Ángela Vallvey, desde el alma y más allá del género histórico
La autora transgrede las normas habituales de la novela histórica para firmar una narración muy valiente que discurre en diferentes épocas
★★★★
Por Ángeles López
En esta nueva entrega, la escritora Ángela Vallvey no solo trasciende los cánones de la novela histórica –como asegura la editorial en su contraportada–, sino que se embarca en una ambiciosa tarea narrativa trenzada con historias acaecidas en distintos anclajes espaciotemporales: la primera juventud de Jesús de Nazaret junto a su familia; las andanzas de Alfonso VI en el reino medieval de León junto a su amigo y sin embargo rival Rodrigo Díaz de Vivar; la misión reformista de unos monjes para intentar implementar la regla elaborada por San Benito de Nursia; una reina niña que no acepta su destino; un sefardita que custodia un libro misterioso... Pese a la monumental tarea que se propone, Vallvey sale victoriosa gracias a una magnífica base documental y una exquisita solvencia narrativa –gracias, benditas intersecciones literarias–.
La alternancia temporal de los distintos ejes narrativos (v.gr., Galilea, año 7 después de Cristo; Sahagún, Imperio de León año 1078, etc.), lejos de distraer, logran mantener dinámicas las distintas historias, hasta lograr una realidad compacta. Una novela sin timonazos, sin la cansina obligación de estar a favor del bien y en contra del mal, construida a través de un moroso minutaje histórico que trabaja a favor de un fin: notariar la férrea voluntad del ser humano para luchar contra viento y marea con el fin de no esquivar su numen -o esencia–, de ser fiel a su esperanza y cumplir su destino último. Tiene, la autora, una visión compasiva de sus criaturas, tan especulares las históricas como privativas de su imaginario. No hay amaneramiento ni gesticulación vana pese a transitar hechos medulares de la Historia de la humanidad. Quizá porque es consciente de que la literatura no requiere de entendimiento sino de espíritu y que se debe interpretar de forma emocional, nunca intelectualmente.
Existen diversas formas de afiliarse a un relato de estas características, pero la autora tiene muy claro –y así nos lo hace ver en el libro– que todas son desde fuera, desde la agigantada serenidad de saber que se enfrenta a unos personajes que acometieron grandes empresas sin que la autora tenga necesidad de invocarlas. Están ahí; lo estaban para todos, pero había que comprenderlas bien. Un libro, en definitiva, exigente y luminoso que nos empuja a un diálogo incesante en el que la tinta habla y el alma contesta. Enhorabuena, Valley: no has pasado de lo imposible a lo real, sino de lo imposible a lo verdadero.
▲ Lo mejor
La autora evidencia que al ser humano no lo define la razón, sino la asunción de lo infinito y lo finito.
▼ Lo peor
No hubiera sido descabellado, pese a la gran secuenciación, haber hecho algo más largos los capítulos.
«El alma de las bestias» (Ediciones B), de Ángela Vallvey, 704 páginas, 20,08 euros.