Historia
Audrey Hepburn, el icono del cine que nunca quiso serlo
En Bruselas y un 4 de mayo, pero de 1929, nacía Audrey Hepburn, destinada a convertirse en uno de los rostros más míticos de la historia del cine gracias a sus papeles en “Desayuno con diamantes” o “Vacaciones en Roma”
Vivió como una estrella, en constante movimiento, dejando a su paso un rastro fulgurante y apagándose en un firmamento que jamás la olvidará. Un 4 de mayo, pero de 1929 y en Bruselas, nacía Audrey Hepburn, originalmente Audrey Kathleen Ruston. La actriz de “Desayuno con diamantes” o “My Fair Lady”, fallecida en 1993 a causa de un cáncer apendicular, cumpliría hoy 93 años con dos Premios Oscar, un Grammy, un Emmy y un Tony. Ese mérito, el que los sajones llaman EGOT (sumando las iniciales de cada premio) engrandece todavía más la carrera de una actriz que se hizo grande con la primera Gran Corona de la historia, ganando el Oscar, el BAFTA y el Globo de Oro por su interpretación en “Vacaciones en Roma” junto a Gregory Peck en 1953.
Pegada a la tragedia, casi como una especie de peaje extraño en esto de Hollywood, la carrera de Hepburn comenzó a despegar una vez terminó la Segunda Guerra Mundial que la tuvo a ella, y a su familia, vagando por toda Europa y sobreviviendo “a base de pan y agua”, como relató en sus memorias. Esos forzosos desórdenes alimenticios, según han analizado expertos a partir de las experiencias que luego desembocarían en su tristemente célebre trastorno anoréxico, bien podrían haber originado una serie de hábitos nocivos en la salud de la actriz. Justo antes de cumplir los 20 años se trasladó desde Países Bajos a Reino Unido, para formarse como bailarina y ya, en 1951, debutar en pequeñas producciones cinematográficas rodadas en Londres.
Su gran oportunidad llegaría, eso sí, en 1953 y de la mano de William Wyler. Tras “Young Wives’ Tale”, “Laughter in Paradise”, The Lavender Hill Mob” y “Monte Carlo Baby”, Hepburn sería la elegida para dar vida a una joven inquieta en la ciudad eterna. “Tiene todas las cosas que busco: encanto, inocencia y talento. Además es muy divertida. Es absolutamente encantadora. No dudamos en decir que es nuestra chica”, dijo de ella un Wyler totalmente prendado de sus encantos y su carismático “glamour” en pantalla. Después llegarían “Dos en la carretera”, “My Fair Lady” o “Desayuno con diamantes”, que además de convertirla en un completo icono de la cinematografía mundial, daría con su rostro en todas las revistas de moda del planeta.
Aunque se casó dos veces, casi nunca fue noticia por sus escarceos amorosos como el resto de grandes estrellas del Hollywood dorado, y participó activamente en campañas de concienciación del sida o a favor de los derechos de la infancia de la mano de UNICEF. Su última aparición, en gloriosa coincidencia para la historia del cine, fue en una película de Steven Spielberg: en “Always”, de 1988, el icono que nunca quiso serlo daba vida a un ángel.
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