Antonio Najarro: «Somos una de las instituciones que mejor representa la marca España»
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Empezó a formarse con 8 años, esa edad en la que los niños aún se untan la crema de chocolate en las galletas; pero así es la vida del bailarín. Y quien no empieza pronto, llega a la mayoría de edad sabiendo que es tarde. Para Antonio Najarro, aprovechar el tiempo era fundamental y, por eso, desde la pura adolescencia, comenzó a trabajar en compañías como el Ballet Teatro Español Rafael Aguilar, Ballet Antología, José Antonio y los Ballets Españoles, Compañía Antonio Márquez, Compañía Aída Gómez... En 1997 entró a formar parte del Ballet Nacional, del que fue primer bailarín desde 2000 hasta 2002. Por entonces, aún no sabía que el destino le haría colocarse al frente de esa compañía, pero sí que quería crear la suya. Y lo hizo. Recorrió con gran éxito medio mundo llevando sus espectáculos «Tanto Flamenco», «Flamencoriental», «Jazzing Flamenco» y «Suite Sevilla». Diez años más tarde, después de «dejarme la piel en una compañía de gran formato que llegó a tener casi 30 personas trabajando», tuvo que cerrarla al aceptar ponerse al frente del Ballet Nacional, donde lleva ya dos años y medio. «Y desde entonces –me cuenta– he logrado principalmente contar con una plantilla como yo deseaba tener, crear un repertorio en el Ballet Nacional de España, muy amplio, en el que todos los bailarines, tanto el cuerpo de baile como los solistas y los primeros bailarines, son muy partícipes de estos espectáculos. Pero además hemos abierto el Ballet Nacional a través de las redes sociales para captar nuevo público. Prueba de ello es que hemos llenado todas las representaciones que hemos hecho en nuestro país». Recuperar nuestro folclore, pero dándole una pátina actual y vanguardista, era una de las principales metas de Antonio Najarro. Y parece que lo ha conseguido, si se tiene en cuenta el éxito cosechado por la compañía en sus últimas giras por Japón y las perspectivas para el año que viene de visitar EE UU y Centroamérica. «A mí me hace mucha ilusión. Sobre todo porque creo que el Ballet Nacional de España tiene el deber de difundir nuestra danza fuera de nuestras fronteras». Najarro ha preparado para conquistar al público internacional tres producciones distintas, «Sorolla», «Ángeles caídos» y «Suite Sevilla». «Sorolla es la última producción que hemos puesto en pie y yo creo que la más arriesgada de mi carrera artística, porque he querido poner en escena y representar nuestro folclore. La idea surgió después de ver la exposición ''Visión de España"de Sorolla, en la que aparecen diferentes regiones de nuestro país y hay incluidos algunos cuadros de danzas. Me pareció una idea perfecta para dar base a un espectáculo en el que representáramos todas las danzas de nuestro país, incluido el flamenco, la danza clásica española, la escuela bolera y el folclore». Ese folclore es un poco la hermana olvidada de la danza española; una disciplina que quizá algunos ven como rancia u obsoleta. Jotas, muñeiras, danzas salmantinas, extremeñas, catalanas o vascas forman parte de ese «Sorolla» del atrevido Antonio Najarro.
No todas las coreografías que ha creado son tan arriesgadas. «El primer espectáculo que creé como director de la compañía fue "Ángeles Caídos", que es una coreografía flamenca muy vanguardista en la que estuvimos contando con artistas invitados e intérpretes del flamenco más actual. Luego vino un segundo espectáculo que llamé "Clásicos de la danza española"en el que recuperamos todo el repertorio del Ballet Nacional de España». Le pregunto si todo esto tan nuestro se entiende bien allende nuestras fronteras. Si desde fuera se puede ver la riqueza de nuestra danza como la sentimos nosotros. «Sinceramente puedo presumir de decir que la danza española se entiende en todo el mundo. Tanto aquí como fuera. Es una danza visceral, una danza que habla del corazón, una danza enérgica, trágica, alegre... Una danza que muestra continuamente el trabajo y la pasión. Y cuando expresas sentimientos y lo haces de verdad, con un trabajo muy fiel y riguroso detrás, el público lo percibe sea de donde sea». Najarro está tan entregado a su trabajo y lo cuenta con tanta emoción que parece que todo fuera un camino de rosas; sin embargo, si relata su trayectoria, no puede evitar hablar de la dureza de la danza y más en las condiciones en las que le ha tocado asumir la dirección del Ballet Nacional. «Puedo presumir de dedicarme a lo que me gusta, pero está siendo duro, no te lo voy a negar. He pillado una de las peores épocas a nivel económico y eso se ve reflejado a la hora de poder crear producciones y ponerlas en funcionamiento». Pero ni la adversidad ha impedido a Najarro poner en marcha proyectos como «Sorolla» y conseguir que una figura del mundo del espectáculo como Franco Dragone, creador y director del Circo del Sol haga toda la puesta en escena «sin cobrarnos absolutamente nada» o recuperar gran parte del vestuario del Ballet Nacional gracias al prestigioso diseñador Nicolas Vaudelet. «Con un mínimo gasto ha surgido un espectáculo maravilloso. O sea que la crisis ha hecho que nuestra mente se ponga en funcionamiento y a lo mejor el espectáculo no hubiera salido igual si hubiéramos tenido una tranquilidad económica como en otras ocasiones».
Le digo que en eso de la economía, los bailarines, por lo de la fecha de caducidad, no deben tener demasiada tranquilidad en ninguna circunstancia, porque digo yo que no ganan lo que los futbolistas o las modelos... «Para nada. Ojalá. Ojalá tuviéramos una remuneración como tiene un futbolista y ojalá que nuestra sociedad se diera cuenta de que la danza española y los intérpretes que hacen posible que esa danza española brille en un escenario lo valorara económicamente como se tiene que valorar, porque realmente somos una de las instituciones que mejor representa la marca España».