Buscar Iniciar sesión

Los fantasmas del ministerio falangista de Pablo Iglesias donde trabajó su abuelo

El edificio en el que tiene su despacho fue sede del sindicato vertical. Allí ejerció Manuel Iglesias tras salir de prisión, bajo las órdenes del falangista Girón
© Gonzalo Pérez MataLa Razón
La Razón

Creada:

Última actualización:

Tras la Guerra Civil, Madrid consigue revalidar el título de capital a pesar del interés de algunos por trasladarla a Sevilla o a Burgos. Con Alberto Alcocer como alcalde, empieza su transformación para hacer de ella el gran Madrid, una capital digna y un símbolo del franquismo. Es entonces cuando se construye la zona de Moncloa, se terminan los Nuevos Ministerios, se asignan edificios representativos ya existentes a organismos del Régimen, del Palacio del marqués de Casa Riera de Alcalá 44 a la Secretaría General del Movimiento, o se levantan otros ex profeso, como la Casa Sindical del número 18 del Paseo del Prado, donde antes estuvo el palacio Xifré, que acoge al Sindicato Vertical u OSE (Organización Sindical Española). El Sindicato Vertical será la única central sindical en España entre 1940 y 1977. La Casa Sindical, hoy sede del Ministerio de Sanidad, es el lugar elegido para albergar la vicepresidencia del señor Iglesias. Pues miren ustedes, es de lo bueno lo mejor: construido entre 1949 y 1951, se trata del primer edificio moderno construido en Madrid por el gobierno franquista y un referente arquitectónico. El edificio, de 16 pisos de altura, está situado en un bulevar declarado Bien de Interés Cultural, cuya configuración y belleza debemos, muy especialmente, al rey Carlos III, cuando este eje se llamó Salón del Prado. Aquí no vamos a encontrar torres, y mucho menos cuatro como las del final del Paseo de la Castellana: en su lugar tenemos las Cuatro Fuentes de Ventura Rodríguez. Ya en este siglo, siendo alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, el Paseo acapara la atención de los medios a raíz del Plan Especial Recoletos-Prado, que siguiendo un proyecto del portugués Álvaro Siza quiere concentrar el tráfico rodado de los dos carriles del Paseo en el lado del Ministerio y dejar peatonal el lado del Museo del Prado. La baronesa Thyssen salió en la televisión encadenada (por voluntad propia) a uno de los árboles que peligraban con este proyecto que no pasó del papel. Y es que la antigua Casa Sindical está en un eje cultural y ambiental protegido y reconocido mundialmente, con el Prado enfrente y muy próximos Los Jerónimos, el Jardín Botánico, el Museo Thyssen y los lujosos hoteles Palace y Ritz.

Lazos de sangre «morada»

Las calles que rodean la manzana de la sede del vicepresidente Iglesias merecen unas líneas, pues tienen nombres inspiradores para el cuerpo y el alma: Huertas, Lope de Vega y Jesús. Como ya habrán adivinado con todos estos datos, la localización privilegiada de la que fuera Casa Sindical está en el Barrio de las Letras del Madrid de los Austrias, dentro de Madrid Central, lo que brinda a los altos cargos del edificio una oportunidad magnífica para dar ejemplo de compromiso medioambiental y ahorrar dinero de los contribuyentes: desde aquí se puede ir andando a coger el AVE, al Congreso o a celebrar en las fuentes de Neptuno y Cibeles los triunfos del Atlético de Madrid y del Real Madrid, ¿se puede pedir más? Qué duda cabe que como sitio para trabajar parece estupendo, lo que no sé es si el vicepresidente está al tanto de los detalles por los que, puede ser el protagonista de memes, tuits y chascarrillos varios. Porque es lo que tiene la memoria histórica de verdad, esa que nos dice, por ejemplo, que el edificio en cuestión es obra de Francisco Asís Cabrero Torres-Quevedo y Rafael de Aburto Renovales, y que su estética recuerda a la del Palazzo della Civilte Italiana, mandado construir por Mussolini; que en la trasera del edificio hay una calle sin salida abierta cuando éste se construye y que se llama Maestro Tellería, en honor al pianista y compositor Juan Tellería, fallecido el mismo año del inicio de las obras y al que igual no conocen por el nombre pero sí por alguna de sus obras: la música que da origen al «Cara al sol» (la marcha «Amanecer en Cegama») o el himno de la División Azul; que el edificio fue inaugurado por Franco el 27 de octubre de 1955 en un acto en el que estuvo acompañado por José Solís Ruiz, entonces delegado nacional de Sindicatos, así como por varios miembros del Gobierno y por Francisco Salgado Araujo, jefe de la Casa Militar del Caudillo; que este edificio fue sede del Sindicato Vertical del franquismo (Delegación Nacional de Sindicatos), lo que hizo que ostentase en su fachada hasta 1977 el yugo y las flechas; y que este mismo lugar albergó además la sede de diario «Pueblo», propiedad del Sindicato Vertical y uno de los periódicos más importantes del país durante el franquismo. Sobre muchas de las conexiones anteriores me pueden decir que entran dentro de lo lógico y que no han de extrañar a nadie, pues las sedes ministeriales que tenemos son, en su mayoría, obra del franquismo. Pero me dejo para el final un detalle jugoso que se sale de esa lógica, los «lazos de sangre» que tiene el vicepresidente con el edificio. Hay que remontarse al final de la Guerra Civil, cuando su abuelo, el abogado socialista Manuel Iglesias Ramírez, es detenido y condenado a muerte en un juicio sumarísimo el 27 de junio de 1939 por su actuación como secretario de varios tribunales militares y por haber presidido el Tribunal Permanente del IX Cuerpo de Ejército de Andalucía de la República desde 1938, donde dictó nueve sentencias de muerte. Al final, se le conmuta la pena por 30 años de prisión, que se quedan en 5 de cárcel gracias, entre otros, al ministro franquista Pedro Gamero del Castillo, compañero de la Universidad de Sevilla.
«Este edificio también ostentó en su fachada hasta 1977 el yugo y las flechas, y albergó además la sede deL diario  ‘‘Pueblo’’»

