Infraestructuras

La Vega Baja no podría soportar otra DANA como la de 2019

El catedrático Jorge Olcina afirma que las grandes obras del Segura no se han ejecutado y que se prevé que empiecen en 2024

El Segura a su paso por la pedanía de Molins y La Campaneta
El Segura a su paso por la pedanía de Molins y La CampanetaLa Razón

Llega septiembre y con él los avisos sobre la gota fría que ahora se denomina DANA, acrónimo de depresión aislada en niveles altos. En la Vega Baja, comarca del sur de la provincia de Alicante fronteriza con Murcia, los habitantes de Orihuela, Almoradí, Rojales, Rafal o Formentera del Segura, entre otros, se echan a temblar. Porque DANA se asocia al episodio de lluvias de septiembre de 2019, cuando en dos días, el 13 y 14 para ser exactos, cayeron 500 litros por metro cuadrado en algunas zonas del bajo Segura como Orihuela, y el río se desbordó causando un desastre natural cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo.

Por suerte, la previsión de lluvias para este fin de semana está muy lejos de los 500 litros por metro cuadrado de entonces; es de 50 litros por metro cuadrado. La DANA de 2019 tiene un periodo de retorno de 500 años.

Tal y como explicó el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante, UA, Jorge Olcina, la Vega Baja no está preparada para asumir otra DANA como la de 2019 porque, indicó, la CHS no ha ejecutado las grandes obras en el río. Unas infraestructuras que se suponen que deben empezar en 2024.

No obstante, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) lanzó ayer un mensaje de tranquilidad a toda la población de la Vega Baja, y de toda la provincia, ante una eventual crecida del río causada, a su vez, por una gota fría. Así, su presidente, Mario Urrea, explicó que «el cauce del río está preparado para asumir una crecida ordinaria, pero si su capacidad hidráulica se ve desbordada, eso no se puede gestionar». Por crecida ordinaria se entiende aquella que tiene un periodo de retorno de diez años, es decir, que ocurre una vez cada diez años. Nada que ver con la DANA de 2019 que por supuesto desbordó la capacidad del río, de ahí que si volviera a suceder no se podría gestionar.

Urrea, que se reunió ayer en Alicante con el subdelegado del Gobierno, Carlos Sánchez, para abordar las condiciones de mantenimiento del cauce del río, especificó qué trabajos se han realizado desde 2019 y hasta ahora. «La CHS no actúa solo ante un aviso de la AEMET, sino todo el año. En los últimos cuatro años se ha invertido una media anual de 1,5 millones de euros y se ha intervenido tanto en el cauce como en las ramblas», explicó. En concreto, se ha trabajado en el corte y extracción de cañas. Hay que tener en cuenta que las cañas, que son una especie invasora, pueden rebajar la velocidad del caudal del río en caso de lluvias torrenciales, y causar un tapón en los puentes de los tramos urbanos donde la capacidad del cauce se estrecha.

Sobre los cauces urbanos del río, el Concejal de Infraestructuras y Emergencias de Orihuela, Víctor Valverde, indicó que «el Ayuntamiento trabaja de manera continua en la retirada de cañas en los puentes porque ahí se acumulan y forman barreras naturales que influyen en la velocidad de desagüe del río». En los tramos urbanos, la limpieza y mantenimiento del río depende de los Ayuntamientos, y no de la CHS.

Otro de los puntos en los que ha actuado la CHS es en la desembocadura del río en Guardamar, retirando los sedimentos que provocaron la inundación de miles de hectáreas de huerta tradicional.

Alerta en el Júcar

Por su parte, el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, puntualizó que desde el 1 de octubre hasta la actualidad se han desarrollado un total de 163 actuaciones que suman una inversión cercana a los 7 millones de euros.

Polo destacó la labor del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), que aporta información actualizada sobre el caudal de los ríos, el estado de los embalses y la cantidad de lluvia registrada en diferentes puntos del territorio.

Estos datos, junto con la información que ofrecen los agentes medioambientales desplegados sobre el terreno y el personal técnico de las presas, son imprescindibles para saber cómo afectan las precipitaciones en la cuenca.