Airbag: «La gente hace una fiesta de nuestras pequeñas tragedias»
El grupo malagueño habla de la decadencia y la pérdida en «Discotecas», un Mini LP que toma inspiración de «Aquellos maravillosos años»
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Lo suyo son las canciones redondas, el «power pop» de conservatorio. Así lleva Airbag dos décadas sin hacer concesiones a las tendencias, cantando a las miserias cotidianas como si de unos Weezer o Teenage Funclub de Málaga se tratasen. A finales de 2020, Adolfo, Pepe y José lanzaron «Discotecas», un mini LP con la mezcla de decepción y alegría que siente cualquiera al cruzar la puerta de una discoteca. O como quiera que se llamasen esos lugares donde la gente bailaba mezclada.
–El disco deja traslucir cierta amargura.
–Y eso que las canciones son de antes de la pandemia... porque, la verdad, en este último año se nos ha juntado el virus, las restricciones y una lesión de codo de Pepe, el bajista, que nos tiene parados. Yo, por mi parte, estoy pasando un bache creativo porque la situación no me lleva a componer, no he escrito nada de nada durante la pandemia. No veo perspectiva de componer cosas dignas. Todo lo que me sale es basura, vaya. No da la talla y sinceramente para eso, para hacer un disco mediocre, pues preferimos sacar cuatro canciones antes de que se pase el momento.
–Airbag son la esencia de canciones para pasarlo bien y habrá quien no se los imagine de bajón.
–Claro, pero es que hemos hecho muchas canciones que nacen desde una ruptura sentimental o algo jodido pero, no sé cómo, con nuestro estilo acaban siendo temas vitalistas. Tienen ese contrapunto de letra amarga o de sentimiento muy radical que se convierte en pequeñas tragedias del primer mundo y que llegan a la gente en forma de pequeñas fiestas de dos minutos.
–No es solo que echemos de menos las discotecas, sino que todas las canciones tienen un poso de amargura decadencia y pérdida.
–Sí, la verdad es que ha coincidido que «Discotecas» es la canción bailable y vitalista que invita a la fiesta pero que la letra es de soledad y desesperación. Creo que es un sentimiento que hemos tenido todos de acabar en un sitio al que no querías ir, a altas horas de la madrugada, desesperado un poco a ver lo que sale con tal de no acabar solo. Y de eso va la canción, de desesperación y soledad, aunque la música sea para pasarlo bien.
–Sé de lo que me habla, pero cómo las echamos de menos.
–Nosotros echamos de menos las salas de conciertos, porque la palabra está incluso desfasada. Lo pusimos a propósito, por el punto decadente, igual que la portada que es una discoteca mítica de Málaga cerrada y en ruinas, porque la discoteca siempre me ha parecido eso, un lugar donde se mezcla la euforia y la decadencia. Los chicos de 20 ahora van a una sala y se meten a un reservado y no van ni a bailar, se quedan ahí como gilipollas, que no lo entiendo. Si vas a una discoteca se supone que a conocer gente, así que hablamos del antiguo concepto de discoteca. Por eso en la portada pusimos una de Málaga muy conocida que está en ruinas.
–Hay una doble decadencia, la arquitectónica y la del concepto, que ya es como hablar de guateque.
–Exactamente, y ha coincidido esta canción con la situación del cierre de ocio nocturno, que le ha dado un plus. Sacamos la canción de rollo discotequero justo cuando no se puede ir a ningún lado.
–En «Selfie antes de morir» hay venganza.
–Tiene un poco más de mala leche, otra retranca. Es como la revancha de los novatos. Alguien que te ha mirado siempre por encima del hombro cuando eres adolescente y se te quedan marcadas muchas cosas porque son las primeras sensaciones de muchas cosas en la vida. Y pasa el tiempo y al final la persona que era tan guay ya no lo es y a lo mejor hasta intenta acercarse. Ahí está la pequeña venganza.
–Menciona en ella a Winnie Cooper, el personaje de «Aquellos maravillosos años», una serie que tiene el espíritu de Airbag: no era comedia y no era drama.
–Somos fanáticos. Para mí es la mejor del mundo. La compré en DVD porque no la han vuelto a poner en la tele y no está en ninguna plataforma. El DVD no fue fácil de conseguir y es muy cutre, pero la he vuelto a ver entera. Y es verdad que la serie es como nosotros. Las cosas parecen cómicas, pero no están contadas como en una comedia, es una tierra de nadie como en nuestras canciones. La gente venía de risas a hablarme de «La chica No» y de cuánto la disfrutaban pero la escribí cuando estaba jodidísimo. Y la gente hace de nuestras pequeñas tragedias una fiesta.
–La vida no es nunca un éxito ni un fracaso completos.
–Nosotros hemos sido un poco «losers», en el sentido de que nunca hemos sido los populares o los guays del instituto. Puede que nuestra vida esté siendo la venganza de los novatos. La serie es buena porque es realista, no es Disney, donde todo sale bien, sino que afronta problemas reales. Está ambientada en el final de Vietnam, y claro, habla de los fracasos laborales y sentimentales. Y nosotros hablamos de eso, de lo cotidiano, de lo que abarcan tus brazos. No tiramos de metáforas rebuscadas ni cosas grandilocuentes o de asuntos sociales que se nos escapan, pero si los jóvenes se tienen que ir porque no encuentran trabajo, claro que hacemos una canción de eso.
–Tranquilíceme. Esta fase gris es solo una fase, ¿verdad?
–A ver, no quiero asustarte, pero tenemos que reconocer que llevamos más de dos décadas en activo y te preguntas qué te queda por hacer o qué puedes hacer que sea mejor de lo que ya has hecho. Ves nubes negras que traen preguntas. ¿Necesita el mundo otro disco de Airbag? Es mucho tiempo, desgaste y no tienes la vitalidad de entonces. Pero te tranquilizo porque esa pregunta nos acosa desde hace muchos años, pero sabemos que salir a tocar y hacer discos es nuestra vida. Es como ir a la oficina, yo qué se. No se puede dejar así como así.