Si las paredes hablaran...

Una vez en libertad, se incorpora como funcionario al Servicio del Seguro Obligatorio de Enfermedad del Ministerio de Trabajo que dirige el falangista José Antonio Girón, ubicado en el edificio que nos ocupa, pues aquí convivieron este ministerio y el Sindicato Vertical. Y en el ministerio parece que no le fue mal a Manuel Iglesias: sale hasta en los ecos de sociedad del monárquico «Abc» en calidad de testigo de varias bodas, como la del hijo de un redactor de «Arriba» (1966), además de poderse permitir vivir en el barrio de Salamanca y pagar estudios universitarios a sus seis hijos.Si las paredes hablaran nos contarían también que aquí se promulgan leyes laborales de gran calado, se crea una Seguridad Social moderna, las magistraturas de trabajo, el Seguro de Enfermedad, el Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez o el Instituto de Medicina e Higiene y Seguridad en el Trabajo, por ejemplo. Ojalá que los nuevos inquilinos del edificio hagan cosas tan relevantes y de las que nos podamos sentir orgullosos. Ojalá que el peso de la historia les sirva para trabajar con unas miras más amplias y una nueva perspectiva. Y si en algún momento el peso de tanta historia nada progre resulta incómoda, siempre queda salir a la calle y, sin bajarse de acera, visitar la vecina sede de Comisiones Obreras, a 5 minutos en la misma manzana.

De la Seguridad Social al 23-F

José Antonio Girón nació en Herrera de Pisuerga en 1911, era estudiante de Derecho de la Universidad de Valladolid cuando se afilió a las JONS de Onésimo Redondo, integrándose luego en el partido de José Antonio Primo de Rivera, Falange Española de las JONS. Durante la Guerra Civil tuvo un destacado papel en los frentes de batalla, especialmente en el Alto de los Leones, que le hicieron acreedor de una Medalla Militar Individual al Valor. En mayo de 1941, en el segundo gobierno de Franco, se hizo cargo del Ministerio de Trabajo, donde cuenta con colaboradores como los falangistas Carlos Pinilla Turiño, Pepe Sáenz de Miera y los catalanes Vicente García Ribes y Juan García Carrés. De su paso por el Ministerio queda la creación de la actual Seguridad Social. A él se deben también las ya olvidadas Universidades Laborales. A partir de 1957 se dedica al mundo empresarial, y se convierte en uno de los principales artífices del desarrollo turístico de Fuengirola, Marbella y la Costa del Sol. Muerto Franco, se hace cargo de la presidencia de la Hermandad Nacional de Excombatientes y del periódico «El Alcázar» fue uno de los 59 procuradores en Cortes que votaron «no» a la reforma política. A través de Juan García Carrés se le vinculó con la organización del golpe de Estado del 23F. Murió en Fuengirola en 1995.