
Medicina
Los últimos romanos eran 2 o 3 puntos de CI más tontos que sus antepasados (y fue culpa suya)
Un estudio reciente ha medido la contaminación de plomo durante el Imperio Romano y ha calculado su posible impacto cognitivo en los europeos de aquel entonces

Todavía es Navidad, una época que cuenta con el aval cultural para meternos con los antiguos romanos. De hecho, la prestigiosa revista científica PNAS acaba de publicar un artículo que revolverá a más de un acérrimo fan del Imperio Romano. Y es que no podemos saber cómo de listos eran, pero gracias a esta última investigación sí podemos afirmar que fueran lo inteligentes que fuera, cada vez lo eran menos. Dicho de otro modo: los antiguos romanos se fueron “entonteciendo” por culpa de su amor por la plata y lo sabemos gracias a volcanes, glaciales y un hombre que hundió a las petroleras calculando la edad de la Tierra. No es la historia de Navidad que esperabas… es mejor.
De las muchas cosas que han hecho los romanos por nosotros, la minería es una de las más llamativas. Agujerearon su imperio a lo ancho y a lo largo, rompieron montañas con técnicas como el ruina montium, dejando a su paso paisajes tan sobrecogedores como Las Médulas, en el norte de nuestro país, una mina de oro que nutrió al Imperio. Sin embargo, son las de plata las que nos interesan ahora, porque ahondando en ellas despertaron a una bestia silenciosa. La galena, el mineral a partir del cual la obtenían, está compuesto mayormente por plomo y, para separar la plata hay que fundirlo. En ese proceso, los vapores del plomo ascienden, arrastrados por vientos que los llevarán lejos, cubriendo Europa e, incluso, alcanzando la mismísima Antártida. Y puede que no sepas mucho sobre la toxicidad del plomo, pero ha desaparecido de nuestras gasolinas por algo.
El peligro del plomo
En los años 50, Clair Patterson, un geoquímico, cambió la historia mientras intentaba medir la edad de la Tierra. Trabajando con el método uranio-plomo, descubrió que sus muestras estaban contaminadas por cantidades masivas de plomo. Intrigado, diseñó la primera sala blanca para evitar contaminación y se embarcó en una investigación global, midiendo niveles de plomo en agua, hielo y sedimentos. Los resultados fueron impactantes: los niveles de plomo en humanos eran hasta 600 veces superiores a los naturales, debido principalmente al uso de tetraetilo de plomo en la gasolina desde los años 20.
Este envenenamiento masivo afectaba especialmente a los niños, con estudios que vinculaban la exposición al plomo con una disminución significativa del coeficiente intelectual y problemas de desarrollo cerebral. Aunque enfrentó la oposición de poderosas petroleras, sus datos fueron irrefutables. En 1976, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) comenzó a regular el uso de plomo en combustibles, hasta su prohibición total en 1995. Gracias a Patterson, generaciones futuras se libraron del plomo de las gasolinas y ahora conocemos su impacto lo suficiente como para haber podido calcular cuánto se “entontecieron” los romanos por culpa de su minería.
Hielo y volcanes
Si queremos saber cuán grave fue la minería de plata para los antiguos romanos, necesitamos saber cuánto plomo acumularon en la atmósfera y la pista se esconde en las profundidades del permafrost, masas de hielo que no se funden llegado el verano, como los glaciares de Groenlandia o la Antártida. Así pues, un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford decidieron perforar estas masas en varios puntos, extrayendo columnas de hasta 3,4 kilómetros de profundidad. Hielo que se ha formado durante milenios y que iba atrapando burbujas de aire, como si fueran testigos de la atmósfera del momento. Solo necesitaban una forma de relacionar la profundidad con la antigüedad y la clave fueron los volcanes. Los investigadores buscaron huellas en el hielo de erupciones volcánicas realmente masivas y las rastrearon en nuestros registros. Así es como han podido deducir que sus núcleos de hielo comprenden desde el 500 a.C. hasta el 600 d.C.
Al medir el plomo atrapado en cada estrato del hielo, los expertos dedujeron que durante los casi 200 años de apogeo del Imperio Romano se liberaron 500 kilotoneladas. Siendo más precisos, podríamos decir que la contaminación atmosférica por plomo comenzó mucho antes, en la Edad del Hierro, alcanzó su pico durante el siglo II a.C. en la República Romana y se mantuvo alta hasta la Peste Antonina (165-180 d.C.), que debilitó el Imperio. La acumulación era tal cuando colapsó el imperio, que no se superaron esos niveles hasta la Alta Edad Media.
Hasta aquí todo está científicamente bastante atado, pero los investigadores han querido llevarlo un poquito más allá. Han querido calcular cómo afectó aquella contaminación al CI de los antiguos romanos y, comparándolo con los datos de los años 70, han deducido que su cociente intelectual pudo verse reducido en 2 o 3 puntos durante su civilización. El grado de especulación, en este caso, es alto, pero no es pura fantasía. La fundición de galena afectó al planeta hasta el punto de dejar huellas en el Ártico y, de algún modo, también debió dejar su marca en la cognición de aquellos antiguos europeos.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Aunque los núcleos de hielo revelan que la contaminación por plomo en el Ártico alcanzó niveles hasta 40 veces mayores en la década de 1970, este estudio muestra claramente que “la actividad industrial ha estado impactando la salud humana durante miles de años”, señala McConnell.
REFERENCIAS (MLA):
- McConnell, Joseph, et al. “Pan-European Atmospheric Lead Pollution, Enhanced Blood Lead Levels, and Cognitive Decline from Roman-Era Mining and Smelting.” Proceedings of the National Academy of Sciences, 6 Jan. 2025.
- Nasonline.org. 2021. Biografía de Clair Cameron Patterson escrita por George R. Tilton. [online] Available at: .
- Shirley, K., 2021. Interview with Clair C. Patterson by Shirley K. Cohen. [online] Core.ac.uk.
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