Sanidad privada
Respuesta tardía, servicios desbordados y una denuncia por homicidio imprudente
La Comunitat Valenciana logró frenar la curva pese a la carencia de material sanitario y fallos en los protocolos de respuesta a la crisis sanitaria. El balance: 1.468 muertes y 11.476 contagiados
1.468 muertos y 11.476 contagiados después, la Comunitat Valenciana trata de recuperarse de los efectos devastadores de la pandemia del coronavirus. Pero «el virus sigue ahí», recuerda cada vez que tiene ocasión la consellera de Sanidad, Ana Barceló, para alertar a la población de que la situación que vivimos no hace tanto puede volver a repetirse a poco que bajemos la guardia.
Hablamos de hospitales al borde del colapso, de personal sanitario luchando contra lo desconocido con el escaso (y defectuoso) material del que se les dotó durante demasiados días, de residencias de ancianos desbordadas por los contagios y la falta de información o, en el peor de los casos, perdidos entre protocolos de actuación inexistentes durante los peores días de la batalla contra el covid-19.
El 3 de marzo, Barceló confirmó el primer fallecimiento por coronavirus en España, aunque la muerte de este hombre había tenido lugar el 13 de febrero en el Hospital Arnau de Vilanova de Valencia. Fue entonces cuando las alarmas que ya había saltado comenzaron a sonar más fuerte y cuando las preguntas empezaron a agolparse sin respuestas claras. ¿Cómo no se había detectado antes?, ¿se había seguido el rastro del contagio?, ¿qué medidas de contención se habían tomado?...
Todavía entonces se quiso entornar los ojos a la realidad que se nos avecinaba. El fallecido venía de Nepal y «no era una persona joven», apuntaba la consellera a modo de comodín sanitario para el resto de la población.
Personal sanitario en riesgo
Y ello pese a que una semana antes los medios de comunicación ya alertaban del riesgo que había supuesto permitir el viaje de hinchas del Valencia C.F a Milán, zona cero entonces del coronavirus a nivel europeo. «Nos enteramos ayer del partido de fútbol; lo siento, no me gusta el fútbol. Somos sanitarios, no tenemos por qué saber que el Valencia jugaba en el Milán», defendía por aquellos días la subdirectora general de Epidemiología, Hermelinda Vanaclocha, para sorpresa de todos. La polémica se intentó zanjar con un breve comunicado a todos los valencianistas que se hubieran desplazado al país transalpino por esas fechas y en el que se les instaba a contactar, en caso de sospecha, con los servicios médicos a través del 112. Pocos días después se confirmaba el paciente cero en la Comunitat Valenciana, precisamente un periodista que había viajado a la región milanesa.
A partir de ahí, teléfonos de emergencias bloqueados por el aluvión de llamadas y servicios sanitarios abarrotados por pacientes temerosos. Y desde entonces, la lucha desenfrenada de los servicios sanitarios. Pese a que la media de ocupación de las UCI nunca superó el 80 por ciento, a mediados de abril hubo varios centros hospitalarios al borde del colapso, tal y como denunciaron los sindicatos.
Los mismos que han denunciado a la consellera del ramo por prevaricación por omisión y homicidio imprudente, entre otros delitos, al no dotar de material de protección a sus trabajadores. Denuncias que se unieron a las de la gestión de las residencias de ancianos, principal foco de muertes por covid-19 y cuya responsable, Mónica Oltra, ha dejado en manos de Barceló las explicaciones sobre la deficiente respuesta a la crisis en estos centros.
En la parte positiva, la gestión de la Generalitat Valenciana ha aprobado en materia de infraestructuras y aprovisionamiento de material. Tras duras semanas de carestía de EPI, guantes y mascarillas que expusieron al personal sanitario a la ruleta del virus, el presidente Ximo Puig logró traer de China, y hasta ahora, 25 aviones, así que la Comunitat «cuenta con reservas para cubrir las necesidades de material sanitario para los próximos seis meses». En cuanto a los tres hospitales de campaña construidos junto a cada uno de los principales hospitales de cada provincia, la curva de contagios ha frenado su puesta en marcha y por el momento, y hasta nuevo aviso, funcionan como centros de salud donde se atiende a los sospechosos y contagiados que no requieren hospitalización.
Se cumplen así cien días de una lucha titánica que ha hecho mella no solo en el ánimo del personal sanitario, sino en el sistema en sí.
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