Más presencia LGTBI y menos directores blancos: por qué Hollywood está lejos de reflejar inclusión
A través de un estudio, la USC Annenberg explica las áreas que la Academia no ha contemplado para eliminar la discriminación en el cine
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Este martes, la Academia de Cine de Hollywood hacía públicas una serie de condiciones mínimas que se exigirían a las películas para poder optar a una categoría de los Oscar. Era un gran paso para la inclusión en el cine, propiciada por los movimientos surgidos a raíz de la muerte de George Floyd y respaldada por los equipos de producción que componen la industria. Sin embargo, no todo es tan fácil como parece, y menos si se trata de actos discriminatorios, tan injustos como, desafortunadamente, difíciles de eliminar.
Esto lo refleja el último informe de la Iniciativa de Inclusión de la USC Annenberg. A través de un estudio que repasa el tratamiento de la raza en 1.300 películas estrenadas entre 2017 y 2019, el estudio concluye, a grandes rasgos, que las medidas implantadas por la Academia no son suficientes si se quiere solventar todo lo que se debería. Es cierto que cada vez hay mayor inclusión en las pantallas, pues en las películas más populares de 2019 los protagonistas se han mostrado más diversos que nunca y había cada vez más mujeres detrás de las cámaras. Sin embargo, hay otras áreas de las que Hollywood está bastante lejos de reflejar en sus composiciones.
Se trata de roles de oradores, trabajos detrás de escena, así como representación LGTBIQ o trabajos para personas con discapacidad. “Hay un punto brillante o dos en este informe, pero el trasfondo e realmente problemático”, explica Stacy L. Smith, directora de la Iniciativa de Inclusión, a Associated Press. “Refleja una falta de seriedad, cierta ambivalencia y apatía por parte de la comunidad creativa y la incapacidad de las diferentes empresas para establecer realmente políticas y procedimientos que cambiarían el status quo”.
En 2019, de las 100 mejores películas de la taquilla, 32 presentaron protagonistas de grupos subrepresentados, un aumento del 5 respecto a 2018. Y una mayor diferencia respecto a 2007, cuando fueron 13. Por su parte, 12 de dichas 100 cintas fueron dirigidas por mujeres, cuatro veces más que en 2007 y más del doble de las 5 de 2018. Hubo 43 películas con una mujer o niña protagonista, un aumento de cuatro respecto a 2018 y más del doble que en 2007.
Por tanto, estas cifras detectan un gran progreso en el ámbito cinematográfico hacia la inclusión, pero no debemos lanzar cohetes al cielo. El informe profundiza más en datos y revela los mayores puntos ciegos: solo tres de las principales películas de 2019 tuvieron un protagonista interpretado por una mujer de 45 años o más y una fue protagonista una mujer de color. Además, señala que no hubo personajes de habla hispana en 44 películas, ni afroamericanos en 15, así como ningún personaje asiático que hablara en la cinta en 36 obras.
Asimismo, por cada mujer que habla en pantalla hay casi dos hombres: la presencia femenina ha aumentado en los últimos 13 años alcanzando el 34% en 2019. Un progreso lento. Al igual que los personajes de color, también rezagados respecto a la población estadounidense, con un 34,3%. Y tan solo 3 películas acogían a personajes transgénero: en total, estas intervenciones suman dos minutos de tiempo en pantalla. Solo el 1,4% de los intérpretes eran LGTBIQ y el 2,3% con discapacidad. En contraposición, entre los 112 directores de las mejores cintas de 2019, el 80,4% eran blancos.
Asegura Smith que “no existe un procedimiento para contrarrestar el sesgo en la toma de decisiones”, lo cual es “realmente lo más necesario como camino a seguir, especialmente en el momento de la injusticia racial que vivimos”. Critica los criterios publicados por la Academia “por no ser lo suficientemente rigursosos”, así como expresa que “ojalá hubieran ido más lejos, en lugar de presionar a la industria para que piense de manera más crítica sobre a quién contratan”.