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Manel Loureiro

«“El primer hombre de Roma” es un buen mapa para entender quiénes somos»

Habiendo «aprendido muchísimo» de su autora, el escritor gallego Manel Loureiro asegura que es «la mejor novela histórica jamás escrita»

Se percibe en cada expresión y justificación de Manel Loureiro una inabarcable pasión hacia la literatura. Acaba de publicar «La puerta» (Planeta), un thriller que desconcierta y absorbe al lector con el enigmático paisaje gallego de fondo. Es bibliófilo, «tengo más de 4.000 libros en mi despacho», asegura, por lo que pedirle que elija su libro preferido «es terriblemente complicado». «Me resultaría más fácil darte una lista de libros favoritos por género», explica y, tras darle varias vueltas, «he reducido a uno que está a punto de convertirse en un clásico»:

–«El primer hombre de Roma», de Colleen McCullough.

–¿Por qué?

–Es la mejor novela histórica jamás escrita. Cuenta ese periodo convulso en que Roma pasó de ser una pequeña Repúbica a un Imperio. Lo único que tuvo que hacer la autora fue ir a los registros históricos y novelar unos hechos que ocurrieron en 50 años, a través de personajes absolutamente apasionantes, únicos e increíbles, como Cicerón, Catón, Julio César o Marco Antonio. Hicieron que una pequeña ciudad-estado se convirtiera en algo que transformó al mundo y creó nuestra cultura. Además, está novelado de manera brillante. Es una lectura ágil, divertida, amena. Siempre lo recomiendo y nunca falla, aunque estoy hablando de 1.000 páginas, en letra bien pequeña y del primero de una serie de 6 volúmenes. Es una monstruosidad literaria.

–¿Qué le descubrió?

–La historia de una sociedad en proceso de transformación, algo que se puede trasladar hoy día al globalismo. Hay paralelismos, porque es una novela sobre política, ambición y un mundo que se arroja hacia lo desconocido. McCullough fue una mujer maravillosa, neurocirujana y vivía en la isla Norfolk, uno de los sitios más remotos del planeta. Cuando publicó esto, sin credenciales de historiadora, le dieron un Doctorado honoris causa en muchas universidades gracias a su nivel de descripción.

–Como escritor, ¿qué destaca de la obra?

–Me gusta ver cómo genera el ambiente. No me interesa tanto la peripecia como la esencia, es decir, cómo dota de personalidad a sus personajes, haciendo que parezcan seres humanos y no meros esquemas en un papel. Eso es terriblemente difícil y McCullough lo hace muy bien. He aprendido muchísimo de ella.

Colleen McCullough
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–¿Cómo cree que se preserva hoy el legado romano?

–Soy un enamorado de la Historia y, si por mí fuese, el presupuesto para ese mantenimiento lo multiplicaría por diez. Me encantaría que hubiera excavaciones por doquier. Pero depende de las necesidades de cada país. Italia ha gestionado siempre muy mal su patrimonio histórico, entre otras cosas porque vive sepultada en él. Hay una vieja frase que dice «quien olvida su historia, está condenado a repetirla», y no solo las cosas buenas, sino mayormente las malas. No es conveniente dejar que esas huellas se pierdan, hay que hacer siempre un esfuerzo.

–¿A quién regalaría el libro?

–A los amantes de la novela histórica y la intriga política y a quien haya visto «House of cards», «El ala oeste de la Casa Blanca» o «Juego de Tronos». Se darán cuenta de que esta última serie bebe directamente de esta historia. La diferencia es que lo que se cuenta en el libro es absolutamente real. Es un buen mapa para entender quiénes somos, por qué y de dónde venimos.

-Si pudiera, a través de una mirilla, ver una época de la historia, ¿elegiría el Imperio Romano?

-¡Qué pregunta más complicada! Si me das esa mirilla, la quiero todo el rato. Hay tantos lugares donde quiero asomar el hocico, tantos momentos históricos… Querría estar el día del nacimiento de Jesús para ver realmente cómo fue, pero también cuando Colón llegó a América o cuando le cortaron la cabeza a Luis XVI. Esa mirilla sería una trampa letal, uno de mis sueños infantiles hechos realidad, ¿por qué lo has mencionado? (Ríe).

-Al menos, para volver al pasado, siempre nos quedará la literatura…

-Efectivamente.