La colección de Detroit tiene precio: 900 millones
Al mejor postor puede salir el conjunto de obras que atesora el Instituto de Arte de la ciudad. Una primera estimación de Sotheby's calcula que la venta podría reportar a la institución más de 866 millones de dólares. La entidad sopesa la opción ante la bancarrota de la ciudad
Al mejor postor puede salir el conjunto de obras que atesora el Instituto de Arte de la ciudad
Situado en la zona financiera de Detroit, donde se levanta el centro cultural, la universidad y los barrios residenciales, el Instituto de Artes de Detroit (DIA) presumía de ser uno de los museos más importantes de Estados Unidos con una colección de alrededor de 66.000 piezas. Incluso el propio edificio, diseñado por Paul Philippe Cret y restaurado por Michael Graves, ha sido objeto de estudio, artículos y reseñas en revistas de arquitectura e interiorismo. Todo esto ya pertenece al pasado porque ahora, alrededor del 5 por ciento de su colección, 2.781 piezas de las 66.000 que atesora, podrían ser vendidas para asumir parte de las deudas de la ciudad, entre ellas el pago de las pensiones a los trabajadores públicos de la ciudad, unos 18.000 millones de dólares. Su declaración en bancarrota se hizo oficial el pasado martes. Y la posible venta de los tesoros de este museo es sólo el penúltimo capítulo, no el final, de una de las quiebras históricas de Estados Unidos.
Según los expertos de la casa de subastas Christie's estas casi 3.000 piezas tendrían un valor de entre 452 y 866 millones de dólares, según explica en una carta obtenida por el periódico «Detroit Free Press», firmada por el presidente de Christie's America, Doug Woodham, y enviada al gestor de emergencias de Detroit, Kevyn Orr. Los expertos de esta sala con sede en Nueva York sólo han estimado el 5 por ciento de las piezas museísticas, que son las compradas con fondos públicos. Valorar deshacerse de piezas provenientes de donaciones llevaría al director del museo a pisar un terreno que se antoja bastante resbaladizopor sus consecuencias legales.
En su misiva ofrece cinco alternativas antes de sacar las piezas a subasta:
1) Usar las piezas que son propiedad de la ciudad como bien colateral en un préstamo o línea de crédito. A su juicio «la robustez del mercado de arte global actual junto con el hecho de que la colección contiene piezas de alto valor podría resultar una alianza financiero efectiva».
2) Buscar un museo socio para un alquiler a largo plazo de las piezas propiedad de la ciudad. Sugiere, así, buscar un centro de arte «con grandes recursos económicos y una colección a la que le falten piezas de la calidad que posee la de la ciudad de Detroit».
3) Crear un «fondo de obras maestras» al que puedan acceder los miembros de un consorcio museístico. En este caso, sería una medida «sin precedentes en el mundo del arte, con una entidad que podría generar ingresos para la ciudad y proporcionar una estructura de préstamos a museos en Estados Unidos, esencialmente, se convertiría en un museo de alquiler de obras de arte».
4) Venta y préstamo permanente. «La ciudad tendría que considerar la venta de una o varias piezas de la más alta calidad a un filántropo o consorcio a condición de que acuerden prestar la obra u obras al museo de forma permanente», dice el presidente de Christie's América.
5) Realizar exposiciones itinerantes de determinadas piezas. Según Woodham, «las experiencias previas con sus exposiciones itinerantes no han generado ingresos sustanciales. Son muy costosas, y no es posible que cualquier tour devenga en más de un millón de dólares. De las cinco opciones, ésta debe ser contemplada por quienes tiene el poder de decidir como la menos viable para generar flujos de dinero», escribe Woodham en su último punto de recomendaciones.
La cifra y soluciones aportadas por Christie's pueden sonar a poco a los acreedores si se tiene en cuenta que Detroit les debe 18.000 millones, los cuales ya han barajado la venta de las piezas del museo. Estas medidas «in extremis» pueden sentar un peligroso precedente en el mundo de las donaciones del arte de Estados Unidos, de ahí que sólo se valore vender las piezas adquiridas con fondos públicos debido a problemas legales que podrían acarrear vender obras para pagar las facturas de Detroit, donadas al museo con la intención de que sirviese a la misión educativa y cultural de la institución.
Una fundación caritativa
Mientras las iniciativas se suceden, al juez Gerald Rosen se le acaba el tiempo. Es el mediador que se ha empeñado en salvar una espectacular colección de arte (la de piezas grecorromanas que alberga es única) y busca entre las fundaciones filatrópicas fondos para evitar este fiasco museístico. De esta forma, las instituciones ofrecerían 500 millones de dólares para pagar las pensiones de los funcionarios públicos de Detroit y restaurar los servicios de la ciudad. El museo DIA se establecería como una organización sin ánimo de lucro e independiente de la ciudad. Con esta propuesta se podría salvar la venta de las obras maestras que persiguen los acreedores, que buscan exclusivamente conseguir a toda costa los miles de millones que les debe Detroit.