Sección patrocinada por sección patrocinada
La escritora leonesa Marta del Riego, en la librería Tipos Infames (Madrid)

“Pájaro del noroeste”: Los orgullos y prejuicios de volver al campo

Marta del Riego Anta narra en su nueva novela la historia de Icia, una mujer de 40 años que deja Madrid para enfrentarse a la vida nórdica, repleta de misticismo y donde sangre y vino convergen

Pájaros que vuelan, entran y salen a sus anchas. Tanto en la historia del libro como en las casas de campo donde se desarrolla. Jilgueros, faisanes, pavos, grajillas, ratoneros y milanos representan la belleza y calma de la naturaleza, a la vez que transmiten lo tétrico y gótico que caracterizaban a las bandadas de Hitchcock. El título de “Pájaro del noroeste” (AdN), libro que acaba de publicar Marta del Riego Anta, “es metafórico en el sentido en que Icia -la protagonista- es un pájaro que emigra y, por otro lado, representa a su madre, una doctora obsesionada con estos animales y que tiene una casa llena de pajareras”.

A través del movimiento y ruido que estas aves otorgan a la novela, se narra la historia de Icia, “que es el diminutivo de Cecilia y es una mujer que va a cumplir 40 años”, explica Del Riego a LA RAZÓN. “Vive en Madrid y está en esa barrera peligrosa para la fertilidad, no consigue ser madre y además le echan de su trabajo”, continúa, “entonces, un día decide prescindir de esa vida prestada que tiene en la capital y se vuelve a su pueblo, al sur de León”.

Con este arranque, el libro, que la autora leonesa comenzó a escribir hace 4 años, habla de una especie de éxodo rural invertido, donde la protagonista busca “poner en marcha la explotación vinícola de su familia, que está en extinción”. Explica Del Riego que sí, que en parte hay algo de su experiencia personal en estas páginas: “A mí me educaron diciéndome que yo me tenía que ir fuera a estudiar, que en el pueblo no me podía quedar y, en mi caso, fui a parar a Madrid”. Confiesa que en las grandes ciudades “la vida no es mejor”.

“Tenemos pisos muy pequeños, las viviendas son muy caras, la gente se pasa el día subida en el coche o en el transporte público... El problema de la zona rural es que no hay oportunidades laborales y, si hay, no es la que a ti te gustaría”, comenta la escritora, confiando en que, gracias a la pandemia, muchos serán los que hagan como Icia. “Nos hemos dado cuenta de que podemos teletrabajar perfectamente y que podemos volver a nuestras tierras, para mucha gente es una bendición”.

Marta del Riego Anta
Marta del Riego AntaJesús G. FeriaLa Razon

Brujas y viñas

En “Pájaro del noroeste”, como en otras obras de Del Riego, “hay un punto de thriller”. “Me gusta mucho la mezcla de géneros y, en este caso, se podría encuadrar en lo que se llama ‘country noir’. Es una historia en la que hay amor, sexo y sangre. Al fin y al cabo, la sangre y el vino tienen el mismo color”, explica.

La novela ofrece un soplo de aire nórdico al lector, tanto por el escenario como por las leyendas que, de niña, a Del Riego se le quedaron grabadas en la retina y que ahora materializa en Icia. “La mitología del noroeste es un asunto muy literario”, asegura, “en la novela hay un personaje, la abuelastra, que es una especie de casi bruja, porque lee las cartas, y está inspirado en mi propia bisabuelastra”. Ella tenía “esa sabiduría del campo y esa mística, ese cruce entre religión y paganismo”, explica, “de ahí los aires góticos que impregnan la novela”.

Por tanto, Icia vuelve al campo y se enfrenta a “una climatología dura y a los prejuicios de la gente rural”, argumenta la autora, “porque ella es una mujer y el mundo del vino es muy masculino, es verdad que está cambiando, pero la mayoría de propietarios de viñas y bodegas son hombres”. No obstante, la protagonista se pondrá al frente del viñedo familiar, con la misma pasión que Del Riego muestra sobre ese mundo: “Me fascina y me encanta el mundo del vino”.

En el libro, “he homenajeado el vino de mi tierra, de León. En mi pueblo hubo una industria muy importante a principios del siglo XX, y todos los alrededores eran viñas. Mis abuelos hacían vino y siempre he oído hablar de una uva que hay solo en León, la prieto picudo”, recuerda. Si bien esa industria “desapareció en los años 60 y 70”, la autora asegura que hay quienes están volviendo a ella y “tienen bodegas estupendas allí”.

Entonces, “planteo la tesitura de Icia, que se enfrenta a los viticultores de toda la vida que no quieren cambiar nada y ella, además, hace un recorrido por varias regiones vitivinícolas de España, como Rias Baixas, la Ribera del Duero o La Rioja”. Este mismo viaje lo ha desempeñado Del Riego no solo en su niñez, sino también para darle forma a la historia. “He hecho bastante investigación”, asegura, de tal manera que “Pájaro del noroeste” también tiene “una parte didáctica, al lector le puede parecer muy interesante porque va a aprender sobre esa cultura”.

Entre la libertad y el sexo

Naturaleza, vino y nuevos proyectos en plena flor de la vida. A Icia parece no quedarle nada en el tintero, ¿no? También está el sexo, “todo el asunto de los hombres de Icia, quien tiene varios amantes”, explica Del Riego. “Ella es una persona muy libre, en busca del amor, pero no encuentra a quien encaje”, continúa, “tiene una relación con un viticultor, que es casi de maltrato, violenta”.

En esta línea, la autora no ha dudado a la hora de deshacerse de cualquier tabú. “Las escenas de sexo las he contado de una forma muy cruda, más explícito, porque otras veces las he dejado intuir”, explica. “Si un hombre es capaz de hablar sobre los senos de una mujer y a todo el mundo le parece fenomenal, ¿por qué una mujer no va a poder hablar de un pene?”, plantea, “todo puede ser literario si está bien escrito, por supuesto”.

En definitiva, en el libro hay toda una explosión de interesantes matices que resultan en una historia palpable y actual. Un canto al vuelo emancipador de los pájaros a través de una mujer que hace alarde de que “los 40 son los nuevos 30”: “Aunque ahora la gente de 40 o 50 tienen un espíritu mas joven que el conservador de nuestros padres, también lo tienen mucho más complicado, porque nuestra capacidad económica ha caído muchísimo. Pero creo que todo eso lo compensa nuestra libertad”, concluye Del Riego.