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Teresa López Velayos en el campanario en el que comienza la historia de su nuevo libro

Teresa López Velayos: «Una de las peores tragedias que podemos vivir es una infancia robada»

Publica «La trucha que mató al rey», una novela llena de espíritus y aventuras basada en hechos reales y en esas leyendas que se afianzan en el tiempo

Todo pueblo o aldea atesora su crónica histórica, pero también sus leyendas y fábulas transmitidas oralmente a lo largo del tiempo de generación en generación. Esto le ha servido a la periodista Teresa López Velayos para escribir «La trucha que mató al rey» (Torre de Lis), un relato relacionado con su pueblo (Cardeñosa, Ávila), «donde viví una infancia preciosa». Los hechos de los que parte son reales, el asesinato en 1468 de un rey de doce años, hermano de Isabel la Católica. «En tiempos en los que no se puede viajar, yo invito a dos viajes en el tiempo –sugiere la autora–, uno a 1968 donde Petra, una niña de 12 años, está castigada por su madre y desde su habitación describe los extraordinarios acontecimientos vividos con sus dos mejores amigas. Y, el segundo, a través de una cueva mágica que la llevará al siglo XV, a los días previos a la muerte del joven rey, que, al comer su plato favorito, trucha empanada, es envenenado. ¿Cómo saldrá Petra del embrollo?». Solo una cosa más, «en este libro hay mucho fantasma suelto», apunta.

–¿Por qué se decantó por la literatura infantil?

–He escrito relatos cortos y cuentos, y la infancia es un tema recurrente para mí. Con mi primera novela vuelvo a este periodo que me parece el más influyente y determinante de nuestra vida. Una de las peores tragedias que podemos vivir es una infancia robada. Quien la vive demasiado adulta echa de menos siempre no haber sido niño y me gusta meterme en ese terreno.

–Una etapa que hay que proteger.

–Tener una infancia feliz es primordial, que te cuiden, que protejan esa inocencia tan frágil, y vivimos en un mundo que parece pedir a los niños que dejen de serlo rápido. A veces ven o sufren cosas que no deben y eso queda grabado, todo lo que vives en la infancia te marca, para bien o para mal, toda la vida.

–¿Qué aporta que transcurra en un pueblo?

–Para un niño vivir su infancia en un pueblo es maravilloso, siente una libertad que no tiene en la ciudad, está más tiempo al aire libre, en contacto con la naturaleza, jugando en la calle, lleno de experiencias.

–Hay quien cree que el mundo del niño es simple.

–Para nada, es muy complejo, con sus propias leyes y lenguaje, y contiene cosas que los mayores no entienden. Yo releí «Pipi Calzaslargas», que para mí era una heroína de niña, pero, vistas desde hoy sus locuras… Aunque, claro, ya soy adulta.

–Dice usted: «En la infancia está nuestra verdad».

–Sí, aunque luego el mundo te absorbe y manipula, te «contamina» para bien o para mal, pero nuestra esencia está ahí, tener algo adonde agarrarte de tu infancia ayuda a resistir mejor los vaivenes de la vida.

–¿Se ven obligados a mentir a veces porque no los entendemos?

–Es lo que hace la protagonista, cree que va a alegrar a su madre porque lo hace bien y no es así. La lógica del niño es muy distinta a la del adulto, por eso a veces no los entendemos, son mundos diferentes, universos vitales completamente distintos.

–¿La lectura estimula su imaginación?

–Para un niño es muy importante su capacidad de imaginar y fabular, y la lectura es la mejor manera de estimularla. Podemos criticar los libros de Harry Potter, pero han servido para que muchos se apasionen por la lectura, como hicimos nosotros con «Los cinco» o las obras clásicas. El niño, creativo de por sí, siente potenciada al máximo esa creatividad leyendo, pintando o jugando, puede vivir aventuras, viajar con la imaginación en el espacio o en el tiempo, crear el mundo que quiera.

–¿Los aparatos electrónicos ayudan?

–Al contrario, creo que aborregan, aunque supongo que habrá videojuegos maravillosos. El peligro de internet y tanto aparato es que puede mermar esa capacidad creativa y de fabulación porque se lo dan todo hecho, juegan en un universo ya creado y con un libro él crea su propio universo. Ese poder de los libros me parece fascinante y cuanto antes empiecen a leer, muchísimo mejor.