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Juan Manuel de Prada: “Hoy en día se ha asumido que investigar es ir a Google”

El escritor publica “El derecho a soñar”, su monumental estudio de la vida y obra de la escritora Ana María Martínez Sagi, que también fue fotógrafa en la Guerra Civil española

El novelista Juan Manuel de Prada
El novelista Juan Manuel de PradaDavid JarLa Razon

Hace años que Juan Manuel de Prada empezó a bucear en la vida y la obra de Ana María Martínez Sagi, una escritora que quedó en un injusto olvido pese a ser una poeta de indudable calidad. Prada la convirtió en la protagonista de “Las esquinas del aire” que sirvió para que muchos supieran de la existencia de quien fue poeta, reportera, fotógrafa en la Guerra Civil, campeona de lanzamiento de jabalina y la primera mujer directiva de un equipo de fútbol, en este caso el Barça. Prada fue también el responsable de la publicación de algunos de sus textos inéditos en “La voz sola”, publicada por la Fundación Banco de Santander. Este martes llegará a las librerías el más ambicioso de sus trabajos sobre Sagi. Es “El derecho a soñar. Vida y obra de Ana María Martínez Sagi” que, publicado por Espasa, reúne en dos tomos todo lo conocido y desconocido sobre la escritora catalana.

¿Se puede decir que “El derecho a soñar” sirve para pagar una deuda con Sagi?

Es pagar una deuda. Me encargué de la publicación de su obra inédita y cuando trabajaba en eso empiezo a darme cuenta que muchas de las cosas que me contó no encajaban. Empiezo a indagar en una investigación que me ha llevado por unos ochenta archivos en varios países. Ha sido una experiencia jubilosa y demoledora que me ha exigido un trabajo colosal. Ha resultado ser que su vida verdadera era más apasionante que la que me contó. Tiene episodios duros en los que había participado, a veces de manera gustosa, pero también no sé por qué no me los contó. Ella se hacía pasar por amiga de grandes personajones, pero no me contó que fue fotógrafa en el frente de Aragón. Fue pionera en muchas cosas, un personaje único con muchos talentos. Era una deuda porque me encomendó que la recuperara del olvido.

Tuvo la suerte de conocerla. ¿Cómo logro acceder a ella?

A mediados de los noventa estaba interesado en el mundo de los escritores malditos y, de repente, me encuentro una entrevista con una autora que es un emblema de la nueva Eva. Me resulta muy sugestivo y empiezo a investigar sobre ella. Su memoria se había perdido por completo. Me impresionó mucho que nadie sabía nada, absolutamente nada de Ana María. Hablamos de una mujer que fue portada de “Abc”, es decir, una celebridad de su época, pero de la que se pierde su rastro con el exilio. Un día descubro que sigue viva en un pueblo de Barcelona, en Moià. Le escribo y accede a recibirme. Me cuenta su vida. Con su testimonio y mis hallazgos escribo una nivola, que diría Unamuno.

Este libro que presenta parte de su tesis doctoral.

Cuando empiezo a escribirlo pienso que no tendrá salida comercial, que nadie la querrá publicar. Así que tuvo su recompensa al ser presentada como tesis doctoral. Pero fue concebida como lo que es, como lo que se publica ahora.

¿Sagi forma parte de esta recuperación que estamos viendo y leyendo de mujeres escritoras, como las denominadas “sin sombrero”?

Lo que se está haciendo es una exaltación, no una recuperación, y que va en volandas de las modas de la época. Hay otras mujeres, como Anna Murià, Elisabeth Mulder, con mucha apelación a paradigmas ideológicos vigentes, pero no en el trabajo de campo que supone visitar archivos. En España sospecho que a los investigadores les gusta poco ir a los archivos. Todo lo que ha salido son refritos indecorosos. Hoy en día se ha asumido que investigar es ir a Google. Eso es lo que creen los jóvenes.

En una carta a Mercè Rodoreda, la defina como “un alma gemela”.

Piense que ella vio los comienzos literarios de Mercè Rodoreda. Durante la guerra lee “Aloma” y puede que vea un reflejo de su propia vida en esa novela. Como las dos se exilian y vuelven a Cataluña, como comprueba que ella que es recibida con éxito, se consideraba como el reverso de la misma moneda. Sagi es una mujer que está muy sola y que busca personas con las que reanudar una vida social y literaria.

Estamos hablando de Sagi como escritora, pero tuvo un importante papel en el deporte.

