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Festivales de teatro: todo “ok” a la espera de un protocolo

Las citas veraniegas se han convertido en la única salvación de muchas compañías antes de la apertura de las salas en septiembre. Mientras la mayoría de eventos tienen todo listo a la espera de las peticiones de Sanidad, otros como los Clásicos de Alcalá y Alcántara ya han suspendido
Festival de Mérida

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Han pasado los días, las semanas y los meses, y el mundo del teatro sabe que esta no va a ser su temporada. Sin duda, será recordada y no precisamente por morir de éxito. Se aceptaron de buena gana las medidas específicas del sector presentadas por el ministro Uribes, pero toca coger aire (mucho) y aguantar la respiración, como poco, hasta septiembre (el afortunado que tenga esa capacidad). Pero, entremedias, aparece el que se ha querido ver como el salvavidas de muchas compañías de teatro: los festivales veraniegos. No hay sitio para todas, aunque eso sí, cuantas más, mejor: “Si podemos contratar a tres por el precio de una grande que no corra peligro de desaparición, lo haremos”, asegura uno de los programadores. Él es un afortunado, parece que va a poder cumplir con la cita, aun sin saber a estas alturas exactamente ni cómo ni cuándo.
Los mentideros dejaron correr hace semanas una fecha para saber el futuro de los festivales, el día de San Isidro, el 15 de mayo, pero ya estamos a 28 y la cosa sigue igual, a la espera. Un tiempo mortal para algunas fiestas como los Clásicos de Alcalá (Madrid) y el Festival de Alcántara (Cáceres), que ya han anunciado su imposibilidad de celebrarlo en este 2020, aunque sí es verdad que los alcalaínos han conservado el Premio Fuente de Castalia, que se entregará vía “streaming” a Rafael Álvarez “El Brujo” el 26 de junio.
Con los compromisos cayéndose del calendario, los que esperan el “ok” tienen todo (o casi todo) listo. “Solo nos deben que decir qué medidas hay que tomar, y qué protocolo hay que seguir para ponerlo en marcha”. Son palabras de Benjamín Sevilla, responsable del Festival de Olmedo (Valladolid), que confiesa tener todo encarrilado para abrir las puertas de la Corrala Palacio del Caballero. En la misma línea se encuentra Roberto Pascual, director de la Mostra de Teatro de Ribadavia (Orense), que “confía” en un “programa más abierto y espaciado en el tiempo”. Llevan semanas echando cuentas y ensayando en su cabeza la entrada y salida de las masas: “La gente iría llenando las butacas por turnos, dos metros de separación entre cada uno y todos con mascarillas”, dicen desde Olmedo. Números que le llevan a reducir los 860 asientos a solo 200. “Si por lo menos me dejasen ocupar una de cada dos sillas...”.
Son las cuentas de la vieja que Sevilla echa a la espera, explica, de que le confirmen un protocolo al que ceñirse. Un mandamiento que es cosa de los de arriba. Son los ministerios de Cultura y Sanidad los que deben fijar unas normas de actuación que permitan desarrollar estos “laboratorios de la vuelta a la normalidad del teatro”, como ha decidido llamar a los festivales de este verano Ignacio García, director de la cita de Almagro (Ciudad Real): “Debemos aprender una nueva manera de volver y eventos como el nuestro tienen la suerte de contar con espacios muy versátiles al aire libre”. Pero “tienen que decidirlo ya”, afirma Sevilla en un pensamiento que aúna a todos: Mérida, Olite, Ribadavia, Almagro, el Grec de Barcelona...