La industria musical prevé cancelaciones hasta septiembre y pérdidas de 622 millones de euros
Un informe remitido al Ministro de Cultura recoge que las consecuencias de la crisis sanitaria del Coronavirus se sentirán hasta la segunda mitad de 2021 y reclama subvenciones y cambios fiscales
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La industria musical hace cálculos y se pone en lo peor. Al menos, ese es el contenido del informe que han remitido al ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, ante la actual situación de alerta por el Coronavirus. El sector mira con preocupación cómo se acerca la temporada alta de la música en vivo mientras la crisis sanitaria no afloja. A la cascada de cancelaciones de conciertos se han sumado algunos aplazamientos de festivales por la incertidumbre a corto plazo, pero lo peor, como en el asunto epidémico, podría estar por llegar. Según el citado informe, el sector de la música prevé cancelaciones de eventos hasta septiembre, lo que se llevaría por delante las fechas más importantes del calendario. Macroeventos millonarios y ciclos que se extienden durante varias semanas están en riesgo, además de la asfixia a que se podría someter a salas de conciertos de toda España. Las pérdidas directas, según ha transmitido el sector de la música en vivo al Gobierno, ascenderían a 622 millones de euros.
Reacción en cadena
Según el informe que está en manos de Rodríguez Uribes, la previsión de la facturación de la música en vivo entre los meses de marzo a septiembre de 2020 se elevaba a 471 millones de euros. De esa cantidad, la mayor parte procede de la taquilla (un 65% del total), y el resto de los derivados de patrocinios, ayudas públicas, ventas de hostelería y merchandising. En el caso de las salas de conciertos, las pérdidas previstas en el periodo marzo-septiembre de 2020 son 103,2 millones de euros. Por último, contabilizan la suspensión de eventos impulsados por entidades públicas, como fiestas patronales, y otros eventos de pequeño formato con un impacto que asciende a 88 millones de euros.
Sin embargo, los efectos serían mayores que esos 622 millones, porque la paralización de una industria genera siempre una reacción en cadena. El sector de la música en directo da trabajo a 300.000 personas en España y el impacto de su actividad ascendió a 5.600 millones en 2018 tras crecer un 14 por ciento con respecto al año anterior. Para este ejercicio, más propicio por la mejoría de la economía (así lo era hasta el Covid-19), se esperaba un crecimiento del 20 por ciento, con lo que su influencia en la actividad española ascendería a 7.660 millones. Según datos del sector, los meses de marzo a septiembre representan un 58 por ciento de los ingresos medios. Por tanto, la economía española dejaría de mover más de 4.443 millones. Según los datos de la Asociación de Promotores Musicales (APM), que está tratando de elaborar un censo de festivales de música que todavía no ha terminado, en España se celebran más de 1.000 eventos de este tipo.
También autores y productores
La Federación de la Música en España recuerda, por su parte, que existen muchos colectivos afectados por esta situación. Autores, artistas, intérpretes, promotores, organizadores, managers, salas de conciertos, discográficas, editoriales, entidades de derechos, y técnicos especializados del sector de la música dedicados a la producción, servicios de logística, «marketing», «ticketing», transporte, medios técnicos, son solo algunos de los perjudicados. En esta línea, la presente crisis trendrá un efecto también en la música grabada, las editoriales y las entidades de gestión de derechos. El cierre no solo de conciertos, sino de tiendas y de los establecimientos públicos que programan música grabada repercutirá en los ingresos de autores, artistas, productoras y editoriales. La paralización de los nuevos lanzamientos discográficos redundará en esta mala tendencia.
En torno a esta industria existe también una enorme bolsa de trabajo temporal, que a veces solo se activa durante pocos días, pero que forma un tejido en localidades fuera de las grandes ciudades que acogen eventos durante el verano, como pueden ser la provincia de Castellón, la de Burgos y localidades como Benidorm que recibe a varios festivales en verano. Mientras que las compañías multinacionales podrán sortear mejor esta crisis, las empresas de carácter local o nacional serán las más afectadas. «Esto va a poner en cuestión la propia supervivencia del sector», afirmaban desde la Federación de la Música de España a principios de la crisis vírica.
Por el momento, grandes eventos de presupuesto millonario como el Primavera Sound, BBK Live, Mad Cool o el Festival de Benicàssim prefieren mantener la celebración del evento en las fechas previstas. Lanzan mensajes apelando a la responsabilidad para contener la epidemia y «salvar el verano». El primero en el calendario, el festival barcelonés, sí que ha revelado que «explora» posibilidades de aplazar algunas semanas su arranque, pero la enorme complejidad logística de armar un cartel con más de 200 artistas es evidente. El Cruïlla, también en la capital catalan, dijo ayer que «no contempla un aplazamiento». Otros, como el WarmUp de Murcia, el San San de Benicàssim o el Viña Rock de Villarobledo (Albacete) ya han buscado nuevas fechas en octubre, mes en el que podría producirse una sobreoferta de eventos. También los ciclos largos y diversos, como los Jardines del Botánico, Cap Roig o el Jardins de Pedralbes suponen una maquinaria de empleo y de actividad económica durante varias semanas que se ven amenazados.
Consecuencias y medidas
«Dado el fuerte impacto que está teniendo en la demanda vemos que ésta no se recuperará hasta la segunda parte del próximo año 2021 siempre y cuando se consiga paliar los efectos del Coronavirus en nuestra economía y en nuestra sociedad», aseguran fuentes del sector. «Estimamos que, en función de las medidas de apoyo que el Gobierno de España formule, la recuperación de la industria de la música en nuestro país comenzará a finales de 2022 y se podrá consolidar a lo largo de 2023».
Entre las medidas urgentes que desde el sector reclaman al Gobierno está la puesta en marcha de líneas de crédito ICO para ayudar a la financiación de empresas en problemas y el aplazamiento del IVA, IRPF e IRNR (renta de No Residentes). Asimismo, reclaman la bajada del IVA del 10 al 4% de las entradas a todos los eventos musicales y la reducción del 21 al 10% del IVA de todos los servicios relacionados con la música en vivo. También piden la reducción del impuesto de sociedades durante dos ejercicios y que se habilite algún mecanismo de compensación al consumidor alternativo a la devolución de las entradas por la cancelación de los eventos afectados la crisis del Coronavirus. A este respecto, ambién solicita que se estudie la posibilidad de una declaración oficial de fuerza mayor que permita facilitar el aplazamiento de conciertos y festivales de música que lo necesiten por las características especiales de estos eventos.
En cuanto a las medidas para el futuro tras la ciris sanitaria, como vías de «reactivación de la industria», proponen varías vías de subvenciones estatales. Por un lado, una directa a los importes de entrada, de manera que el organizador pudiera reducir el precio de taquilla, y otra a la producción de música grabada. Finalmente, reclaman el incremento de la contratación por parte de las Entidades Públicas, con pago anticipado o bien inmediatamente después de la celebración. De la duración de esta emergencia dependerá que se pueda o no salvar el verano.