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¿Cuál fue la edad dorada del cine en Hollywood?

Lejos queda esa época en la que cada estudio cinematográfico tenía un sello propio con el que se podían identificar sus películas

Katharine Hepburn, Cary Grant y James Stewart protagonizan "Historias de Filadelfia"
Katharine Hepburn, Cary Grant y James Stewart protagonizan "Historias de Filadelfia"Imdb

Con la pérdida de Olivia de Havilland se marcha la última pieza de aquel cine clásico. Los orígenes de lo que es hoy la gran industria cinematográfica y los tiempos en los que los actores y actrices pasaron de simples intérpretes a grandes figuras planetarias. Si la historia del cine comienza a finales del XIX, cuando los hermanos Lumière empezaron a capturar las primeras imágenes con movimiento, la Época Dorada del séptimo arte llegaría con el paso de los años. Acotándolo, los historiadores centran está etapa entre los 20 y los 60 del siglo pasado.

Poniendo especial atención a la década de los 40, precisamente en la que estalló la recién fallecida Olivia de Havilland. Se vivió, por entonces, un verdadero punto de inflexión a la hora de realizar películas, de producirlas, de dirigirlas y del progresivo establecimiento del ‘”star system”.

La producción cinematográfica se convirtió en el resultado de la unión de recursos financieros, técnicos y humanos, tradiciones, convenciones artísticas... Además, el foco se había trasladado por completo a Estados Unidos. Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial hicieron prácticamente imposible que los países europeos centraran sus esfuerzos en el cine y eso lo supo aprovechar el mercado norteamericano para convertirse en el gran dominador.

No se desarrolló un tipo de películas concreto, sino que se desarrollaron una serie de normas estilísticas que constituyeron un sistema integral de producción. No existe una cinta clásica por excelencia porque todas representan un equilibrio de las normas clásicas. El énfasis se sustentaba en una serie de normas estilísticas basadas en el realismo (verosimilitud de los acontecimientos, aunque con amplias excepciones que variaban con el los género), el montaje de continuidad, la invisibilidad de la narración, la reducción de la ambigüedad y la universalidad de las historias.

El estilo clásico de esta época de oro se refiere a un cine basado en el principio de la continuidad o en la edición con un estilo invisible en el que la cámara y la grabación de sonido no llaman la atención del espectador. No había dos películas exactamente iguales, pero la mayoría seguían las reglas de un determinado género: western, comedia, musical, animación... Y los propios equipos creativos trabajaban casi como una cadena de montaje de Henry Ford, incluso los títulos de cada estudio tenían cierto patrón en común, algo que no existe a día de hoy. Se podía llegar a adivinar quién había producido cada película.

De todo ese engranaje salieron monstruos como los recientemente desaparecidos Kirk Douglas u Olivia de Havilland, pero también Marlon Brando, Cary Grant, Liz Taylor, James Dean, Ava Gardner... que hicieron las delicias de los espectadores en filmes como “Lo que el viento se llevó”, “El mago de Oz”, “El halcón maltés”, “20.000 leguas de viaje submarino”...