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Salud mental

Un skyline nocturno es precioso: pero podría estar destrozándote el cerebro

La luz durante las horas de descanso nocturno, un posible riesgo para la salud del corazón hasta ahora poco considerado

Nueva York Destinos para salir de fiesta

Los hábitos de vida contemporáneos, con una exposición constante a la luz artificial, podrían estar pasando factura a nuestra salud por vías insospechadas. Una nueva investigación apunta a una conexión entre la iluminación nocturna, incluso la tenue, y un mayor riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares de diverso tipo.

El cuerpo humano regula multitud de funciones internas basándose en los ciclos de luz y oscuridad a través de los ritmos circadianos. La interrupción de estos patrones naturales, como la que provoca la luz nocturna, es un factor conocido que puede afectar a la salud, influyendo en procesos como el sueño, el metabolismo o la presión arterial.

Pese a esta base biológica, no estaba claro hasta ahora cómo los patrones individuales de exposición a la luz durante la noche se traducían en un riesgo personal de sufrir enfermedades cardiovasculares. Precisamente esto es lo que buscaba determinar la reciente investigación, cuyos resultados preliminares son notables.

Un riesgo inesperado en la noche

Para ello, los investigadores analizaron datos de 88.905 adultos que llevaron sensores en la muñeca para seguir su exposición a la luz durante una semana, con seguimiento de salud durante los siguientes 9,5 años, según apuntan desde Sciencealert. Comparados con la mitad con menor exposición, el 10% con más luz nocturna tuvo un riesgo considerablemente más alto de problemas cardíacos como enfermedad coronaria, infarto, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular y accidente cerebrovascular.

Los investigadores tuvieron en cuenta otros factores que influyen en la salud del corazón, como fumar, beber alcohol, la dieta, las horas de sueño, la actividad física, el estatus socioeconómico y el riesgo genético, buscando aislar el efecto de la exposición a la luz nocturna en la medida de lo posible. Es importante señalar que los datos de este tipo de estudio observacional no establecen una relación directa de causa y efecto, sino que demuestran una fuerte asociación entre la exposición a la luz y los riesgos cardíacos. Esto es suficiente, no obstante, para considerar la luz nocturna como un factor de riesgo potencial.

Según los investigadores, las relaciones entre la luz nocturna y el riesgo de insuficiencia cardíaca y enfermedad coronaria fueron más acusadas en mujeres, mientras que el vínculo con la insuficiencia cardíaca y la fibrilación auricular se mostró más fuerte en jóvenes dentro de la cohorte estudiada.

Los investigadores señalan que muchas funciones corporales, como la presión arterial y la tolerancia a la glucosa, dependen de ritmos circadianos regulares y bien definidos. Su alteración, como ocurre con los trabajos nocturnos, puede afectar a la salud. Uno de los mecanismos propuestos es la mayor tendencia sanguínea a formar coágulos (hipercoagulabilidad), previamente ligada a la disrupción circadiana, aunque probablemente haya múltiples vías implicadas.

Ante estos hallazgos, los autores sugieren que minimizar la exposición a la luz durante las horas de descanso nocturno podría ser una estrategia útil para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Subrayan la necesidad de futuras investigaciones que registren la luz nocturna durante períodos más extensos y detallen sus fuentes para comprender mejor esta relación.