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Bob Dylan publica por sorpresa “Murder most foul”, un tema de 17 minutos sobre el asesinato de Kennedy

El músico, tras ocho años sin publicar, regala a sus seguidores un tema inédito acompañado de su piano y para el que reúne a su banda habitual

Bob Dylan
Bob DylanDOMENECH CASTELLOEFE

No es muy frecuente que un día amanezcas con una nueva canción de Bob Dylan. De hecho, hacía ocho años que no ocurría. Pero es lo que hoy sucedió cuando las redes sociales escupieron la proclama del músico: “Saludos a mis fans y seguidores con gratitud por todo su apoyo y lealtad a lo largo de los años. Esta es una canción inédita que grabamos hace poco y quizá sea de tu interés. Mantente a salvo, permanece atento y que Dios esté contigo”. Y comenzaban los hipnóticos 17 minutos de un tema titulado “Murder most foul”.

Se trata de una canción enormemente singular por muchos aspectos, más allá de la novedad. Su extensión llama la atención, desde luego, incluso para un hombre que ha firmado numerosas y largas letanías. Cómo olvidar obras maestras tan llena de palanras como fueron “It’s alright ma (I’m only bleeding)”, “Desolation row”, “Visions of Johanna”, “Sad Eyed Lady of the Lowlands”, “Idiot wind”, “Hurricane”, “Brownsville Girl” o “Highland”. Pero los 17 minutos de “Murder most foul” son todo un desafío en tiempos en los que no se tiene la paciencia de sentarse cómodamente a escuchar un tipo contando una historia.

La música también es muy peculiar. Dylan reúne a su banda habitual, pero por encima de todo está su piano y las palabras. A veces hasta parece un recitado sobre una base de fondo. Y lo cierto es que funciona. La razón no es otra que lo cautivadoras e hipnóticas que resultan la voz y la historia que propone Dylan. Su punto de partida es Dallas, 22 de noviembre de 1963 y un presidente tiroteado, de hombre John Fitzgerald Kennedy. “El asesinato más repugnante”, lo califica Dylan en el título de su canción. Y lo que viene después no es solo el relato del crimen, sino el recuerdo de varios sucesos y compañeros de su generación. También, cómo no, el homenaje y tributo a las canciones de su vida. Incluidas algunas alusiones sorprendentes. Es, sin duda, uno de los Dylan más confesionales de toda su carrera, un músico que en el invierno de su vida repasa acontecimientos tan sensacionales como su propia carrera.