Amamantando la vida

Cómo el porteo ayuda a la lactancia y beneficia a madre y bebé

El contacto le trasmite que su supervivencia está asegurada y puede dedicar toda su energía a crecer

Cintia Borja

El porteo es una práctica ancestral que desde hace unos años parece estar de moda. En todas las culturas y continentes las madres han porteado a sus criaturas. Sin embargo, la modernidad nos ha desconectado de muchas maneras de nuestro sabio instinto que llevamos en el ADN. Hoy en día esta práctica está considerada, científicamente, como beneficiosa para la salud y el bienestar tanto para el bebé como para la madre.

El desarrollo del sistema neuromuscular del bebé depende en gran parte de estar en contacto con otro cuerpo. No hay mejor lugar para que el bebé alcance un adecuado desarrollo psicomotor que los brazos de su padre o madre, un lugar donde se va a sentir tranquilo y seguro, y que, además, contribuye en su desarrollo físico, emocional e intelectual.

Tras el parto, el bebé reconoce el cuerpo de su madre como su hábitat natural, por lo que el contacto físico madre-bebé es la mejor medida para que un ser tan indefenso e inmaduro se sienta seguro y tranquilo, sabe que, en contacto con su madre, también con el padre, su supervivencia está asegurada, pudiendo dedicar toda su energía a crecer.

El porteo es en mayor medida movimiento, el bebé se siente mecido, una sensación que le es reconocida, ya que mientras crecía en el interior del vientre materno, sentía ese balanceo cuando la madre caminaba o se movía, y eso provoca que se calme y tranquilice, llorara menos y dormirá mejor.El llanto es la manifestación más intensa de la falta de bienestar: supone un aumento del estrés y un gasto innecesario de energía.

Está demostrado que un bebé separado del cuerpo de su madre experimenta mayor estrés, una disminución de la frecuencia cardíaca y de su temperatura corporal. Mientras que en contacto con el cuerpo de su madre pasa más tiempo en alerta tranquila, el estado ideal para que su ritmo cardiaco y temperatura sean más estables, que haya un menor consumo de oxígeno y de este modo gestionar de forma más eficaz el gasto energético.

En definitiva, el bebé en contacto estrecho con el cuerpo de su madre/padre se sentirá más tranquilo, la calidad y las horas de sueño aumentarán, algo especialmente importante para que su cerebro organice todas las experiencias que está viviendo a lo largo del día.

Apego seguro

El contacto constante (o porteo) potencia el apego seguro entre madre/padre y bebé. Pasar mucho tiempo en contacto directo con el bebé permite a los padres conocer instintivamente su repertorio de señales de aprobación o rechazo. Posibilita aprender a identificar antes de que el bebé llore si tiene hambre, propiciando así, que la madre pueda ofrecerle el pecho de forma más rápida, a la par, que contribuye a aumentar y mantener la producción láctea. Con el contacto estrecho madre-bebé, los niveles de las hormonas responsable de la producción y salida de la leche incrementan sus niveles.

La posición erguida y el suave masaje que tiene lugar durante el movimiento de porteo favorece la digestión, ayuda a que el bebé expulse los gases, previene y/o alivia cólicos, reflujo y evita regurgitaciones. Simultáneamente, contribuye a mejorar el tono muscular del bebé, protegiendo y favoreciendo un correcto desarrollo de su espalda y caderas. También, disminuye el riesgo de sufrir plagiocefalia postural (aplanamiento de la cabeza). Puesto que, cuando es porteado, gracias a la posición vertical, su cabeza tiene mayor movilidad que cuando permanece tumbado en una cuna. Además, en el portabebés su cabeza está en contacto con una tela, un sostén flexible que se adapta a la forma de su cabeza y no al revés como sucede en el caso del colchón.

Al mismo tiempo, el porteo ayuda a amamantar de forma discreta. Es un gran aliado para aplacar las famosas crisis de lactancia… esos días caóticos en que la criatura no hace más que querer estar prendido al pecho, brindando a la madre cierta libertad de movimientos, sin dejar de lado al bebé. En definitiva, portear permite a la madre cuidar y atender sus propios asuntos, atender a otros hijos/as mayores o porque no practicar aficiones y pasatiempos.

Cómo hacerlo

Para poder disfrutar de todos sus beneficios, el portabebés utilizado debe ser ergonómico, es decir, que respete la postura natural del bebé durante su desarrollo, además de considerar el bienestar del adulto que portea, haciendo una buena distribución del peso que este ha de cargar.

Para poder combinar porteo y lactancia, primero recomendaría que la madre domine ambas habilidades por separado. No tengas prisa por empezar a dar el pecho porteando. Una vez te sientas segura con la lactancia, el porteo te hará más sencillo amamantar. No obstante, puedes necesitar un mes o más para manejar ambas técnicas, es decir primero es necesario controlar un buen agarre al pecho y no tener dolor al amamantar.

Para poder amamantarlo mientras porteas es necesario saber colocar adecuadamente al bebé, ajustarlo debidamente para permitirle que pueda cogerse adecuadamente al pecho. Y esto se consigue después de haberlo practicado varias veces. Como ves el porteo puede ser de gran ayuda para favorecer la lactancia, es cómodo, discreto y te libera de preocupaciones de tener que amamantar solo en ciertos lugares, permitiéndote realizar otras actividades. Es tan sencillo que una vez domines la técnica y si llevas ropa adecuada veras que incluso el bebé se engancha solito al pecho.

En resumen, el ser humano es un mamífero que, al nacer, a diferencia de otros necesita de ser cargado, y no hay ningún lugar mejor en el que pueda estar un bebé hasta que empieza a caminar que los brazos de mamá o papá.