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Premio Planeta

Paloma Sánchez-Garnica: «El stalinismo ha quedado impune»

«Últimos días en Berlín», finalista del Premio Planeta, expone el terror del nazismo y del stalinismo

La finalista del Premio Planeta, Paloma Sánchez-Garnica
La finalista del Premio Planeta, Paloma Sánchez-GarnicaSHOOTING

Paloma Sánchez Garnica reconocía antes de empezar la entrevista que el llegar a ser finalista del Planeta de este año es «el poder darte cuenta de que lo que has estado haciendo hasta ahora valía la pena. Es un reconocimiento y un motivo para seguir adelante».

Nos propone un viaje al pasado más oscuro de Europa en «Últimos días en Berlín».

Aunque hay una incursión en la Rusia de 1921, básicamente es la década de los años 30 en Berlín y en la URSS de Stalin. También durante la Segunda Guerra Mundial, en esos cinco años, nos trasladamos a los gulags de Siberia. No es un retrato de la guerra, sino que vemos esta a través de los ojos de las mujeres.

¿Ellas contemplan el final de la contienda en Berlín?

Así es en esas semanas de abril de 1945 en las que Berlín estaba prácticamente destruido, todo embargado por los aliados, por los rusos. Acompañamos la llegada del Ejército ruso que toma a las mujeres como botín de guerra. Son los rusos los que vuelcan su brutalidad y sed de venganza en ellas.

Pese a ser dos ideologías diferentes, la de Hitler y la de Stalin, creo que su novela quiere plasmar que el mal es el mismo.

El resultado, terrible, es parecido. La diferencia es que del nazismo lo sabemos todo porque está documentado y juzgado en Núremberg. Por su parte. el stalinismo es un sistema opaco del que no conocemos prácticamente nada, se ha silenciado a las víctimas y no ha sido juzgado. El stalinismo quedó impune por el hecho de ser vencedores de la guerra. No han tenido que rendir cuentas.

Y Stalin murió en la cama.

Sí. Fue condenado por el Partido Comunista, pero de puertas para adentro. Se echó la culpa al muerto para librarse y que el PC quedara libre de todo mal. Sin embargo, si Stalin pudo actuar de esa manera fue porque tenía una estructura que le facilitó todo, como pasó con Hitler.

¿Y a qué se debe ese silencio sobre los crímenes comunistas?

El comunismo tiene esa connotación más humana, pero hubo mucha ceguera en la intelectualidad de izquierdas europea, con excepciones como Gide.