho desde que ilustrábamos la evolución humana como una serie lineal de siluetas que caminaban detrás de nosotros, el “ilustre” Homo sapiens. Al fin nos hemos acostumbrado a ver árboles donde nosotros somos solo una de las muchas ramas. Hemos entendido que hay especies humanas que no fueron nuestros antepasados, sino nuestros “primos”, y que no descendemos de ellas. Ahora, el siguiente paso consiste en entender que tampoco somos un árbol al uso, en todo caso somos un plátano de esos que adornan algunas plazas. Si te fijas en sus ramas, algunas de ellas se funden entre sí, uniéndose para formar nudos y estructuras de lo más imbricadas.
Nuestro pasado es más o menos así. El caso más paradigmático ya es de conocimiento popular, y es que los neandertales procrearon con algunos de nuestros antepasados hace unos 50.000 años y, de hecho, los humanos (no africanos), tenemos en torno a un 2% de ADN neandertal. Algo similar ha pasado con los denisovanos, pero esta investigación ha dado con una historia mucho más antigua. El 1000 Genomes Project ha analizado el ADN de una gran cantidad de humanos modernos alrededor de todo el mundo para alimentar un algoritmo llamado cobraa, el cual, ha construido un modelo de cómo se fueron separando y uniendo las poblaciones de nuestros antepasados a partir de las diferencias y similitudes que encuentra en nuestro ADN. Evidentemente, el algoritmo no puede deducir cada detalle y sus suposiciones, aunque rigurosas, no son algo que debamos tomar por certezas.
Una catástrofe misteriosa
En resumidas cuentas, cobraa nos ofrece el siguiente escenario pretérito. Una población no determinada, que bien podría haber sido de Homo erectus o Homo heidelbergensis, se separó en dos hace un millón y medio de años en el continente africano. No sabemos el motivo, pero sí sabemos que una de esas dos poblaciones sufrió algún tipo de catástrofe, quedando al borde de desaparecer. Esa población diezmada, sin embargo, se recuperó durante un periodo de aproximadamente 1 millón de años para reencontrarse y contribuir al ADN de los humanos modernos en un 80%. Dicho de otra forma: cuatro de cada cinco partes de nuestro ADN es una herencia de aquella población que estuvo a punto de desaparecer.
La otra, en cambio, parece que ha contribuido solo con el otro 20%, pero no todo es la cantidad, porque parece que su material genético está especialmente implicado en algunas funciones cerebrales. Especulando sobre lo ya especulado… podría ser que esta población, que contribuyó algo menos, fuera clave para explicar nuestras habilidades cognitivas. Si estos investigadores se encuentran en lo cierto, no podemos comprender la historia de nuestra especie sin tener en cuenta estos episodios de separaciones y reencuentros durante los cuales, las poblaciones sufren un proceso de adaptación independiente.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Según los autores de este mismo estudio, especies humanas como los neandertales y los denisovanos pudieron haber evolucionado a partir de esa misma población que nos ha aportado el 80% del ADN. Sin embargo, todavía no podemos saber con precisión a partir de qué especie de hominino evolucionaron estos últimos, por lo que debemos quedarnos con los sospechosos habituales (Homo erectus o Homo heidelbergensis) hasta que futuras investigaciones resuelvan la incertidumbre.
REFERENCIAS (MLA):
- Scally, Aylwyn, and Trevor Cousins. “A Structured Coalescent Model Reveals Deep Ancestral Structure Shared by All Modern Humans.” Nature Genetics, vol. 57, no. 3, 18 Mar. 2025, doi:10.1038/s41588-025-02117-1.