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Vetusta Morla: “Queríamos reflejar la degradación moral con la música”

El grupo publica la banda sonora de “La hija”, película de Manuel Martín Cuenca, una historia inquietante cuya música han compuesto a partir del sonido de puertas de coche y de gotas de agua
Paula Caballero

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Habían ya producido la banda sonora de un videojuego, “Los ríos de Alice” pero acompañar la acción de una película era un nuevo universo para Vetusta Morla. El grupo madrileño aceptó la invitación de Manuel Martín Cuenca para poner acompañamiento musical a “La hija”, la inquietante película que ya ha pasado por festivales como el de San Sebastián antes de su estreno en salas, previsto para el 16 de noviembre. Guille Galván explica cómo ha sido el proceso creativo.
-La materia prima sonora eran pisadas, audio de viento y otros ruidos.
-Fue un proceso alucinante que nos sacó de la manera de trabajar habitual y compusimos desde la pantalla, a partir de lo que rodaba Eva Valiño y los sonidos que elegía Manuel, que nos iban enviando. Por medio de procesos y de software aislábamos esos sonidos y los convertíamos en instrumentos. Ha sido muy divertido y hemos aprendido un montón.
-Es algo que soñaba John Cage con hacer.
-Sí, la verdad es que ahora puedes ser tu propio “luthier” y hacer instrumentos con sonidos de todo tipo, y era una de las premisas. Porque Manuel quería que la banda sonora fuera no tanto inaudible como que no se distinguiese la música del ruido ambiente, digamos. Y, además, que jugase a la contra, que no apareciese en el plano del paisaje largo que es donde lo pediría la película, sino que acompañe a los personajes en determinadas situaciones y no en los “huecos”. Y eso te permite trabajar con sonidos que no sabes de dónde vienen, y hacer un ritmo de batería con unas puertas de un coche cerrándose o con las gotas de lluvia. Es algo más alucinante.
-La música debe estar al servicio y no ser más protagonista que la historia.
-Eso es, no se trata de que cada personaje sea un instrumento, sino de que la música acompañe la degradación moral de cada personaje, que arranca de forma limpia y se va pudriendo a medida que se complican los personajes. Y hay otra cosa: en un momento de la película, deja de haber música, digamos, externa, sino que sale de la protagonista que va desvelando una melodía a modo de nana para la niña. El personaje le va cantando los versos y luego la va completando y eso es un acierto, porque ya va pareciendo que la canción es un canto popular de tradición anónima y que se ha colado en la película sin que nadie se de cuenta.
-Es casi lo último que te llevas de la película.
-Claro, te familiarizas con el tarareo y ya casi la cantas. Escuchas a la protagonista cantarla y es que lo que suena es ella cantando, cuando se supone que está muerta.
-Da un poco de mal rollo.
-La premisa es que fuera esa nana, pero no para dormir bien, sino una casi post apocalíptica. Que sea una canción que te parezca que conoces de siempre. No es una nana para calmar a nadie, sino para olvidarlo todo.
-Creo que estuvieron en el set de rodaje, espiando.
-Sí, porque la premisa de Manuel de trabajar muy desde dentro nos invitó a asistir. No fue fácil, porque se rodó en la Sierra de Cazorla en una zona a la que se accedía en Jeep y que estaba a más de una hora de un pueblo más cercano. Pero nos sirvió para empaparnos y para tener las reuniones necesarias y bueno, luego nos nutrían de pistas. No ha sido compuesta sobre el montaje, al final, sino que nos hemos sentido como un equipo más. Incluso con la paleta sonora y las estaciones.
-¿Trabajar con ideas de otro ayuda a desengrasar de uno mismo?
-Ahora es ventajista decirlo, pero ha sido un trabajo perfecto para los meses de pandemia, porque nos permitía no tener la presión de jugarte todo en cada canción. No deja de ser un trabajo al servicio de otro mayor. Y ha sido diferente a ir al local. Enfocado a hacer cada uno en casa. También hemos metido algo más tradicional, como un pandero cuadrado, un guitarro manchego, que se utilizan en la grabación y que aparecen no desde un lugar clásico sino sampleado. Para acercarlo al mundo más electrónico, los fuimos sampleando. Y aquí funcionaba bien, porque tiene que ver con la planificación mecánica que hay en la cabeza del protagonista y cómo urde la trama maquiavélicamente.
-Acaba de hacer una sintonía para una serie de TVE.
-Es una canción que compusimos hace meses y de repente sale todo. Me propusieron hacer con ellos una canción para “Ana Tramel”. Siempre me ha interesado. Yo estudié cine y me encanta. En el caso de esta canción ha sido bonito, porque trabajé con Marlango y nos llevó a un sitio desconocido para todos.

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