Opinión. A través del espejo
Elecciones 28-M: El debate del "no" debate de Ximo Puig
El PSPV busca una campaña plana porque aspira a mantener la imagen del presidente
Hoy lunes quedarán 35 días para la celebración de elecciones municipales y autonómicas en la Comunitat Valenciana. Aunque la campaña no ha empezado oficialmente, solo hace falta mirar las agendas de los partidos para comprobar que la pegada de carteles es, más que nunca, un mero formalismo.
Las promesas van ya a peso. No va a haber suficientes empresas para poner en marcha todas las obras que están plasmadas en formato digital y, de materializarse las promesas realizadas en materia de vivienda, el «boom» de los 2000 va a parecer una broma.
Promesa arriba, ataque abajo, los partidos juegan a contestarse vía comunicado, incluso a veces lo hacen en directo durante transcurso de los actos donde les aplauden los suyos.
Todo queda así muy plano, enlatado y de ahí que sea tan interesante verlos debatir, aunque seamos unos cuantos los que devoremos los debates electorales, aunque tengan formatos aburridos o muy encorsetados. Con todo, son interesantes para ver el estado de forma de cada candidato.
De ahí que haya causado tanto revuelo que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, haya rechazado dos de los cuatro debates electorales que se le habían propuesto. La ley electoral valenciana, a diferencia de otras, no entra a regularlos, así que nada le obliga a aceptarlos.
Confrontará con el resto de candidatos en dos ocasiones. En el debate propuesto por À Punt y por la SER.
La verdadera razón es que el PSPV está buscando una campaña plana porque aspiran a mantener la imagen que han logrado estos ocho años del presidente.
Siendo esto legítimo, no puede entenderse la decisión sin admitir que está restando diálogo y pluralidad a este proceso electoral. Es una tentación en la que caen de vez en cuando los políticos. Por ejemplo, la ex vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, no encontró sitio en su agenda de campaña de 2019 para dar una entrevista a LA RAZÓN. Lo recuerdo porque hay en Compromís quien ha aprovechado para dar una lección que no tengo muy claro si está legitimado a dar.
No tuvimos más remedio que publicar las preguntas que nos hubiese gustado formularle. Faltaban, obviamente, sus respuestas.
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