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Cultura

5 batallas clave de la Guerra Civil española

Desde Irún hasta Belchite, se produjeron numerosos enfrentamientos que fueron tan sangrientos como cruciales para el transcurso de la contienda

Una imagen de la Batalla del Ebro de la Guerra Civil
Una imagen de la Batalla del Ebro de la Guerra Civillarazon

En julio de 1936 estallaba en España una guerra entre bandos, entre vecinos y amigos que, hasta su conclusión en abril de 1939, dejó múltiples historias protagonizadas por el enfrentamiento, el hambre y el sufrimiento. Un episodio que, hasta hoy, ha marcado la España que conocemos, tanto en lo demográfico como en lo cultural, intelectual, político y material. Y, por supuesto, no se olvidan las batallas, tan sangrientas como cruciales para el destino de nuestro país. ¿Cuáles fueron los combates clave para el transcurso de la Guerra Civil española?

La batalla de Irún (27 de agosto de 1936 - 5 de septiembre de 1936)

Dentro de las operaciones de la campaña de Guipúzcoa del ejército franquista se desarrolló la batalla de Irún, un combate crucial con el objetivo de tomar la ciudad vasca de Irún para cortar así la vía de comunicación terrestre con Francia y reducir el suministro de armamento del bando republicano.

El teniente coronel Alfonso Beorlegui fue el encargado de dirigir a las fuerzas sublevadas en su avance hacia Irún. Se produjeron una serie de ataques que se prolongaron durante todo el mes de agosto pues, aunque fue el 27 de agosto cuando las tropas llegaron a los alrededores de la ciudad, el 9 ya se lanzó el primer aviso, rápidamente frustrado por la resistencia republicana.

Una vez en los alrededores, comenzó la lucha cuerpo a cuerpo. Aunque las fuerzas republicanas se encontraban bajo gran presión por falta de suministros, el fuerte de San Marcial pudo resistir varios días ante los sublevados, hasta que se quedaron sin munición y los disparos llegaron a la ciudad.

El 5 de septiembre Irún cayó en manos de los sublevados, a través de una batalla que usarían como ejemplo para el resto de la guerra y que supuso un duro golpe para la República. Una vez tomado el paso fronterizo, el ejército continuó hacia la captura de San Sebastián hasta la frontera de Vizcaya.

La Batalla del Jarama (6 al 27 de febrero de 1937)

Muchos historiadores tildan este enfrentamiento como la más cruenta de las batallas que, hasta la fecha, se había vivido en la Guerra Civil española. La ofensiva la inició el ejército sublevado, con el firme objetivo de cortar las comunicaciones entre Madrid y Valencia y subir hasta Alcalá de Henares hasta alcanzar la carretera de Barcelona. No obstante, el bando republicano, bajo mando de José Miaja, conformó cuatro divisiones que consiguieron frenar los planes de los sublevados.

La ofensiva estaba bajo mando del general Orgaz, quien dirigió a 18.000 hombres para iniciar las operaciones. Con esto, se inició una batalla donde participaron fuerzas de infantería, caballería y escuadrones de cazas rusos e italianos que lucharon bajo el cielo del valle del Jarama.

Tras la batalla, los republicanos crearon posiciones defensivas tras el río Tajuña para resistir a una posible futura ruptura del frente, mientras que el sublevado conservó el terreno conquistado, fortificando las posiciones ganadas hasta el final de la contienda.

La batalla de Brunete (6 al 25 de julio de 1937)

Dolor, sangre y valentía: así se resumió la batalla de Brunete, un combate en el que los republicanos se enfrentaron al ejército franquista en las afueras de Madrid. El objetivo del bando republicano era el de disminuir la presión que los sublevadas estaban ejerciendo sobre Madrid, así como aliviar la situación en el frente Norte.

Aunque inicialmente los republicanos lograron avanzar, terminaron debilitándose hasta que los franquistas consiguieron detenerlos. Varias semanas de duros combates que hicieron sufrir a numerosas personas de ambos bandos.

Los republicanos, con mayor número de bajas (20.000 muertos y heridos)o, no consiguieron llegar a su objetivo y la ofensiva del norte se retrasó. Por su parte, los sublevados sufrieron un elevadísimo número de bajas (17.000) por una misión de escasa importancia en su estrategia.

Este combate, por tanto, es uno de los enfrentamientos más sangrientos de la Guerra Civil, así como tuvo gran trascendencia en cuanto al empleo de carros de combate.

La Batalla de Belchite (24 de agosto de 1937 al 7 de septiembre de 1937)

Dejó 5.000 muertos, un pueblo arrasado y una huella difícil de borrar. Belchite, municipio ubicado en la provincia de Zaragoza, fue escenario durante 14 días de un enfrentamiento con gran y grave repercusión en la guerra.

Todo comenzó cuando los republicanos prepararon unas ofensivas con el fin de aliviar la presión de esta zona e intentar evitar la caída de Bilbao. Para ello, un gran número de efectivos se extendieron a lo largo del frente de Aragón, con la intención de realizar un avance rápido sobre la capital de la región, ocuparla y provocar el desplazamiento de los sublevados.

Sin embargo, en la guerra nada es como se espera. Tras unos días de frenética lucha entre ambos bandos en el casco urbano de Belchite, las luchas se realizaron de casa en casa, acabando así con todo resquicio de resistencia. El día 5 de septiembre la iglesia de San Martín fue tomada por los republicanos, hasta que el municipio cayó por completo al día siguiente.

La Batalla del Ebro (25 de julio de 1938 al 16 de noviembre de 1938)

Un combate que fue tan aparentemente interminable como doloroso y clave durante la Guerra Civil española. Fue el episodio donde lucharon más hombres y comenzó un 25 de julio de 1938, cuando las tropas republicanas cruzaron el río Ebro para intentar desestabilizar a los sublevados.

La batalla comenzó ventajosa para los republicanos, pues los sublevados tuvieron que paralizar todos sus planes para atajar el ataque. Sin embargo, pronto comenzaron a sufrir problemas.

Los republicanos comenzaron a sufrir faltas de aprovisionamiento, así como la legión cóndor realizó bombardeos masivos. A esto, se le añadió que al bando republicano le fue imposible transportar tanques al otro lado del río, por lo que los franquistas tuvieron ventaja en cuanto a armamento.

Durante el transcurso del enfrentamiento, los franquistas fueron tomando las posiciones abandonadas por los republicanos tras los bombardeos, de tal manera que el 10 de noviembre solo quedaban seis baterías de los atacantes y el día 18 consiguieron recuperar la línea del Ebro tal y volver a tenerla tal y como estaba antes del inicio del conflicto.