Es una mujer polifacética. Es la primera mujer directiva de un equipo de fútbol, pero curiosamente considera una aberración el fútbol femenino. Fue campeona de Cataluña de lanzamiento de jabalina, también practicó tenis, fue una gran promotora de la gimnasia... Hace reportajes tanto en castellano como en catalán. Es alguien muy difícil de encuadrar. Nunca encontró su sitio. Sus padres no querían que estudiase catalán porque la veían una lengua de payeses. Ella está en la órbita de Esquerra Republicana, en un mundo catalanista, pero escribe en castellano su poesía. También fue promotora del feminismo. Es la única española que hizo fotos en el frente durante la Guerra Civil. Todo eso la hace una mujer fascinante. Tras una vida de gran agitación, con el exilio ya son unas tribulaciones secretas y anónimas. Pasa a ser un personaje misterioso. Ya no recupera la celebridad al llegar a España. Se encierra en Moià.

¿Es verdad que concluyó “Las esquinas del aire” el mismo día de su muerte?

Sí. Concluyo el libro el día de su muerte. Antes llega a ver algunos artículos míos en revistas literarias donde recupero su figura. “Las esquinas del aire” animó para que tuviera algún reconocimiento como, por ejemplo, le dedicó el F. C. Barcelona.

¿Por qué le puso esa condición de no publicar su obra inédita hasta que no hubieran pasado veinte años de su muerte?

Ella lo hace porque había algunos textos alusivos a su relación con Elisabeth Mulder, algo que llevaba mal su hijo. Pero también pasa que forma parte de esa generación que no había sido reconocida tras volver por esa galaxia Barral, por la izquierda catalana exquisita, por el mundo de los Novísimos. No la había hecho caso. Quería que esa gente desapareciera para que una nueva generación la viera con otros ojos.

¿Tanto la marcó la relación con Mulder?

Es indudable que mantuvieron una relación, tal vez limitada a unas vacaciones en 1932, pero fue pasajera para Mulder. A Ana María la dejó una marca. Se convierte en obsesiva, pero tuvo historias con otras mujeres y en el libro hablo de las que mantuvo con una suiza, una francesa y una alemana.

En su nuevo trabajo publica unas cartas a Carmen Conde que son demoledoras por su dureza y amargura.

Las cartas a Carmen Conde son desgarradoras. Ella vive una interrupción en su contrato por la Universidad de Illinois y decide volver a España. Vive con ilusión reencontrarse con Mulder y con el mundo intelectual catalán, pero se lleva una decepción. Mulder la rehúye. Por otra parte, pensaba que la acogerían con los brazos abiertos esos jóvenes supuestamente antifranquistas, pero no es así. Hace un relato muy agrio de la “gauche divine” y de los Novísimos. Las cartas a Conde son de una amargura terrible.

¿Hasta qué punto le afecta ese rechazo?

Se da cuenta que todo ha sido una monstruosa mentira. Era una mujer amarga, con un carácter difícil, cercana a la depresión. No se pueden olvidar los años de la ocupación que vivió en Francia y que le resultan muy duros, extremadamente duros. A ello se le suma que quería ser madre y eso es algo que le hizo sufrir.

Tras toda esta imponente investigación, ¿hay algo que le haya quedado por saber?

Siempre queda mucho por saber, pero debo decirle que he buscado hasta debajo de las piedras. Pueden haber colaboraciones en medios que no están digitalizados. Pueden existir cartas. Me hubiera gustado localizar las que tuvo con Mulder, que están destruidas, o con su amante Marie-Thérèse Eyquem, mano derecha de Mitterrand. Dudo mucho que eso aparezca. Destruyó todo, menos la obra que me dio. Carta a su hermana Berta y una a una amante, pero yo he localizado unas cien cartas en archivos públicos y privados. Hay muchos enigmas como su relación con César González-Ruano, con Francisco Ascaso, su vida en el París ocupado.

¿Podemos valorar qué lugar ocupa Sagi en la historia de la literatura española del siglo XX?

La historia de la literatura española del siglo XX está por hacer. Tienen que pasar muchos años para eso. Por ejemplo, Agustín de Foxá me parece superior a muchos de los poetas del 27 o Juan Antonio de Zunzunegui que muchos de los escritores de la posguerra. Ella era una gran poeta, pero no pudo desarrollar una obra como hubiese querido. ¿De la primera línea de la literatura? Tal vez no, pero no para estar olvidada. Su poesía es muy notable.

¿Qué encontraremos en la edición que prepara de las prosas inéditas?

Encontraremos dos obras cortas de corte memorialístico. Una de ella, “Donde viven las almas”, es un diario lírico alrededor de la relación de Mulder. El otro es una mezcla de recuerdos, de vivencias, de viajes, sus experiencias en Francia y Estados Unidos.