Crítica de “Spirit: indomable”: Tres rebeldes yeguas ★★★☆☆
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Directores: Elaine Bogan y Ennio Torresan Jr. Guión: John Fusco, Aury Wallington, Kristin Hahn, Katherine Nolfi. Música: Amie Doherty. EE UU, 2021. Duración: 87 min. Animación.
Con esta película de animación concebida especialmente para menores comenzamos desde el principio a dictar las normas a las bravas, o sea, cantando a todo pulmón nada más comenzar el filme, y, luego, con la aparición de niñas muy independientes, aunque la protagonista provenga de un pasado infeliz, y tan delgaditas que parece se vayan a tronchar. Pero está bien promediado: una es rubia y le ponen los musicales, la otra, castaña y mestiza, y hay una tercera, negra, con el meneíto de cabeza incluido. Tampoco ninguna resulta especialmente guapa, niñas del montón pero con las riendas muy bien tomadas de sus vidas y futuros. Empoderadas perdidas pero con su punto nostálgico, véase la noche «de chicas» y pulseras de la amistad, muy «mujercitas». La medio mexicana es la protagonista casi absoluta, huérfana de madre intrépida y circense trágicamente fallecida durante una función, e hija de un padre medio agilipollado (de hecho, a todos los hombres de la película parece que les falta un cuarto de hora) que decidió no podía criarla solo; una preadolescente, en fin, que ha cuidado la familia y que, de pronto, durante unas vacaciones, cambia su vida urbanita por una completamente rural y conoce a un caballo tan rebelde como ella misma y al que le acaban de arrebatar su manada unos señores peseteros y sin escrúpulos.
Película basada en la serie original de Netflix y eminentemente infantil como decíamos, su mensaje no deja de ser un poquito más adulto: partamos una lanza por los espíritus insobornables, indómitos, por quienes no se dejan doblegar, y más si son mujeres; no hay abismos rocosos, ni trenes en marcha a los que no podamos enfrentarnos. Aunque el final, no obstante, sea tan conservador como predecible: en ningún lugar como en casa, da igual que llevemos años tan lejos de la colorida carpa y el algodón de azúcar.