Opinión

Objetivo, el control total

Su Sanchidad ¡qué gran apodo el revelado por Carlos Herrera!

Sin prisa pero sin pausa, como decía Arias Navarro en su tímido impulso de apertura con la Ley de Asociaciones Políticas –llámose entonces «espítiru del 12 de febrero» en 1974– un lema que se queda muy corto en comparación con el paso acelerado de PSanchismo, Podemos, ERC y Bildu para hacerse con el control absoluto del Estado, como corresponde a un régimen socialcomunista.

Su Sanchidad ¡qué gran apodo el revelado por Carlos Herrera! no ha tenido ningún pudor para pasar de aquel «si pactara con Bildu, yo sería presidente del Gobierno, y tengo que reconocerle que sería un presidente del Gobierno que no dormiría tranquilo por la noche, junto con el 95 por ciento de los ciudadanos que tampoco se sentirían tranquilos» a no solo abrazar a Pablo Iglesias sino también a someterse a muchas de sus exigencias. De saltar de «con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo repito cinco veces o 20» a preferir antes a Bildu que a Ciudadanos sin importarle la infamia a las víctimas y a millones de españoles.

¿Qué decir de «no voy a permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas, de aquellos que quieren romper España. Lo he dicho en público y en privado. Y lo digo aquí para que conste en acta» a aceptar una a una las imposiciones de ERC y PNV?.

Todo ello con el objetivo claro no solo de mantenerse en la Moncloa. No. Todo ello obedece a algo más grave, lo más cercano a un régimen bolivariano. Así se siente de cómodo con su tripulación actual. La designación vergonzosa de la Fiscal General del Estado, la Ley de Educación (no sé por qué se llama Celaá y no Sánchez), el Proyecto de la Ley de la Verdad para silenciar a quienes discrepen, la eliminación de toda gestión privada de la Sanidad, la instrucción para los fiscales y una larga lista de ideas constituyen la demostración clara de cuál es la meta. Así es la vida.