Por qué tienes que ver... “El incendio”: polvorín melodramático a la escocesa

Todo parecer ser perfecto en Kirkdarroch, un pequeño pueblo situado en la parte occidental de Escocia; como es sabido, sin embargo, las apariencias engañan. Una noche cualquiera, los habitantes de la localidad se levantan aterrorizados por las llamas y el humo de un incendio que está devorando el hogar familiar de un respetado doctor. A la mañana siguiente, cuando apenas se han empezado a evaluar los daños, salen a la luz una serie de secretos que pondrán en jaque a toda la comunidad.

¿Nueva normalidad?

En estos días tan marcados por el trauma colectivo causado por la pandemia, cuesta horrores evadirse del todo o, si se prefiere, evitar que la ficción nos hable de la realidad en la que estamos instalados. «El incendio» nos presenta una aldea que, después del trágico suceso que pone título a la propuesta, intenta recuperar la calma; volver, si se quiere, a la antigua normalidad. A medida que la contemplamos, comprobaremos que ese deseado regreso se traducirá en la más dolorosa de las revelaciones: el pasado no es más que el origen de todos los males que nos atormentan en el presente. Por supuesto, cualquier apunte que la serie pueda ofrecer sobre la situación social actual marcada por el coronavirus es puramente casual… pero eso no le impide ilustrar a la perfección la estupenda capacidad de esta serie para arrojar luz sobre algunos de los rincones más oscuros de nuestra sociedad.

Escuela de actores infalible

Como toda producción británica que se precie, «El incendio» ofrece una colección de trabajos actorales superlativos. La actriz Cush Jumbo, que ya destacó en el díptico compuesto por «The Good Wife» y «The Good Fight», se erige aquí en más que solvente protagonista de una trama en la que, en todo caso, siempre prima la coralidad. Al fin y al cabo, el método dramático de la serie es una suerte de efecto dominó: un personaje cae y tumba al que está a su lado, y éste empuja sin querer a otro de los que lo rodean, que a su vez tumbará a otro… y así. La tensión y las emociones están a flor de piel en cada una de las personas afectadas por el incendio y eso es algo que la intensidad de cada uno de los intérpretes evidencia. En este sentido, quien se lleva la palma es David Tennant, que hace justicia a su condición de cabeza de cartel con una presencia tan magnética como amenazante. Quien en su día se pusiera en la piel del mítico Dr. Who ahora luce como el escaparate perfecto de todas las luces y todas las sombras invocadas por este relato.

Thriller y melodrama

La lucha constante entre el Bien y el Mal que propone «El incendio» tiene en el guion de Daisy Coulam, experta en la escritura de dramas televisivos, uno de sus más sólidos sustentos. El texto es una clase magistral de mezcla de géneros; el thriller y el melodrama se funden mientras héroes y villanos se van intercambiando los papeles y los diversos núcleos familiares van colapsando; y mientras la investigación policial va acumulando pistas clave y ampliando más y más la lista de posibles culpables, el relato subvierte los roles que la ficción tradicionalmente otorga a maridos, esposas, padres y amantes para ofrecer un angustioso muestrario de aquellos demonios que pueden arruinar nuestras vidas.

Investigación clarividente

Que la narración destaque siempre por su nitidez se debe sin duda a las excelentes labores de montaje llevadas a cabo por Josh Cunliffe y Paul Knight. Gracias a ellos, la historia va saltando permanentemente entre el pasado y el presente y, aun así, en todo momento se nos permite seguir a la perfección todo lo que pasa y mantener una visión panorámica clara de la maraña de frentes narrativos abiertos. La que ofrece «El incendio» es una visión omnipresente: la cámara está en todos los lugares y los momentos que importan con el objetivo último de desentrañar los misterios de Kirkdarroch, un pueblo que en realidad es un polvorín a punto de estallar.