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“La inteligencia al servicio del mal puede ser algo perverso”

Maite R. Ochotorena publica “La mensajera del bosque” (Planeta), un thriller sorprendente y altamente adictivo ambientado en Madrid
ALEX ITURRALDEALEX ITURRALDE

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La literatura tiene la fabulosa capacidad de transformar escenarios que pueden resultarnos familiares en lugares inexplorados propios de un mundo distópico. Y eso ocurre en “La mensajera del bosque” (Editorial Planeta), de Maite R. Ochotorena. Una criatura misteriosa, una mujer valiente, una serie de brutales muertes sin resolver y la fuerza de la naturaleza invadiendo la ciudad, son los ingredientes de este sorprendente thriller  ambientado en Madrid, donde un secreto duerme bajo sus calles. Ochotorena logra hilvanar una trama adictiva que va creciendo en intriga con cambios imprevisibles. Cris Stoian despierta en un lugar desconocido sin recordar nada, su única referencia es una nota de su hermano. Cuando descubre su cuerpo lleno de espantosas cicatrices, un abismo se abre bajo sus pies. ¿Quién es? ¿Qué hace escondida allí? ¿Por qué le pide su hermano que no salga ni contacte con nadie?
-¿Cómo se consigue tener atrapado al lector durante 500 páginas?
-Con novelas muy rítmicas y tirando mucho de instinto, son muy viscerales. Además, me encanta introducir muchos giros que sorprendan continuamente al lector con cosas inesperadas continuamente, no me gusta reservarme las sorpresas solo para el final.
-¿Venir del sector de los videojuegos le influye al confeccionar su universo narrativo?
-Soy de una generación que hemos crecido con el cine y los videojuegos, y ahora las redes sociales, donde todo es muy visual e imaginativo, muy rítmico, impactante y muy inmediato. Quizá eso impregna mis novelas sin pretenderlo y las hace más adictivas, rápidas y sorprendentes.
-Algo más habrá
-Siempre escribí de la misma manera, llevo dentro esa necesidad de contar teniendo al lector en vilo con mil giros y tramas entrecruzadas que enriquezcan la historia. Los videojuegos y estudiar para guionista quizá ha reforzado esa tendencia mía natural de contar así.
-La novela es dura, pero ofrece un mensaje especial.
-Es cierto, es muy oscura, es puro thriller, es suspense, afloran muchas emociones, pero de fondo tiene esa corriente de esperanza que ayuda al lector a mantenerse un poco a flote, porque si no sería durísimo.
-Se desprende también cierto aliento poético y mágico.
-Es que soy así, es mi personalidad, estoy convencida de que la magia nos rodea y hay que estar abiertos para saber verla, soy muy emocional, muy tímida e insegura porque soy muy sensible y eso puede jugar en contra, te hace más vulnerable. Esa vulnerabilidad acompaña a la protagonista toda la novela, la utilizo como arma para conectar con la emotividad del lector.
Hay dos temas de fondo, uno el bien y el mal, la dualidad entre la vida y la muerte
-Sí, la luz y la oscuridad, la una sin la otra no tendrían sentido. Yo procuro que todas mis novelas tengan un mensaje de fondo. El mal me sirve para escenificar un poco nuestros errores, inseguridades y miedos, para darle más fuerza a ese mensaje. Ella en su amnesia siente que a través de esa oscuridad hay algo que debe proteger, esa verdad que se esconde detrás.
-Una inteligencia privilegiada al servicio del mal puede ser terrible.
-Efectivamente, me interesa muchísimo la capacidad que tenemos para el bien y el mal, de crear cosas maravillas o de ingeniar engendros absolutamente destructivos y dañinos. La inteligencia al servicio del mal puede ser algo perverso.
-El otro tema es la Naturaleza.
-Sí, cuando es invadida busca su lugar y a la mínima trata de recuperarlo, como vimos en el confinamiento con animales por las ciudades. Eso transmite “La mensajera del bosque” con esa naturaleza invadiendo Madrid. Tenemos un afán desmedido por constreñirla en espacios pequeñitos que podamos manejar y controlar para hacer lo que queramos. A mí me sobrecogía al inicio del Google Earth, al ver el mundo a vista de pájaro te das cuenta del impacto global, una especie de malla de cuadraditos donde los bosques se ven cada vez más reducidos.
-Parece difícil parar su deterioro.
-El sistema es una maquinaria que lleva una inercia tremenda difícil de parar. Hacer que cambie eso, o frenarlo, nos va a costar mucho y las medidas que están tomando son muy tibias, no estamos abordándolo con la ambición necesaria para poner soluciones reales.
-¿Como guionista sería la adaptadora perfecta para llevarla al cine?
-Sí, pero no sé si querría hacerlo, preferiría dejarlo en manos de alguien más experto, porque estudié para guionista, pero no me he ejercido, lo que yo escribo es novela. Me da algo de miedo, porque trasladar a la pantalla un libro es difícil y las adaptaciones no suelen ser muy logradas. Me encantaría verla en una pantalla, no lo niego, pero siendo muy fiel a la novela y no es fácil.