Gastronomía

El renacer primaveral del tardeo

El “zapping” hostelero habitual, lo que llamamos de bar en bar, nos lo confirma. No es ningún secreto su particular oportunismo. Después de años relegado comienza a tener protagonismo

El tardeo se vuelve polifacético como costumbre de encuentros vinícolas, cerveceros y cocteleros
El tardeo se vuelve polifacético como costumbre de encuentros vinícolas, cerveceros y coctelerosLa RazónLa Razón

En el universo de la restauración nunca se para el reloj de idas y venidas. En el horizonte más inmediato se hace indispensable actualizar las certidumbres, con claras respuestas, sobre el resurgimiento del tardeo. El «zapping» hostelero habitual, lo que llamamos de bar en bar, nos lo confirma. Las predicciones sobre su vuelta empiezan a cotizar al alza mientras avanza con credenciales vitales en la hostelería.

El apostolado del cíclico tardeo, camuflado de prolongación de sobremesas, se fusiona, sin solución de continuidad, con los actos previos a la cena. Buscamos el refugio del icónico tardeo en las barras favoritas para arropar la escapada gastrónoma. Vinotecas singulares para practicar el culto por las conservas, fiambres, quesos y embutidos de manera cotidiana. Mientras la peregrinación sumiller se intensificará con una singular fertilidad de oportunidades y referencias.

Se exprimen los tiempos gourmet en busca de tapas singulares y cocteles distintivos que desemboca en hábitos reconocidos. Más que sensaciones hay evidencias. Es un clamor su presencia cada vez más extendida en la hostelería de la Comunidad Valenciana.

Los que viven en la observancia de las tradiciones no son insumisos. Por eso existe cierta unanimidad que ha vuelto a ser una referencia que abandera jornadas donde la fe vinícola, la pasión cervecera y la coctelería más desconocida se entrelazan por momentos. Solo una regla esencial, hay que buscar la barra o la terraza ideal. No es fácil, sin esfuerzo. Un valor añadido gastronómico es lo que se pide cada vez más.

Para el tardeo hay que buscar la barra o terraza ideal
Para el tardeo hay que buscar la barra o terraza idealLa RazónLa Razón

No entender que, pase lo que pase, las cosas han cambiado es no entender nada, o muy poco. El tardeo ya no es una moda hostelera de interinidad, tiene capacidad propia de atracción cotidiana, con un sentimiento refractario entre comensales de cualquier lugar.

Entre la aparente excepcionalidad de un fin de semana cualquiera encontramos el enorme significado del tardeo. Más allá de forzados paralelismos, esta costumbre se impone lentamente entre los consumidores en sus múltiples caras. El «big bang» hostelero es intermitente. A medida que el universo del tardeo se expande surgen mentideros de la coctelería universal, donde la venerada sobremesa del gin tonic también se vuelve infinita.

Ya no es un trampantojo puntual de cierta restauración con semana señalada. No sorprende que también arrumbe las costumbres de las nuevas generaciones. A fin de cuentas, tampoco era tan difícil imaginar que esto podía acabar sucediendo. La mímica del vermú vespertino y la euforia coctelera del tardeoespanta los silencios y las dudas de los clientes que constatan de nuevo su presencia, de manera elocuente en las principales barras.

Por mucho que haya y vengan modas hosteleras hay cosas que se consolidan como el tardeo. Los nuevos tiempos facilitan una magnífica coartada para que las querencias al tardeo vuelvan a resurgir y la ampliación de las terrazas también anima al optimismo.

La fuerza de los acontecimientos matutinos del almuerzo y la pujanza pertinaz del vermú nos empujan a no capitular en busca del prolongar la sobremesa con el destino final del tardeo. El nivel ha subido mucho y las exigencias aún más, después de varios años de débil consolidación. Hay que exprimir esta nueva fidelidad desde el primer minuto. Algunos establecimientos que veían el tardeo con mansa resignación y sordo enfado en tiempos primigenios ahora se beneficiarán del espíritu de esta moda hostelera. Imaginamos el futuro de mil maneras, pero no sin el tardeo como fuente de identidad.

El tardeo, sin duda, se convertirá en una declaración de intenciones para enlazar la sobremesa con la tarde. ¿Cómo se armoniza semejante escenario? Tiempo y voluntad no deben faltar mientras disfrutamos del renacer primaveral del tardeo.