Lactancia

El método Estivill, la mejor forma de traumatizar a tu bebé

Consulta Lactancia Materna Cintia Borja /Enfermera, consultora lactancia materna certificada IBCLC

El ser humano nunca más sufrirá ninguna situación «natural» tan estresante como el acto de nacer
El ser humano nunca más sufrirá ninguna situación «natural» tan estresante como el acto de nacerlarazon

No hay edad para el estrés, todos somos susceptibles de sufrir situaciones que nos lo causen, y aunque pueda parecernos absurdo los niños no son una salvedad. El ser humano nunca más sufrirá ninguna situación «natural» tan estresante como el acto de nacer. ¿Y qué hacemos las sociedades modernas, nada más nace el bebé? Lo vestimos, lo arropamos y lo metemos en la cuna, ¡ale!, no sea que se acostumbre y quiera dormir con los padres. Sin ni siquiera reflexionar que un recién nacido, lactante o niño pequeño no puede reaccionar como un adulto ante situaciones estresantes. Y estar solo, sin que uno sepa dónde está, y nadie que lo cobije, es la situación más estresante que puede llegar a vivir un ser humano, pues imagínense en un ser tan indefenso.

Situaciones recurrentes de estrés a largo plazo en un cerebro en desarrollo pueden causar ansiedad, depresión, trastornos de comportamiento como hostilidad y reacciones agresivas, entre otras. Por lo que, el ignorar sus llamadas de atención no es lo más acertado. Con ello lo que conseguimos es incrementar su malestar. De este modo aumentarán las hormonas del estrés (adrenalina y cortisol), que impregnarán y bloquearán una parte de su cerebro que actúa sobre las emociones. Llegado a este punto, el organismo del pequeño será incapaz de reaccionar, y por lo tanto, para gestionar y neutralizar estos niveles elevados de las hormonas del estrés, lanzara un «chute» de otro grupo de hormonas (serotonina, endorfinas y opiáceos), tranquilizantes naturales que le ayudarán a calmarse e incluso conseguir que se duerma. En estos momentos los padres erróneamente pueden pensar, que el bebé ha conseguido aprender a relajarse solo. Pero lo que realmente ha aprendido es que sus padres han ignorado su llamada, «llora el tiempo que quieras, nadie vendrá ayudarte».

Realmente lo que aprende es frustración. En cambio, si estamos con él, aprende a confiar en que no está solo y a menudo que vaya creciendo, paso a paso aprenderá a calmarse y dormirse, asociando el acto de dormir a relajarse. Es triste que todavía hoy haya padres que dejan llorar desconsoladamente a sus pequeños en su cuna porque falsos «gurus» de la crianza, como el Dr. Estivill, prometan a través de sus libros, fórmulas infalibles para enseñar a dormir a sus hijos. En mi opinión es un libro que debería estar prohibido, por el bien de la salud emocional de los indefensos niños.

Porque, para lo que sí es eficaz, es para traumatizar a los pequeños. Recomendaría a los padres, que no se gasten ni un euro en comprar tal insensatez de libro o por lo menos si tienen deseos de leerlo, antes de adquirirlo, se den un recorrido por internet y lean opiniones de otros padres o vean algunos de los videos reales que hay sobre este método. Seguro que sus deseos de utilizarlo se desvanecen. Según el Dr. Estivill los niños están preparados para dormir solos a partir de los 4-6 meses de edad, considera que todo niño que no consigue dormir solo a partir de esta edad sufre de «insomnio infantil por hábitos incorrectos». Vamos, que nos lo debemos creer, porque él lo dice, sin que exista evidencia científica alguna ante esta afirmación.

En cambio, sí está demostrado que el colecho (dormir con los padres) es una práctica saludable, porque dormir solo para un bebé es muy estresante. En muchas culturas los hijos duermen con sus padres y no están traumatizados. Según este erudito doctor la mayoría de los niños de 4 a 6 meses están enfermos de insomnio infantil. Por lo tanto, prácticamente todos los niños están enfermos, porque que un bebé se despierte durante la noche, llore y busque a sus padres, es de lo más normal, no un problema de sueño.

Aprovecho para decir que el método del Dr. Estivill, no es suyo, sino una terapia del Dr. Fever, que acentúa que se trata de un método no aplicable en todos los problemas de sueño y por supuesto, ni que hablar, antes de los cuatro años. La terapia del Dr. Estivill consiste en dejar al bebé en la cuna cuando todavía está despierto aunque llore y llore, ya se acabara durmiendo. Eso sí, consolarlo, asomándose a la puerta de la habitación se puede, y desde allí decirle: «Cariño, mama te quiere mucho, pero tienes que dormir tu solito».

Advierte que no debemos de cogerlo en brazos. En sustitución, para que el bebé no se sienta solo, emplear un chupete o un peluche. Vamos que subestima a los niños, que serán pequeños pero no tontos. Advierte a su vez, de la importancia de no acudir a la primera llantera del niño, primordial, antes esperar unos minutos. Ese tiempo de espera irá aumentando gradualmente cada día. Así, al séptimo día, el bebé debe de esperar 13 minutos antes de ser consolado por los padres.

Me pregunto qué padres pueden aguantar tanto tiempo. Eso sin tener en cuenta las repercusiones que tiene el llanto prolongado en el cerebro del bebé… Un estudio que analizó las consecuencias de este método, tanto en el lactante como en la propia madre, comprobó, que efectivamente la mayoría de los bebés dejaban de llorar después de tres días de adiestramiento, pero los niveles de cortisol de los que hablábamos, se mantenían igual de altos en su cerebro que el primer día que se empezó el adoctrinamiento. En cambio, las madres presentaban una disminución del cortisol en cuanto el bebé dejaba de llorar. Lo cual significa que la madre dejaba de sentir estrés, mientras que el bebé aun sin llorar, seguía sufriendo estrés.

En ocasiones hablo con padres que han empleado el método Estivill, asegurándome orgullosos que el método funciona. No pongo en duda alguna que el bebé consigue dormir por sí solo, pero si nos ponemos en su lugar, podemos llegar a imaginarnos la sensación de abandono y desatención que siente de unos padres a los que ha pedido a gritos que acudan, para dejar de tener miedo y sentirse tranquilo. Los padres, saben que el bebé está a salvo y no corre ningún peligro en su cuna, pero el bebé no ha nacido sabiéndolo.

No llora porque no pueda dormirse, porque tenga algún trastorno de sueño o insomnio, de ser así tampoco se dormiría con nuestra presencia. Que nadie se soliviante, porque desde luego que resulta angustioso para los padres, cuando las noches son difíciles. Pero someter al bebé a este tipo de entrenamiento puede ser mucho peor. El dejarle solo, llorando, por mucho que cierres la puerta y te tapes lo oídos, no deja de ser inhumano e injusto. El bebé de meses no llora para manipular, llora porque demanda el bienestar que le proporciona estar junto a sus padres, y ello, es una necesidad tan imprescindible como es su necesidad de alimento. No escuches a quienes recomiendan este tipo de métodos, mejor sigue tu instinto cuando oigas su llanto. Y ten paciencia, porque solo con amor se aprende.

Pueden enviar sus preguntas a consultalactancia@larazon.es