Alfonso Reyes: «Me encantaría poder volver a leer “Los miserables” por primera vez»
El ex baloncestista es un gran admirador de esta obra, pero, sobre todo, de Jean Valjean: «Se trata de uno de los mejores personajes de la literatura»
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Alfonso Reyes, como buen y empedernido lector, asegura que los libros preferidos son como los amigos: «Se pueden contar con los dedos de una mano». Siempre ha tenido como principal en su lista a «El Quijote». «El conjunto es insuperable», asegura el ex jugador internacional de baloncesto y presidente del sindicato de jugadores. Aunque afirma que «hay que leerlo con cierta madurez. Yo lo hice después de los 30 y no me arrepiento. Lo he vuelto a leer y espero que haya una tercera y una cuarta vez». Lo mismo le ocurre con otra obra que también le es imprescindible: «El conde de Montecristo». Pero, «en este caso», dice, decide ir a por otro título de su lista: «Escojo ’'Los miserables’', de Victor Hugo».
–¿Por qué?
–Tiene de todo. Digamos que es un tocho y quizá el lector ahora no esté acostumbrado a eso. Vivimos en una sociedad en la que prima la inmediatez y lo de ayer ya no vale. Entonces, dedicarle tiempo a una obra tan grande es difícil, pero merece la pena. Y tiene a uno de los personajes, para mí, más importantes de la literatura, que es Jean Valjean.
–¿En qué sentido?
–Por todos los valores que representa. Ahora, que está tan de moda la resiliencia, este personaje la tiene. Hay pocos en la literatura que posean esa fuerza, esa personalidad. Como el mismo Dantès de «El conde de Montecristo», o el Evaristo Feijoo de «Fortunata y Jacinta», son personajes que marcan, y Jean Valjean avanza a pesar de las adversidades. Transmite que, al final, por mucho mal que veamos, el bien vence. «Los miserables» es una novela total.
–¿Qué ha aprendido principalmente de Valjean?
–En el fondo, él transmite bondad. El otro día leí que la expresión máxima de la inteligencia es la bondad. Si haces el bien, al final hay recompensa. Por eso me marcó mucho ese personaje. Su moral y su ética faltan ahora tanto... La mentira, la hipocresía, la falta de dignidad, son tan comunes en estos días en todos los ámbitos, especialmente en aquellos que deberían dar ejemplo, que Jean Valjean es un modelo a seguir.
–Haría falta algún Jean Valjean en política...
–Efectivamente. Sobre todo, entre aquellos que dirigen nuestros destinos.
–Sin negar su calidad, ¿qué opina sobre que a veces se prefiera el musical al libro?
–El musical es bueno, pero lo bonito es el esfuerzo mental que requiere leer un libro, que siempre tiene una recompensa.
–Al ser, como «El Quijote», un libro de lectura compleja, ¿es un error implantarlos como lectura obligatoria en las escuelas?
–Por supuesto. Las lecturas obligatorias han hecho daño, se perdieron así a muchos lectores. La lectura se puede fomentar, pero no es algo que se pueda implantar. Yo leo muchísimo y, sin embargo, mis hijos no. Pero es algo innato, que se puede incentivar, no obligar. Quizá a mí me gusta demasiado, para dormir, por ejemplo, siempre necesito leer un poco. Y el mejor regalo que me pueden hacer es un buen libro.
–¿Y a quién le regalaría «Los miserables»?
–A todo el mundo, pero que tengan cierta madurez por las dimensiones de la obra. Para ir leyéndolo poco a poco, pero sin forzar. Y, si no le gusta, no pasa nada. Aunque el que no lo aprecie se pierde bastante. Me encantaría volver a leerlo por primera vez, merece la pena.