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¿Por qué tienes que ver... “Quiz”: ¿Y quién no quiere ser millonario?

La serie debe afrontarse sin una idea preconcebida para buscar respuestas a varias preguntas
itvLA RAZON

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Los espectadores españoles probablemente no conocerán los detalles del escándalo en el que «¿Who Wants to Be a Millionaire?», el concurso británico nacido en 1997 y convertido en fenómeno mundial –su versión española, «¿Quién quiere ser millonario?», celebró una edición especial este mismo año– se vio envuelto a principios de la pasada década, y no deberían caer en la tentación de consultar la Wikipedia –ni, quizá, en la de leer estas líneas– antes de sentarse frente a «Quiz». Quienes se aproximen a la serie sin una idea preconcebida apreciarán sin cortapisas su habilidad a la hora de invitarnos a buscar respuestas a varias preguntas, y especialmente una: ¿es posible que sus protagonistas, en su día acusados de hacer trampas para ganar un millón de libras, fueran realmente inocentes?

1 Trampas

La controversia en la que «Quiz» se basa tuvo lugar en 2001, cuando un antiguo mando del ejército británico, Charles Ingram, participó en el concurso. Tanto su esposa como su cuñado lo habían hecho anteriormente, y ambos habían ganado una cantidad de dinero considerable. Ingram los batió a los dos: él ganó el premio gordo, un millón de libras. Semanas después de su triunfo, sin embargo, él y su esposa fueron arrestados y acusados de haberse comunicado entre sí y con otro concursante durante el transcurso del programa a través de tosidos; en 2003, fueron hallados culpables y severamente multados. Para recrear su caso, el director Stephen Frears inyecta el relato de un ritmo y una capacidad para generar tensión propios de las películas de atracos, y mientras lo hace, además de demostrar que en tiempos de coronavirus el sonido de la tos resulta particularmente inquietante, deja claro por qué el concurso resultó tan cautivador para tanta gente.

2 Dudas

Cuando los sucesos que envolvieron la victoria de Ingram son presentados por primera vez en «Quiz», que él y su esposa hicieron trampa parece una obviedad. Sin embargo, la tercera y última hora de metraje siembra la duda; después de todo, a veces un ataque de tos no es más que un ataque de tos. Mientras nos obliga a replantearnos lo que hasta entonces habíamos dado por hecho, Frears reflexiona de forma sutil, pero afilada sobre nuestra necesidad de creer a pies juntillas todo lo que vemos en televisión incluso cuando la evidencia deja clara su naturaleza artificiosa y fundamentalmente falsa.

3 ¿Criminales?

Pese a que el caso de los Ingram invita al escarnio, «Quiz» en todo momento los trata con respeto. Y eso dice mucho en su favor considerando que: los Ingram pagaron un alto precio por su crimen, más allá de su condena; tanto si eran culpables como si no, nadie merece el destino que corrieron. Y, ¿realmente es un crimen hacer trampas en un concurso de la tele?

4 Pillerías

Como «Quiz» recuerda, el éxito de «¿Who Wants to Be a Millionaire?» dio origen a una red de tramposos que primero conspiraron para participar en el programa y luego se especializaron en ayudar a otros concursantes televisivos a cambio de un pequeño porcentaje de las ganancias. En realidad lo único que hacían era aprovecharse de los errores que los productores del programa cometieron a la hora de establecer la mecánica del juego, probablemente porque eran demasiado arrogantes para imaginar que alguien se atrevería a ponerla en cuestión. «Quiz» se lo pasa en grande retratando a ese grupo de pillos que afrontan su engaño al concurso como si estuvieran robando el mismísimo Banco de Inglaterra, y la afinidad que muestra por sus idiosincrasias contribuye al tono deliciosamente jovial de la serie.

5 Homenaje al ingenio

Mientras elucubra sobre la posible culpabilidad de sus protagonistas, «Quiz» plantea preguntas sobre cómo una comunidad construida a partir de un pasatiempo compartido puede convertirse en algo pernicioso, cómo la gente corriente se hacía famosa antes de que los «reality shows» nos invadieran y cómo, antes de que Google lo hiciera todo o casi todo por nosotros, el ser humano confiaba en su ingenio para obtener información rápidamente. Pero la serie resulta relevante sobre todo en tanto que nos recuerda qué espantosamente fácil es perpetuar las falsedades una vez son aceptadas como hechos. «Di algo lo suficientemente alto durante el tiempo suficiente, y se convierte en una verdad de facto», señala un personaje de «Quiz» en el episodio final. Eso era cierto hace casi 20 años, y lo es aún más ahora.

El regreso de Stephen Frears

 La miniserie se compone de tres episodios con una duración total de 147 minutos.
 Estará disponible en Movistar Series a partir del 28 de septiembre.
 Otras series parecidas: considerando el auge que el género «true crime» está experimentando en el ámbito del entretenimiento audiovisual seriado, la lista de títulos en este apartado podría ser interminable. Destaquemos «McMillions», serie documental sobre un ex policía que manipuló la promoción del juego McDonald’s Monopoly durante una década, y «Juicios mediáticos», que recuerda algunos de los procesos judiciales más pop de los últimos tiempos.
 El dato: «Quiz» confirma el renacer creativo que la televisión ha brindado al director Stephen Frears, que en su día dirigió películas como «Las amistades peligrosas» y «La reina» y que últimamente ha firmado obras cinematográficas tan olvidables como «Florence Foster Jenkins» y series tan estimulantes como «A Very English Scandal».

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