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Así fue la pelea jurídica para sacar adelante a La Legión

Luis María Cazorla profundiza a través de “Así nació la legión. Antecedentes históricos y jurídicos”, en los entresijos legales que hubo que superar para crear este cuerpo y las reticencias internacionales y nacionales a su fundación
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Este es un libro sobre la legión, pero no sobre las batallas libradas, las victorias obtenidas o los méritos conseguidos. En estas páginas también se libra un combate, pero no procede de las armas y tampoco descansa en una posición atrincherada en un alto, un llano o una colina. Lo que se cuenta aquí es la pelea jurídica para sacar adelante un cuerpo de ejército. «La creación del entonces Tercio de Extranjeros no respondió al puro decisionismo voluntarista ni mucho menos al capricho político del momento. Rodeó este importante paso un debate político, jurídico, económico y hasta internacional que he intentado exponer con rigor científico no exento de alguna libertad literaria», escribe Luis María Cazorla, abogado del Estado, Catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, letrado de las Cortes Generales y Académico de Número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España.
Cazorla ha escrito una obra breve, pero enjundiosa, que supone una valiosa aportación histórica al conocimiento de uno de los cuerpos con más fama. «Así nació la legión. Antecedentes históricos y jurídicos» (Aranzadi), que cuenta con un prólogo de Margarita Robles, Ministra de Defensa, ahonda en una de las aristas más desconocidas. Para ser exactos con los eventos de la cronología y no dejar cabos pendientes, Cazorla ha exhumado documentos desde 1911 hasta 1920 y ha puesto en orden datos y referencias para asentar una monografía rigurosa, fiable y amena que pone en claro el origen de la Legión. «Se tuvieron que romper muchos prejuicios de algunos sectores del ejército, que no querían que se creara el Tercio de Extranjeros. Existían varias barreras cercanas, cómo la financiera, y otras más lejanas, como la influencia internacional, porque hubo una fuerte oposición de Francia a que posibles legionarios alemanes se integraran en el ejército español. Hay un rasgo importante, un artículo publicado en el diario «El país» de entonces, que atacaba la creación de esta unidad porque aseguraba que podría haber mercenarios extranjeros al servicio de España».
El proyecto salió hacia adelante, pero en el imaginario todavía perdura cierta confusión sobre los motivos reales que impulsaron esta iniciativa. Un punto esencial que Luis Cazorla despeja enseguida. «Su fundación cubrió un hueco. Las guerras coloniales costaban muchas vidas españolas y marroquíes. Esto desencadena una reacción virulenta en España. Una manera de contrarrestar estas críticas fue organizar un ejército colonial, pero que no estuviera formado por los quintos de los pueblos, sino por una tropa profesionalizada, no hecha por levas. Algo de esta naturaleza lo tenía ya Francia o Inglaterra».
Cazorla hace hincapié en este detalle esencial que muchas veces se olvida, se pasa por alto o se deja de lado y que, sin embargo, resulta crucial: «Nace para reducir los quintos españoles porque muchos perdían la vida y carecían de una instrucción adecuada que sí tendrían, en cambio, unos profesionales que estuviera pagados. También surge para cubrir una necesidad política. Morían tantos soldados españoles que al final lo que se obtenía era una reacción adversa en el resto del país. Para apaciguar esas voces llegó la legión. Se ha olvidado este aspecto que es trascendental. Los gobiernos que se suceden no pueden afrontar el desgaste político que dejan las muertes en Marruecos».
Esas razones políticas procuraron beneficios al resto de españoles, que podían eludir aspectos de una contienda que no disfrutaba de buena reputación. Pero eso no resultó suficiente para que el prestigio de la legión se mantuviera en el tiempo. Cazorla cuenta cómo la legión estuvo a punto de desaparecer en la década de los ochenta. «Fue un ministro socialista quien dijo que no y se negó. Creo que la legión, como toda creación humana tiene sus luces y sus sombras. Las sombras de la legión son terribles, como la represión de Asturias y ciertos episodios de una guerra más incivil que civil que padecimos. Unos capítulos que entroncan con el rechazo por parte de las llamadas izquierdas. Pero también tiene grandes luces». Entre ellas, por ejemplo, cómo gracias a su intervención, se salva Melilla y, sobre todo, su posterior transformación «que ha sido notable». «La unidad escogida como ensayo en la unidad experimental del futuro ejército español es la legión. Está integrada como un instrumento de acción exterior del Estado junto con la OTAN o la UE».
Entre los méritos, que todavía muchos no quieren ver, están sus acciones «en Kosovo, Bosnia o Mali» que tienen, como recalca Cazorla, «un evidente entendimiento humanitario, de apoyo a la población y de freno al terrorismo. El pasado de la legión es muy pesado, pero las luces de su evolución son muy intensas». Para el autor, «la legión está rodeada de apasionamiento», pero reconoce que «sus símbolos, su desfile, su música, todo lo que entronca con su voluntad y decisión atrae a muchas personas, porque es muy emotivo, pero a la vez hace que otras se alejen, pero si entramos a fondo, veremos que hoy constituye la punta de lanza del próximo ejército español. Hay que sobreponerse al pasado y asentarse en la realidad».