¿Por qué es tan importante el yacimiento de Atapuerca?
La relevancia arqueológica, humanística y científica de estos reductos rocosos de la evolución sigue vigente todavía
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Origen de nuevas especies, señalador de históricos acontecimientos, objeto de intereses estivales y portador rocoso de bellezas incalculables. La relevancia arqueológica, científica, humanística y social de los yacimientos de la sierra de Atapuerca nació en 1992 cuando se produjo el hallazgo a unos 15 kilómetros de la ciudad de Burgos de los restos de la Sima de los Huesos. Su descubrimiento generó y sigue generando toda clase de apasionantes elucubraciones sobre los ritos funerarios del hombre ya que la acumulación práctica de cadáveres que había en su interior hizo sospechar a los paleontólogos de forma iniciática que se trataba de un ejemplo de rito mortuorio perteneciente al Paleolítico. Es decir, que hace 500.000 años el hombre ya era consciente de su finitud.
Un estudio publicado hace relativamente poco tiempo, venía a demostrar sin embargo lo precipitado de dicha conclusión. El autor del estudio, Manuel Domínguez-Rodrigo, investigador del Instituto de Evolución en África de la Universidad de Alcalá de Henares afirmó que había procesos naturales que podían generar las mismas acumulaciones que se observan en esta cueva y que por lo tanto no se podía estar seguro de que la cámara albergara acumulaciones de origen humano, así como tampoco se podía hablar de comportamientos funerarios más antiguos de 100.000 años.
Sea como fuere, la importancia del yacimiento de Atapuerca, declarado en el año 2020 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, sigue vigente hasta nuestros días. En su fascinante interior cavernoso se han encontrado restos fósiles y evidencias de la presencia de cinco especies de homínidos diferentes como el Homo sp. de la Sima del Elefante, el Homo antecessor (850.000 años), el Preneandertal (500.000 años), el Homo neanderthalensis (50.000 años) y el Homo sapiens. Desde su asombrosa aparición, las excavaciones no han cesado en términos de intensidad y ritmo y ahora, en tiempos enrarecidos por la pandemia, el equipo de investigación de la Fundación Atapuerca, sigue proporcionando información relevante y en ocasiones decisiva sobre el devenir de nuestra historia.
Una de las últimas campañas se ha centrado en la recuperación de restos de fauna que permitan reconstruir desde el punto de vista paleoecológico cómo era la zona hace 1,3 millones de años, además de restos que puedan delatar la presencia humana de esa época. Los trabajos se centran en el yacimiento Sima del Elefante que, junto al de Gran Dolina se encuentra en el espacio denominado Trinchera del Ferrocarril, uno de los tres que componen este sistema y completan Cueva Mayor (Sima de los Huesos, Portalón y Galería de las Estatuas) y Cueva Fantasma. Fantasear con la posibilidad de recrear a través de evidencias científicas el escenario que existía cuando el tiempo ni siquiera era tiempo e imaginar el aspecto de sus habitantes constituye una aventura antropológica que difícilmente un lugar alejado de las inmediaciones de Atapuerca podría llegar a proporcionar.
Concretamente en el yacimiento Gran Dolina, perteneciente al espacio Trinchera del Ferrocarril y forma parte de uno de los más mediáticos a raíz del descubrimiento de la especie mencionada con anterioridad (Homo anteccesor), los científicos y voluntarios quieren documentar con vestigios el periodo comprendido entre 900.000 y 400.000 años de antigüedad. En cuanto a las dos áreas restantes del sistema arqueológico de Atapuerca, en Cueva Mayor los trabajos consistirán en un sondeo estratigráfico (identificación e interpretación de las rocas) para descubrir y documentar el número de niveles que presenta su secuencia arqueo-paleontológica. Por último, en Cueva Mayor se espera sacar a la luz un yacimiento de neandertales ya conocido gracias a las excavaciones realizadas durante años precedentes en uno de sus yacimientos, el denominado como Galería de las Estatuas que se encuentra en fase de apertura y posee unos veinte metros de profundidad.
A pesar de la imposibilidad evidente a la hora de realizar esta reciente campaña en todos y cada uno de los lugares que forman parte de la composición de Atapuerca y de la reducción tanto del número de días habituales de trabajo (de 45 han pasado a 25) como de la cifra de personas (no más de sesenta), las preguntas siguen necesitando respuestas y la humanidad demandado explicaciones sobre su existencia y la de los otros. Desde 1984 la administración autonómica de Castilla y León ha invertido unos siete millones de euros en unos yacimientos que siguen generando interrogantes sobre la evolución y el destino del ser humano.