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Exposiciones
Solimán López, un hombre con una misión: acabar con el miedo al arte del futuro
Con la inteligencia artificial y la biotecnología como aliados, el creador busca relaciones improbables entre el arte, la ciencia, la tecnología y la filosofía

A Solimán López se le puede aplicar aquello de que “nadie es profeta en su tierra”, simplemente, porque “a veces”, señala, “mi tierra no existe”. Su ecosistema va más allá; se mueve entre el arte “new media”, la ecología y el activismo digital.
Ha pasado por el Centro del Carmen de Valencia, IVAM, Ars Santa Mónica de Barcelona, el Matadero madrileño, CAC (Málaga), CEART (Fuenlabrada), la Tabacalera de Alicante o el CAB (Burgos)... Sin embargo, su relación con las galerías españolas, dice, “ha sido bastante extraña”. Su visibilidad internacional y su recorrido nacional no le han concedido, hasta ahora, la oportunidad “de trabajar estrechamente con un galerista en un proyecto común adaptado al público coleccionista”.
Para Solimán López, el futuro del arte será conceptual o no será
Afirma que “la visibilidad de proyectos de arte, ciencia y tecnología se ha reducido a un ámbito muy específico” y que todavía rema fuerte por romper el “rechazo” en los circuitos del arte contemporáneo. “Podría decirse que hay miedo a acceder a este tipo de obras”.
Pese a sentir esa “distancia” e “incomprensión”, sí reconoce López haber logrado con sus proyectos “una gran respuesta social”, además de haber sido “valorados por su innovación”. Lo suyo es una vuelta más a lo que nos han vendido como “arte” durante siglos y generaciones: un glaciar para preservar el legado de la humanidad, un volcán con la solución a la basura espacial o el reconocimiento legal del ADN ambiental para garantizar su conservación.
El artista busca relaciones improbables entre el arte, la ciencia, la tecnología y la filosofía y, cuando lo logra, “saltan por los aires categorías y construcciones culturales”, explicaba con motivo de su presencia en Siroco ARTLAB, donde esta ha presentado la fuerza de todo este ecosistema biodigital con el que lucha por “no caer en la pérdida de valores”.

El artista "new media" y ecoactivista compartía así sus proyectos en el Ártico, los Andes y el Amazonas en un nuevo espacio, en Madrid, en el que el mundo físico y el mundo digital se fusionan para multiplicar las posibilidades creativas del arte y las industrias culturales.
En una era “cada vez más mediada por las máquinas y la automatización de tareas”, señala, “el intelecto, la conceptualización y la consciencia global son elementos básicos para comprender el futuro y respetar a la humanidad como entidad orgánica”.
Su lema es claro: “La tecnología sin consciencia deviene en un arma; con consciencia, deviene en arte”, dice quien vive “obsesionado” con entender las estructuras tecnológicas y sus lenguajes específicos para extraer de ellos poesía.
En su opinión, “en la historia del arte se han explorado recurrentemente diferentes motivos, abordados con diversas estéticas y técnicas. Con la emergencia de nuevas tecnologías, especialmente las vinculadas a la comunicación y creación, ha surgido un nuevo paisaje que merece ser interrogado, diseccionado en capas y analizado críticamente”.
Una inspiración infinita
Y es en ese nueva atmósfera tecnológica en la que Solimán López está dispuesto a investigar: “La inspiración es infinita, ya que la evolución ocurre en tiempo real, por lo cual las posibilidades conceptuales y creativas son enormes”.
El arte digital del este creador es inseparable de su impacto social. “Digamos que existe un proceso científico detrás de la producción de mis obras”, apunta quien arranca los motores de sus trabajos con la intención de “identificar un reto para nuestra sociedad y la humanidad”.
En el momento en el que ese reto ha sido analizado conceptualmente y abordado desde la conjunción “arte-ciencia-tecnología” es cuando “la obra cristaliza”: emplea entonces todos los medios a su alcance para representarla y “acercar esa concepción a la sociedad”. Es el punto en el que “entran más elementos digitales, interactivos, audiovisuales e instalativos”.
“La tecnología se está apropiando de las técnicas de representación”
Pero esa búsqueda del impacto social “no es simplemente una capa añadida”, sino “una motivación en sí misma”, defiende un López que considera que el arte “tiene un poder de cambio fundamental para la sociedad y que ensalza nuestros valores más importantes. Sería una pena perder esa oportunidad creando obras irrelevantes para el bien común”.
Hace ya años que el artista ha abrazo la inteligencia artificial y la biotecnología y es por ello que alerta sobre la “mirada pasiva” que, a veces, adopta la sociedad: “Es muy peligrosa ante la evolución de las nuevas tecnologías. Debemos empoderarnos y asumir un rol de 'propietarios' respecto a las tecnologías más disruptivas, ya que estas representan al colectivo humano y a sus informaciones compartidas en el macrosistema digital”.
Para Solimán López, el futuro del arte será conceptual o no será porque “la tecnología se está apropiando de las técnicas de representación”. ¿Cómo evitarlo?, se pregunta: “Creo que es prácticamente imposible, y que lo que tenemos que hacer es entender que la tecnología es una aliada magnífica para extender las alas de la creación humana”.
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