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La profanación artística de la tumba de Napoleón

El esqueleto de un caballo de plástico instalado sobre los restos del emperador levanta ampollas y debates acerca de su figura
Museo del Ejército de París/PascMuseo del Ejército de París/EFE

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Un esqueleto en plástico réplica del caballo preferido de Napoleón sobrevolando su sarcófago bajo la cúpula dorada de la capilla del Palacio de los Inválidos en París. Aunque esta instalación artística no verá la luz hasta el próximo 7 de mayo, dos días después de que Francia conmemore el bicentenario de la muerte del emperador, la controvertida obra ya está provocando fuertes debates e incendiando las redes con las filtración de algunas imágenes. Para sus detractores, no sólo se trata de un mal uso del arte que evidencia una «profanación», sino también de un «sacrilegio», al tratarse además de un material tan poco noble como es el plástico.
La obra, ingeniada por el prestigioso artista Pascal Convert, no hace sino engordar la lista de controversias que alimentan este bicentenario sobre el encaje que tiene Napoleón en la memoria histórica del país. «Mi obra produce escándalo porque entra en el círculo sagrado del sarcófago de Napoleón», dice el propio Convert en una tribuna en el semanario «L’Obs», donde justifica su apuesta artística en este bicentenario.
El innoble plástico
Convent eleva sobre la tumba de Napoleón, a unos 50 centímetros, el esqueleto en plástico de Marengo, el corcel de Napoleón en la batalla de Waterloo que supuso el fin de su imperio. El caballo fue capturado por las tropas inglesas y trasladado al Museo Nacional del Ejército británico como botín de guerra donde fue expuesto. Marengo se convirtió en una especie de símbolo de la victoria inglesa. Pero el Brexit y la crisis sanitaria no han facilitado las cosas y como Londres no ha querido prestar la reliquia alegando su deteriorado estado, el artista ha decidido fabricar una réplica en tres dimensiones utilizando un sofisticado material sintético. Marengo, agrega el artista en su tribuna, representa al tiempo la gloria y la caída del emperador y el interés en mostrarlo de esta forma es el de conectarlo con los rituales funerarios de la antigüedad. «El caballo no era enterrado junto al caballero, si no que suspendido por encima de su tumba, como una especie de vehículo para ir al más allá». Una especie de diálogo entre pasado y arte contemporáneo que sin embargo, está levantando ampollas. Convent resta importancia a la polémica y sentencia que todo se explica «por la disputa que rodea siempre a todo lo que afecta a Bonaparte», héroe y villano como pocos en la Historia.
Para el historiador Thierry Lentz, director de la Fundación Napoleón, la instalación es una falta de respeto al personaje y al lugar en sí, al tratarse de una necrópolis nacional. No es el único en pensarlo ya que varios diputados de la Asamblea Nacional ya han comenzado a elevar la polémica hasta el despacho de la Ministra de la Defensa de Macron, Florence Parly, responsable de un museo de adscripción castrense. Para los detractores de la instalación, hay una pista que confirmaría sus tesis de que la instalación pretende una irreverencia fácil y carente de respeto. El día 5 el presidente Macron acudirá al lugar para la ceremonia oficial de conmemoración del bicentenario y la instalación aún no estará visible hasta dos días después, hecho que mostraría a ojos de sus detractores, que no cumple con la solemnidad que debe caracterizar al momento.
El «emperador de los franceses» sigue levantando pasiones encontradas y acalorados debates entre quienes siguen viendo a Bonaparte como gran estadista y creador del estado moderno y los que privilegian su faceta autoritaria, belicista o misógina. Ahora, también su caballo Marengo en versión plástico se une a la hoguera de las controversias con la que Francia suele celebrar muchos de sus episodios históricos.